Los antiguos romanos confiaban en los métodos de adivinación como si se tratara de una ciencia. Julio César supo ponerlos a su merced para ayudarse a escalar hasta conseguir el poder absoluto. Esta es su lectura particular de un mundo marcado por los presagios, que pronosticaron hasta su misma muerte.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados