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Historia (Santiago)

versión On-line ISSN 0717-7194

Historia (Santiago) v.38 n.1 Santiago jun. 2005

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-71942005000100018 

 

RESEÑAS

CARLOS MÉNDEZ NOTARI, Héroes del Silencio. Los Veteranos de la Guerra del Pacífico (1884-1924). Centro de Estudios Bicentenario, Santiago. 2004, 138 págs.

Uno de los tópicos menos estudiados por la historiografía chilena referida a la Guerra del Pacífico es el relacionado con las consecuencias sociales que provocó, directa o indirectamente, este conflicto bélico. Gran parte de los trabajos dedicados a esta conflagración internacional tienen como punto de partida enfoques militares, diplomáticos, económicos e incluso ideológicos, sin embargo, son escasos los análisis centrados en el profundo impacto que tuvo la guerra tanto en la sociedad chilena como en sus principales actores: los soldados. Intentando revertir esta tendencia, el oficial de Ejército Carlos Méndez Notari nos presenta su libro Héroes del Silencio: Los Veteranos de la Guerra del Pacífico (1884-1924), publicación que recoge la investigación presentada para obtener el grado de Magíster en Historia en la Universidad de Santiago de Chile.

Su objetivo principal se centra en rescatar la figura del "veterano del 79" y estudiar su reinserción social y laboral en el mundo civil una vez que volvió del campo de batalla. El autor postula que más allá de la heterogénea composición social de los cuerpos armados, el calificativo de `veterano' puede ser considerado como una categoría identitaria válida para todos aquellos que participaron del conflicto bélico, ya fuera como soldados u oficiales o bien entregando sus conocimientos profesionales en actividades complementarias de las operaciones de guerra.

Para la realización de este trabajo el autor revisó, entre otras fuentes, la documentación existente en los archivos del Ejército, de la Escuela Militar y del Obispado Castrense, la que complementó con información aparecida en la prensa. Tuvo también acceso a lo archivos que aún conservan los Círculos de Veteranos de Valparaíso y Copiapó y entrevistó a algunos familiares de combatientes de la Guerra del Pacífico.

El libro está dividido en cuatro capítulos. En el primero de ellos se pretende caracterizar a los veteranos de la guerra y describir sus principales preocupaciones una vez que dejaron atrás el período en el que sirvieron al país empuñando las armas. Basándose en el Álbum de inválidos de la Guerra del Pacífico, Carlos Méndez procede a realizar una somera caracterización del contingente movilizado de acuerdo a su procedencia geográfica, edad, estado civil, grado de alfabetización y ocupación anterior. Esta valiosa fuente contiene las fichas médicas, incluidas fotografías, de 172 militares que resultaron inválidos en combate, adjuntando el presupuesto del tratamiento a que debían ser sometidos para lograr su rehabilitación. Si bien consideramos un acierto el rescate de esta importante pieza documental, como registro científico de una de las consecuencias humanas más lamentables del conflicto, es pertinente tomar distancia de las conclusiones que el autor presenta a partir de ella. Aun cuando la información pueda ser estadísticamente representativa, no podemos olvidar que tan solo se estudian los antecedentes de menos del 0,5% del universo total de soldados que fueron movilizados con motivo de la guerra.

Más adelante, se analizan las problemáticas a las que se vieron enfrentados los veteranos una vez que finalizó el conflicto. Mientras un número no menor se asentó en el norte desempeñando diversas funciones en oficinas salitreras, quienes regresaban a la zona central vivirían en medio de frecuentes dificultades económicas que condicionarían sus demandas reivindicativas ante el Estado chileno.

Si los familiares de aquellos soldados que habían fallecido en campaña y los veteranos que habían quedado inválidos a consecuencia de la guerra consideraban exiguas las pensiones que recibían, mucho más apremiante era la situación de los combatientes licenciados que no lograban reinsertarse con éxito en el mundo laboral. Por más que la condición de `veteranos del 79' los hiciera distinguibles socialmente al proporcionarles cierta identidad de grupo, tal característica no les aseguraría un mejor porvenir económico ni para ellos ni para sus familias. Tanto la forma en que el Estado acogió estas demandas, como la manera en que los propios veteranos se organizaron para paliar sus necesidades, son abordadas simultáneamente en los capítulos II y III. A nuestro juicio, una mejor comprensión del tema aconsejaba agrupar dichos contenidos en un solo apartado que vinculara de mejor manera requerimientos y soluciones.

En la descripción de las instituciones que creó el Estado para atender las exigencias de los soldados y sus familias, el autor es deudor casi exclusivo de la información recopilada por Sergio Rodríguez Rautcher en La Problemática del soldado durante la Guerra del Pacífico, lo que queda en evidencia al constatar la reiteración de sus imprecisiones. Señalar que la Sociedad Protectora de Valparaíso, establecida en diciembre de 1879, fue la primera institución que se organizó en el país para prestar apoyo a las viudas, huérfanos y soldados que lo requiriesen, y que a partir de ella se fundaron "otras similares en Santiago, Talca y La Serena" es una de las inexactitudes que contiene la obra (pág. 47). La primera Sociedad Protectora tuvo como gestor intelectual a Benjamín Vicuña Mackenna y celebró su primera reunión a mediados de mayo de 1879 en Santiago. La de Valparaíso, fundada tan solo unas semanas después que la de la capital y en estrecha relación con ella, llevó en un primer momento el nombre de "Sociedad Arturo Prat", en honor al héroe de Iquique.

Imprecisiones aparte, nos parece interesante el estudio que el autor realiza de las asociaciones y mutuales que crearon los veteranos para prestar auxilio a los ex combatientes que lo requiriesen y canalizar sus demandas ante las autoridades estatales. El Círculo de Veteranos del 79, la Sociedad de Veteranos del 79, la Sociedad Defensores de Chile y otras organizaciones de similar tenor surgidas en provincias, tuvieron como denominador común la generación de recursos tendientes a solventar algunos gastos básicos de veteranos en precaria situación económica. En general, su estructura interna tendía a reproducir el carácter jerárquico de los cuerpos armados y no eran infrecuentes, como actividad complementaria, los llamados a recibir reinstrucción militar. Aun cuando la descripción de estas asociaciones nos parece conveniente, sostenemos que se pudo haber profundizado en las vinculaciones externas de estas organizaciones, como por ejemplo con el activo movimiento mutual de la época.

En el capítulo IV se aborda someramente la complementaria relación entre el Ejército y la Iglesia durante la Guerra del Pacífico. Mientras que en el campo de batalla dicha unión se manifestó de manera evidente a través de la presencia de capellanes castrenses que auxiliaban espiritualmente a las tropas, en las ciudades se expresó a través de la creación y administración, por parte de eclesiásticos, de hospitales y casas de convalecientes para atender a los soldados que regresaban heridos o inválidos de la campaña. Las casas de huérfanos, como el Asilo de la Patria de Nuestra Señora del Carmen y el Asilo de la Purísima, en las que se les brindaba alojamiento, alimentación e instrucción a los hijos de los combatientes que habían fallecido en actos de servicio, solo reciben una breve mención, sin detallar las problemáticas y desafíos que debieron enfrentar estas instituciones. En el caso específico del Asilo de la Patria, dichas dificultades terminarían decretando su cierre definitivo tras el retiro de la subvención estatal.

A pesar de no recoger parte de la bibliografía extranjera que ha estudiado fenómenos similares y de estar estructurado de manera poco conveniente, nos parece que el libro avanza en terrenos poco explorados por la historiografía nacional, radicando allí su mayor virtud. Por ello, más que constituir un trabajo definitivo en su ámbito, debe ser ponderado como un antecedente a considerar en futuras investigaciones.

DAVID HOME VALENZUELA