Los estudiantes tienen a su alcance un sinfín de tecnologías que, pese a su complejidad, manejan con facilidad (García-Sánchez, Mirete, & Maquilón, 2013). Esta realidad está produciendo un desarrollo de la competencia digital que está íntimamente vinculada al aprendizaje. Prensky (2011) afirmó que los estudiantes viven en un mundo en el que las tecnologías cambian demasiado rápido, por ello aludió a que desde la educación se debe de promover que los estudiantes aprendan a manejarlas para comprender, para mejorar sus aprendizajes lógicos complejos, para dar respuesta a las necesidades educativas y sociales de la era actual (Rodríguez & Santiago, 2015).
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