La carrera armamentística se diversifica. Además de los equipamientos convencionales y nucleares, constantemente renovados y perfeccionados, los autómatas del combate experimentan un desarrollo fulgurante. Pero las máquinas no lo son todo. Entre bastidores, los investigadores trabajan para aumentar el rendimiento del soldado humano, demasiado humano y, por ende, demasiado débil a ojos de los Estados Mayores. ¿A qué precio?
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