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Lenguaje Corporal


 

La comunicación no verbal y la enseñanza de lenguas extranjeras

Roberto Ruiz Cámara  * 
CELEX, UAM-A

 

El lenguaje como vehículo de expresión y comunicación va más allá de las actividades verbales. Es incuestionable que la comunicación oral lo abarca todo o prácticamente todo, de tal suerte que la palabra oral o escrita envuelve los más recónditos pensamientos del ser humano y proyecta las ideas más sutiles del hombre. Pero no todo queda ahí: viene una forma distinta de expresión y comunicación que se ha denominado no verbal.

En un principio, diversos lingüistas la llamaron lenguaje mimético o simplemente mímica; pero semejante denominación quedó corta. La comunicación no verbal es bastante más que eso y ha sobrepasado aún el término teatral de lenguaje o expresión corporal.

La comunicación no verbal tiene que ver con la voz, - que no precisamente con la palabra -  con los tonos, las pausas, los matices, el volumen, la entonación, el ritmo y la cadencia. Es ahí donde radica el verdadero mensaje que se quiere transmitir y de donde surge el encanto arrobador de la expresión o el repudio o rechazo de la frase: no es lo qué se dice; sino cómo se dice. La paralingüística se ocupa de estas cuestiones y ha servido para determinar la forma peculiar de hablar una lengua extranjera. Es de gran ayuda para el estudioso que así podrá imitar acentos y entonaciones peculiares de las lenguas que se propone aprender.

La comunicación no verbal tiene que ver con los gestos y actitudes. Los gestos faciales son altamente expresivos. De hecho, lo dicen todo. Un mohín de disgusto, una amplia sonrisa de aceptación, una expresión gélida y cortante son manifestaciones no verbales más expresivas que mil palabras. En ocasiones la palabra se contrapone al gesto. Éste se lleva el crédito. Los gestos traducen los silencios, traicionan nuestras emociones y son el reflejo de las verdades que contradicen, a veces, nuestras palabras.

En la comunicación sin palabras goza de gran prestigio el contacto visual. La mirada amorosa o tierna, comprensiva o indulgente lo dice todo. Es el contacto visual tan revelador que las personas se cuidan de no mirar profundamente al fondo de los ojos del interlocutor para no comprometerse y dejar al descubierto sus intenciones.

Existe también un elemento, en la expresión sin palabras, que se ha dado en llamar proxémica. Se ocupa de algo que se antoja curioso y singular para nosotros los latinos. Se refiere a la distancia física que habrá de mantenerse entre los interlocutores. Es importante aclararlo en la enseñanza de algunas lenguas extranjeras, en el campo de los aspectos interculturales. Hay ciertas culturas, las llamadas de “no contacto”, que exigen un mayor espacio físico entre los hablantes (norteamericanos, japoneses, ingleses, etc.). Esto corresponde a las reglas sociales de las diversas culturas y ahí habrá que respetar esa costumbre.

En el estudio de lenguas extranjeras los elementos no verbales de la comunicación facilitan considerablemente la interacción humana. Es enorme la gama de posibilidades que tiene el ser humano para comunicarse y con ello nos hace meditar profundamente en los demás seres, en las demás especies que habitan la creación. Estas especies se comunican entre sí y, con el hombre, - sobre todo los mamíferos -, han establecido nexos de comunicación y expresión sorprendentemente notables y maravillosos que nos hace pensar que el lenguaje, verbal y no verbal, es la manifestación más grandiosa e inteligente de los humanos.

 


 *  Licenciado en Letras Francesas. Maestría en Educación por la UVM. Profesor Investigador de tiempo completo UAM-A. Coordinador del eje curricular de francés.