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Atenea (Concepción)

versión On-line ISSN 0718-0462

Atenea (Concepc.)  no.512 Concepción dic. 2015

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622015000200006 

 

ARTICULOS

El "Golpe Generacional" y la Secretaría Nacional de la Juventud: purga, disciplinamiento y resocialización de las identidades juveniles bajo Pinochet (1973-1980)*

The "Generational Putsch" and the National youth Office: Purge, disciplining and resocialization of youth identities under Pinochet (1973-1980)

 

Yanko González**

** Doctor en Antropologia, profesor e investigador del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile. Av. Los Robles s/n, Campus Isla Teja, Valdivia, Chile. Correo electrónico: ygonzale@uach.cl


RESUMEN

El presente trabajo tiene como problema de estudio los procesos de producción y reproducción de las identidades juveniles en Chile desde la instalación de la dictadura militar (1973) hasta la autolegitimación constitucional del régimen de Augusto Pino-, chet en 1980. El artículo sostiene que dicho lapso está signado por el repliegue, persecución y desmantelamiento del grueso de las identidades y culturas juveniles presentes en el país hasta ese momento, así como también por la producción vertical de identidades juveniles disciplinadas y resocializadas a través del primer organismo estatal dedicado sectorial y exclusivamente a la juventud en la historia del país: la Secretaría Nacional de la Juventud. El estudio reconstruye, desde la memoria biográfica y diversas fuentes escritas, los hitos expresivos del alcance e impacto identitario de esta agencia en las y los jóvenes, postulando que este organismo fungirá como instrumento axial de adoctrinamiento y argamasa identitaria juvenil de orden (sub)cultural.

Palabras clave: Juventud chilena, historia de la juventud, golpe generacional, culturas juveniles en dictadura, Secretaría Nacional de la Juventud.


ABSTRACT

This work's research problem proposes the study of the processes of production and reproduction of youth identities in Chile from the installation of the military dictatorship (1973) up to the constitutional self-legitimation of the regime of Augusto Pinochet in 1980. The article argues that this period is not only marked by the withdrawal, persecution and dismantling of the bulk of youth identities and cultures present in the country up until that time but also by the vertical production of disciplined and resocialized youth identities by the first government agency dedicated specifically to the youth in the country's history, the Secretaría Nacional de la Juventud (National Youth Office). Analyzing biographical memory and various written sources, the study reconstructs the expressive milestones of the coverage and the identity impact of this institution on young people, arguing that this (sub)cultural organization would serve as an axial instrument of indoctrination and as an youth identity base.

Keywords: Chilean youth, history of youth cultures, generational putsch, youth cultures under Pinochet's dictatorship, National Youth Office.


 

I. INTRODUCCIÓN. REPLIEGUE, DESARTICULACIONES Y ARTICULACIONES IDENTITARIAS JUVENILES

HASTA EL GOLPE DE Estado de 1973 las identidades juveniles en Chile habían atravesado un largo camino de democratización, comple-jización y diversificación. El trayecto arranca en los albores del siglo XX con el nacimiento de la juventud como nuevo actor social (Salazar y Pinto, 2002; González, 2002), pasando por la génesis de las primeras culturas juveniles en la década del '50 -fundamentalmente "Coléricos", "Car-lotos" y "Rocanroleros" (González, 2011), hasta la diversificación y multiplicación de éstas, con la emergencia, hacia mediados de la década del '60, de las microculturas A Go-Go's/Beats, Sicodélic@s/Hippies (Barr-Melej, 2009) y la "juvenilización" de los partidos políticos adultos a través de la autonomización de movimientos y juventudes políticas de derecha y, especialmente, de izquierda. Estas últimas conformarán verdaderas "culturas juveniles revolucionarias", logrando incorporar a sectores medios y a amplios sectores subalternos. Proceso que será amplificado con la expansión de la matricula educativa, el inicio de la Reforma Universitaria en 1967 y por la naciente industria cultural segmentada -o teenager market—: moda, música, bailes, revistas y programas de televisión, exclusivamente juveniles (González y Feixa, 2013). Todo ello enmarcado en una dramaturgia identitaria ligada a la consecución y lucha por transformaciones sociopolíticas y económicas, por territorios públicos "liberados"1; el surgimiento de nuevos espacios segregados generacionalmente -contraculturales, de ocio u holganza— como "peñas" o discotecas; la participación de las muchachas en Club de Fans ("calcetineras") y la creación a lo largo del país de bandas de rock o ligadas a la Nueva Canción Chilena, que descentralizan territorialmente estas nuevas adscripciones juveniles.

En síntesis, hasta el 11 de septiembre de 1973 asistimos a una fase que podemos distinguir como de suma "pluralización identitaria juvenil" en términos de género, clase y territorio, el que tendrá una inflexión sustantiva durante la primera década de la dictadura militar. En efecto, según se colige de la abultada investigación sociohistórica y cultural sobre los primeros años de la dictadura, se puede sostener que tras el Golpe de Estado se fracturan y desaparecen la mayor parte de las instancias de sociabilidad y formación identitaria juvenil. En esta, la etapa "reactiva" y refundacional de la dictadura (Rivera, 1983), se desmoviliza y desarticula toda forma de organización social, cultural y política (Garretón, 1984), se queman y censuran libros y filmes, se prohíbe un gran número de medios de comunicación y se interviene y reduce gran parte de la industria musical segmentada juvenil (cf. Brunner, 1981; Catalán y Munizaga, 1986). A su vez, bajo la Doctrina de Seguridad Nacional se construye al "enemigo interno" —todo vestigio del orden anterior—, institucionalizando el terrorismo de Estado con la creación de la DINA —1974— y, posteriormente, con la CNI —1977—. El proyecto de "democracia protegida y autoritaria" y su "identidad coercitiva" (Huneeus, 2000) enarbola los asesinatos, la tortura, la represión y la "resocialización" (Valdivia, 2010) para disciplinar las energías contestatarias e insurreccionales de miles de jóvenes.

Pese a que la dictadura militar impone una operación planificada de persecución, punición y "depuración de elementos indeseables" del grueso de las identidades y culturas juveniles presentes en el país hasta 1973, los estudios específicos sobre juventud referidos a los primeros años de la dictadura presentan vacíos sociohistóricos importantes para entender la diversidad y complejidad de la producción y reproducción identitaria juvenil. Gran parte del conocimiento acumulado se prende de las investigaciones realizadas en la última fase de la dictadura en el contexto del Año Internacional de la Juventud (1985) y las protestas masivas contra el gobierno autoritario. La atención fundamental de estos estudios se centra en rediagnosticar las respuestas alternativas de la juventud en el contexto de la represión, exclusión sico-social, política y económica, focalizándose en las llamadas "juventudes urbano-populares" y, en menor medida, en los colectivos estudiantiles universitarios, ya en su acción política, ya en su acción cultural (v. gr. estudios compilados por Agurto et al., 1985). El problema que surge a la luz del conjunto de estos valiosos aportes es la atención prioritaria en algunas versiones identitarias juveniles (situados, además, solo en la metrópolis de Santiago), homogeneizando en parte al sujeto juvenil de este momento.

En este contexto, poco se sabe sobre una variante activa de las juventudes ideológicamente "leales" e integradas a la dictadura desde los primeros días del régimen militar con la creación de la Secretaría Nacional de la Juventud de la mano del Movimiento Gremial. El "gremialismo" —nacido entre los años 1965 y 1966 en la Escuela de Derecho y Economía de la Universidad Católica—, de cariz corporativista, inspiración católica tradicionalista, fundante de una "derecha ofensiva" y tenaz opositora a la Reforma Universitaria y al gobierno de Allende, permeará casi sin contrapesos tanto las políticas de Estado en materia juvenil, como la elaboración de las representaciones y acciones sobre el sujeto joven que la dictadura se apropia e impone: desde su disciplinamiento, "higienización" y apoliticidad (partidaria), hasta el rol protagónico y "patriótico" en la "reconstrucción nacional" y la extirpación del "cáncer marxista" que se le asigna. De este modo, la Secretaría Nacional de la Juventud, como orgánica "espejo" del gremialismo, fungirá como uno de los primeros articuladores identitarios de las y los jóvenes una vez acaecido el golpe de Estado.

No obstante, dicha repartición estatal y sus juventudes adeptas contienen un repertorio de matices empíricos y conceptuales que necesitan ser examinados, habida cuenta de importantes vacíos en relación al impacto, relevancia y significado de estos colectivos en el desarrollo de las identidades juveniles en la sociedad chilena. Vacíos que se asientan en la insuficiente atención investigativa que han tenido las y los jóvenes "fidelizados" por esta agencia y las fuentes —en su mayoría escritas y gubernamentales, además de exiguas y fragmentarias2— que hasta ahora han sido utilizadas para abordarlas.

II. "GOLPE GENERACIONAL" Y DISCIPLINAMIENTO JUVENIL

"Chile, eres tú, / Chile, bandera y juventud/ sigamos con nuestro porvenir con Chile eres tú// (...) Joven y trabajador/ son la luz del nuevo amanecer / en él se unieron con amor / el fuego de la libertad". Estos versos musica-lizados del poeta Braulio Arenas son el estribillo de lo que fungiera como "himno" de la dictadura militar en los primeros años de producido el golpe de Estado. El encargo al poeta por parte del aparato comunicacional de la Junta de Gobierno parece evidente: urgía instalar un discurso pro-juvenil que capitalizara velozmente la adhesión activa de las y los jóvenes que habían sobrevivido (política y existencialmente) al golpe de Estado o que directamente se hubiesen situado en las antípodas del gobierno de Allende. "Chile eres tú" sintetiza lo que la Junta proclama y realiza desde las primeras semanas de perpetrado el golpe: situar a la juventud en una posición institucional nunca antes alcanzada al interior del Estado, creando para ello el 28 de octubre de 1973 la Secretaría Nacional de la Juventud (en adelante SNJ). Si bien el Estado chileno venía progresivamente poniendo atención y promoviendo algunas políticas generales que impactaban al mundo juvenil, éstas no eran específicas, ni se articulaban en una orgánica institucionalizada activa y focalizada3. La rápida creación de la SNJ en pleno período de "guerra interna" e inestabilidad decisional —antes, incluso, de la elaboración y promulgación en marzo de 1974 de la "Declaración de Principios del Gobierno de Chile"-, expresa la avanzada claridad estratégica de centrar en las y los jóvenes una intervención planificada tanto de persuasión y fidelización, como de coerción y coacción para construir una base social de apoyo juvenil fiel a la dictadura y a los principios que originaron el golpe de Estado.


Jóvenes pertenecientes a la SNJ en homenaje a la bandera. Fuente: Boletín
Informativo Secretaría Nacional de la Juventud,
número especial, 10 julio 1975, p. 10.

Tanto los dos valiosos trabajos específicos publicados hasta el momento sobre el SNJ (cf. Luco y Pascal, 1990 y Rivera, 2007), así como los estudios de historia política sobre la derecha o el régimen de Pinochet que han abordado dicha repartición pública (Huneeus, 2000; Valdivia, Álvarez y Pinto, 2006; Valdivia, 2010), coinciden en señalar que la dictadura se propuso construir un régimen "parcialmente" excluyente, contando para ello con el sustento explícito no sólo de los sectores militares, empresariales y la pequeña burguesía, sino también de amplios sectores populares. Se trataba de derrotar no sólo militarmente a la Unidad Popular, sino también subyugarla política, valórica e ideológicamente. Para ello, y al interior de la Secretaría General de Gobierno, se creó una institucionalidad dependiente de la Dirección de Organizaciones Sociales, como la Secretaría Nacional de la Mujer (en rigor esta Secretaría se refundó), de los Gremios, de Relaciones Culturales, Instituto Diego Portales y Secretaría Nacional de la Juventud4, que buscaba movilizar y organizar a la sociedad civil para proporcionar legitimidad al nuevo régimen -los radicales cambios de su "contrarrevolución"- y posibilitar la prolongación del mismo.

Así, parece claro que tanto las "anticipadas" políticas de juventud cristalizadas en el SNJ y la temprana proliferación de discursos gubernamentales pro-juveniles encuentran una razón cardinal: la idea de un apoyo civil y, especialmente, juvenil a una dictadura militar se venía incubando en forma previa por parte del Movimiento Gremial. Ideas que de la mano de su principal líder, el abogado ultracatólico -y para entonces aún corporativista y filo-franquista (Cristi, 2000; Gazmuri, 2013)- Jaime Guzmán, la Junta Militar materializa y se apropia de inmediato. Si bien Guzmán no fue parte de la burocracia gubernamental, ejerció su influencia a través de múltiples asesorías a la Junta de Gobierno a través del Jefe del Estado Mayor Presidencial entre los años 1974 y 1979 y se convertirá en el principal redactor de los discursos de Pinochet y, finalmente, en uno de los ideólogos fundamentales de la arquitectura política e ideológica del régimen (configurando desde la "Declaración de Principios del Gobierno" hasta la "Democracia Protegida" y "Autoritaria" consagrada en la Constitución Política de 1980). De esta manera, el líder gremialista pautea lo que le parece prioritario instalar material y discursivamente en los primeros días del régimen: la "predilección por la juventud", característica fundamental, según Rosario Guzmán, de su hermano Jaime (Guzmán, 2008, p. 195). En su minuta dirigida a la Junta de Gobierno, donde propicia la creación del SNJ, Guzmán enfatiza: "[Se debe ofrecer] a la juventud una gran tarea: hacer de Chile una gran nación [...]. Por ello, es menester ir dotando al Gobierno de un contenido de ideas cada vez más completo y orgánico, dentro de la perspectiva nacionalista, realista y pragmática que caracteriza al actual régimen. [...] la Secretaría de la Juventud tendría por objetivo transformar el apoyo juvenil en un apoyo que dé vigor intelectual al régimen y acentúe el carácter militante de la reconstrucción nacional"5. A la recomendación de la creación de la SNJ le sucede la inserción de la mayor parte de los dirigentes y militantes gremialistas en la conducción del nuevo organismo6, concentrando casi toda la energía política de su movimiento en el trabajo con la juventud, lo que se avizora como el afán de crear una fuerza hegemónica cuando los militares dejaran el poder.


J. Guzmán

Pero ¿quiénes eran desde el punto de vista identitario juvenil y político este colectivo que asume tan relevante tarea? Javier Leturia, partícipe de la fundación de la SNJ como director nacional de Organizaciones y posteriormente secretario nacional del Frente de Juventudes de Unidad Nacional, es quizás uno de los epónimos generacionales más relevantes del gremialismo antes del golpe de Estado y hasta fines de la década de los '70 (y sobre el cual volveremos más adelante7). Él nos sintetiza la respuesta en su Relato de Vida:

Nosotros [gremialistas] éramos los más ordenaditos, éramos los que no eran hippies, los que no eran de izquierda, los que no eran marihuaneros. Yo te diría que eran gente participativa. Por eso se recogía mucho al que había sido dirigente en sus colegios, [en] Centros de Alumnos, de boy scout, de los movimientos religiosos (...). Nosotros éramos abiertamente golpistas. Sacamos un manifiesto en el diario que decía: 'A una nueva institucionalidad a través de la renuncia de Allende'8 (...), lo que decíamos era que la crisis era irremontable y que la única solución era que las fuerzas armadas asumieran el control del país. Ese manifiesto lo hicimos como universitarios, lo firmamos la Federación de Estudiantes de la Católica de Santiago y de Valparaíso, que eran las dos que presidía el gremialismo. Te diría que desde que salió Allende, muchos ya fueron golpistas. O sea, no íbamos a aceptar que este país cayera en el comunismo.

Aunque el papel de Guzmán y sus partidarios en los procesos de fidelización y fascistización -en rigor franquización- de las identidades juveniles en el país merece un tratamiento específico (de sobremanera con la creación del Frente de Juventudes de Unidad Nacional y las "liturgias" cívico-militares ejecutadas en el cerro Chacarillas desde 1975 y hasta 1980), resulta importante destacar algunos postulados que el gremialismo entroniza embrionariamente en el régimen. Estos principios apuntan a erigir las primeras representaciones y modelos sobre lo juvenil en dictadura, depuradas de lo que se concibe ya en los primeros discursos públicos como "depravación, excesos y orgías" (Leigh, 1973, p. 8); "rebeldía sin destino", "loca y estéril carrera de destrucción", del "marxismo, la politiquería y demagogia partidista" y "la decadencia" (Pinochet, 1974b, pp. 14-15). A la depuración y definición del nuevo arquetipo juvenil se acompaña una purga generacional: la "reconstrucción" del país y la propia perpetuación del modelo se dejarían en manos de "la savia más limpia de las nuevas generaciones" (Leigh, op. cit., p. 12), la de jóvenes "impregnados con los valores del cristianismo, del amor a la Patria, el esfuerzo y la creación personal" (Mensaje Presidencial 1974-1975, 1975a, p. 105), coherentes con la "concepción cristiana y nacionalista, base de la nueva institucionalidad (Pinochet, 1974b, p. 15). Postulados que caen en un terreno abonado, habida cuenta de la aversión que los militares tienen hacia las viejas y nuevas generaciones políticas de corte "tradicional" -a las cuales responsabilizan de conducir al país al "abismo de la esclavitud comunista" (Pinochet, 1974b, p. 8)- y, por otro, al visualizar a las generaciones jóvenes como naturales y potenciales adherentes a su propuesta de futuro al no tener amarras con el pasado. Así lo reitera el mismo general Pinochet en el teatro Palace de Punta Arenas el 7 de agosto de 1975: "El gobierno lo único que exige y pide a los jóvenes de Chile es estudiar; prepararse para ser capaces de tomar los destinos del país cuando llegue el momento que el gobierno actual se los entregue a ustedes, porque no lo recibirán los políticos" (Pinochet, 1975b, p. 2). número especial, 10 julio 1975, p. 12.


A. Pinochet saluda a los jóvenes.
Fuente: Boletín Informativo
Secretaria Nacional de la Juventud,
número especial, 10 julio 1975, p. 12

Entre tanto, cientos de jóvenes habían desaparecido, eran asesinados, espiados9 o atropellados en sus derechos fundamentales, corporeizándose finalmente un "golpe generacional" conducido por las y los jóvenes gremialistas, valiéndose de las fuerzas armadas a partir de "la voluntad del Supremo Gobierno en el sentido de asignarle a la juventud un lugar de vanguardia en la construcción de la nueva institucionalidad" (Secretaría Nacional de la Juventud, 1984, p. 1).

La apropiación castrense del discurso "pro-juvenil" gremialista se materializó desde los primeros meses de acaecido el Golpe de Estado. Así, se imponen férreos controles a las expresiones culturales y contraculturales de estos actores -un eficaz "golpe estético-cultural" (Errázuriz y Leiva, 2012)-, restringiendo sus libertades políticas, públicas e individuales. Al mismo tiempo, se limitan y vigilan sus espacios de ocio y holganza -operados vía el "estado de sitio", "toques de queda" y allanamientos- y se uniforman verticalmente sus estéticas y estilos de vida, constriñendo agudamente sus manifestaciones y producciones simbólicas (entre muchas, el blanqueo de murallas y murales). De este modo, las Fuerzas Armadas y de Seguridad fabricaron, sin mayor dificultad, los aspectos expresivos del nuevo arquetipo juvenil: al fin y al cabo esa era una de sus principales tareas históricas, la de disciplinar cuerpos, en el sentido de Foucault (1997). Consecuentemente, una de las acciones más significativas fue la purga del "Estilo" -como "comunicación intencional" y "práctica significante" (Hebdige, 2002)- de toda expresión estética y cultural juvenil divergente al modelo. Así, la imagen (vestimenta, accesorios, usos del bello y del cabello, etc.), conducta (posturas, proxémica, formas de caminar), lenguaje (argot y modos de expresión lingüísticas) y "performatividad subcultural" (Klein, 2005) fueron uniformadas e higienizadas ocupando distintos dispositivos institucionales. Ejemplar en esta empresa fue la "Operación corte de pelo y barba", llevada a cabo por los militares en todo el país. El 12 de octubre de 1973 el periódico El Correo de Valdivia muestra una gran fotografía de un grupo de militares junto a lo que parece un desfile de jóvenes en la costanera fluvial de la ciudad. El pie de fotografía lo explica todo: "Infantes de Marina hacen trotar a jóvenes que pololeaban en horas de estudio en Avenida Costanera. Asimismo, les recomendaron cortarse el pelo" (p. 1). En esta dirección, lo que el régimen de Pinochet corta a través del cabello es, en gran medida, el núcleo expresivo y plural de las identidades juveniles emergidas hasta septiembre de 1973 (González, 2010), de tal modo que, finalmente, en la larga "guerra de las melenas" (véase nota 1 ) vence la juventud católica y conservadora ("corta-melenas") con las armas -y las tijeras- de la dictadura. Más allá y mientras la "Operación Corte de Pelo" se imponía a través de diversos procedimientos, simultáneamente se ponen en marcha los programas y acciones del SNJ en todo el país. El objetivo no era simplemente el de disciplinar los cuerpos, sino también reeducar y disciplinar las conciencias.

III. RESOCIALIZACIÓN & PERSUASIÓN: LA SECRETARÍA NACIONAL DE LA JUVENTUD

Soy un viejo soldado que comprende el valor que tiene nuestra juventud (...). Deseo que la juventud chilena día a día vaya formando un solo bloque monolítico. (...) Ustedes tienen que ser un solo bloque pensando en 5 letras C-H-I-L-E. (Augusto Pinochet, 1975c:2).

"Establecer una comunicación efectiva y permanente entre las autoridades de gobierno (...) y los jóvenes" y "Procurar la unidad de la juventud chilena en torno a tareas y actividades en bien de la nación y la comunidad", rezaba la misión del SNJ (Secretaría Nacional de la Juventud, 1984, p. 4). Aunque en su ambigua generalidad dicha misión abarcaba lo que con firmeza los miembros de la Junta pregonaban basados en los primeros postulados de Guzmán, dicho organismo emprendió, con la misma celeridad que fue creado, un conjunto de acciones profusamente amplificadas por el régimen y, según las fuentes oficiales, de enorme impacto en las y los jóvenes en todo el territorio nacional. El repertorio es amplio y aparecen publicitados en los boletines y en la revista institucional de la SNJ (Juventud, publicada con regularidad desde abril de 1975) y en los primeros informes y arqueos gubernamentales. A medida que la SNJ comienza a fortalecer su musculatura institucional, su labor aumenta. Hacia 1975 esta repartición conforma las siguientes Direcciones: Organizaciones Juveniles; Departamento Programas y Actividades; Comunicaciones; Capacitación, y Dirección Administrativa; e implementa y define las funciones de las Secretarías Regionales, Provinciales, Comunales y Vecinales de la Juventud (Pinochet, 1975a, pp. 105-111). De este modo, a partir del citado año, emerge una multiplicidad de acciones y programas que tendrán continuidad hasta entrada la década del '80 y que se centrarán muy especialmente en el deporte y la recreación (campeonatos deportivos nacionales, interescolares y universitarios, campamentos de verano, carnavales, fiestas de la primavera y de la canción); clientelismo y adoctrinamiento (creación del Día Nacional de la Juventud y del Premio "Luis Cruz Martínez", creación del Instituto Diego Portales, preuniversitarios, jornadas de capacitación y formación); y de organización, ayuda social y relaciones internacionales (participación en Congresos de la Juventud, invitación de jóvenes latinoamericanos al país, asesorías internacionales sectoriales -particularmente con España-, Campañas de Invierno, organización de congresos juveniles vecinales, congresos nacionales de estudiantes secundarios y de profesionales jóvenes).


Jóvenes participando en actividades de verano. Fuente: Boletín Informativo
Secretaría Nacional de la Juventud,
número especial, 10 julio 1975, p. 12.

Como dijéramos, el repertorio es numeroso, sin embargo, el alcance e impacto identitario de estas acciones gubernamentales en las y los jóvenes que participaron -y las posibilitaron- resultan parcialmente conocidos. Sabemos más de la perspectiva comunicacional "oficial" en cuanto a los fundamentos discursivos y de gestión de su proyecto de resocialización juvenil que de los alcances efectivos de su accionar en términos de clase, género, territorio y, de sobremanera, sobre su anclaje en las subjetividades de los actores involucrados. Por ello, abordaremos desde la biografía (Historia y Relatos de Vida) algunas de las acciones de la SNJ que suponen una huella mayor en la memoria de algunos jóvenes que tuvieron participación directa en esta repartición, tanto en la capital del país (Santiago) como en algunas ciudades regionales intermedias10.

Bernarda Labra, soltera, madre de dos hijos y profesora de educación básica, nace en 1960 en la comuna de Estación Central (Santiago), donde ha vivido hasta ahora y en la cual es una destacada dirigente poblacional del partido UDI (Unión Demócrata Independiente), fundado por Jaime Guzmán y el gremialismo. Hija de una "trabajadora textil y sindicalista" y de un "padre ausente", su biografía juvenil ("te hablo de los 14 [años] en adelante (...) hasta los 24 años, es decir, del '74 al '84"), fue marcada por su rol como dirigente estudiantil mientras cursaba su educación secundaria y por su activa participación en la SNJ ("para mí fue un período de lo más lindo, lo más enriquecedor, por el trabajo político y por el trabajo social"). Su Historia de Vida resulta axial en la medida en que no sólo su propia trayectoria biográfica como joven la experimenta desde y a partir de sus labores en la SNJ, sino que la construye desde los sectores subalternos y desde las bases de esta agencia gubernamental. Cuestión crucial, por cuanto las fuentes oficiales y los medios de comunicación nutridos por éstas ensombrecieron sistemáticamente a estos actores, concentrándose en los discursos y declaraciones institucionales de sus dirigentes más conspicuos. El conocimiento de Bernarda sobre el funcionamiento interno del SNJ, más allá de los organigramas oficiales publicitados, es profundo, al igual que sus recuerdos sobre las actividades comprometidas y realizadas por el organismo.

Se trabajaba comunalmente, entonces nosotros aplicábamos la misma organización que había a nivel nacional, al regional y comunal. En cada nivel había un secretario, que era el que estaba a cargo. Y de ahí tenías todos los estamentos (...). En las comunas los Alcaldes -como eran todos designados- tomaban la Oficina Comunal de la Juventud [y] apoyaban mucho la labor. (...) Yo partí en la SNJ de Quinta Normal, después me fui a Pudahuel, después estuve un tiempo en Ñuñoa. Después me hicieron hacerme cargo de Cerro Navia (.) y terminé en la Secretaría Regional de Santiago. Los de planta de la SNJ -los Secretarios Regionales por ejemplo- eran pagados. Pero nosotros, todo era voluntariado. [En cuanto a la incorporación de jóvenes] llegaban solos, porque había tantas actividades (.). Te inscribías y en tu Comuna tenían una nómina de todas las personas y se les daba una simple tarjetita que era un número de la Secretaría [Nacional] de la Juventud. Teníamos una sede y ahí estábamos reunidos todos los días.

Como se aprecia, la orgánica se ramifica territorialmente con rapidez, apoyada en gran medida por los municipios y sus alcaldes designados. La entidad, aunque -colegimos- feble presupuestariamente, engrosa su estructura por una activa movilización de voluntarios que "canalizan" las energías sociales juveniles a través de múltiples actividades que intervienen tanto el tiempo libre como el tiempo disponible de las y los jóvenes. Se trata de direccionar y copar dichas energías a través de la saturación de la oferta recreativa y festiva. De ahí que el organismo revitaliza con ahínco los campeonatos deportivos, las Fiestas de la Primavera y Festivales de la Canción, que redoblan los esfuerzos de disciplinar los cuerpos e higienizar los tiempos de experimentación juvenil, agregando -en la inversión ritual- algo de policromía en un país grisáceo y uniforme por la pátina militar. Al respecto Bernarda nos relata:

[La SNJ fue] súper importante, porque era donde nosotros canalizábamos todo, las problemáticas de los jóvenes, (...) las organizaciones que nacían y no sabían cómo seguir desarrollándose, cómo postular a Fondos [de recursos]. [También] participamos mucho de las Fiestas de la Primavera, donde estaba una reina por Comuna y de repente una hasta por Junta de Vecinos. (...) Eran muchos, muchos jóvenes, miles. Candidatas a reina de todas las regiones, todas (...). Teníamos muchas actividades, eran demasiadas. Pero no hablábamos de política. Nosotros hablábamos de lo que los jóvenes querían y de lo que querían hacer, actividades deportivas: hacíamos unas olimpiadas en el Parque O'Higgins espectaculares.

Uno de los efectos buscados por el SNJ a través de la multiplicación de actividades y programas dirigidos al mundo juvenil, es la sustitución total de cualquier espacio de sociabilidad contracultural o subcultural por una oferta "sana" e higienizada de toda "mácula" político-partidista. Ello resulta central en varias de las narrativas biográficas y tiene una importancia cardinal en las estrategias ulteriores de adoctrinamiento por parte de esta agencia gubernamental.

Javier Vera Jünemann se integró de manera fundacional al trabajo de la SNJ en Valdivia. Nacido en 1954, fue estudiante de Ingeniería Forestal en la Universidad Austral de Chile -ingresa en 1972- y dirigente gremialista. Producido el golpe de Estado se convertirá en el artífice de la instalación de la SNJ en la Provincia de Valdivia y en casi todo el sur de Chile. Vera sintetiza, en su Relato de Vida, los objetivos de muchas de las actividades de la SNJ que buscan claramente redireccionar las prácticas juveniles a través de la resocialización:

Esencialmente la Secretaría de la Juventud lo que hizo fue guiar la participación preferentemente en actividades sociales. Yo recuerdo todo el tema de la fiesta de la primavera, por ejemplo. Se trata de llenar el vacío que se iba generando después de 2 ó 3 años donde la juventud fue movilizada por los partidos políticos, a ese tipo de cosas. La idea era cómo manejar esa energía juvenil y conducirla al tema cultural, deportivo, al tema social.

Abogado, de "padre agricultor y madre dueña de casa", nacido en Viña del Mar en 1950, Rubén Urteaga es un destacado militante político de derecha (Renovación Nacional) y otrora dirigente y partícipe de las actividades de la SNJ. En su Relato de Vida Rubén explicita estos objetivos del organismo, que fueron traspasados ideológicamente -como veremos- por parte del Movimiento Gremial en coincidencia con el ideario de la dictadura: un proyecto de reeducación masiva de la sociabilidad juvenil que apunta directamente a su despolitización:

Él [Jaime Guzmán] llama a la gente de su Movimiento Gremial. A mí me llama Pancho Bertolucci para crear esta Secretaría Nacional de la Juventud [Valparaíso]. Yo era el único dentro de la SNJ que venía del Partido Nacional, de la Juventud Nacional (no digas mi nombre porque van a saber quién soy). [La SNJ] estaba -cosa que yo discutía permanentemente- para hacer actividades propias de la juventud, actividades deportivas, fiestas de la primavera. Pero lo que yo les decía que teníamos que hacer adoctrinamiento, ir creando conciencia en la gente joven (...). Yo creía que era necesario crear una fuerza política que fuera el sustento político del régimen de Pinochet. Ellos decían que la Secretaría debía estar orientada a todos los sectores (...). Parecíamos boy scout, les decía yo, porque a eso nos dedicábamos. (...) Era el repudio absoluto a la política, a los políticos. (...) La gente cree que hacíamos adoctrinamiento político, nada, nada. Los milicos eran muy, muy jodidos, con todo lo que fuera política, ni aunque fuera a favor de ellos.

No obstante, como es obvio, ello supone otro tipo de politización -una "politización pasiva", eufemizada, que busca igualmente la adhesión y el control-, por lo que gran parte de la misión del SNJ fue desterrar de las conciencias todo tipo de actividades asociativas y discursivas que en su literalidad refirieran a cualquier sistema de pensamiento político e ideológico -en su versión partidista- vigente en el "pasado". En su aparente apoliticidad, la SNJ naturalizaba la narrativa golpista por default -especialmente los fundamentos del "receso político"- y concentraba los esfuerzos de adoctrinamiento directo, como la puesta en marcha del Instituto Diego Portales, seminarios, capacitación, etc., en las y los jóvenes "iniciados", aquellos leales a la dictadura antes de que ella se impusiera, básicamente dirigentes estudiantiles secundarios y universitarios de derecha y afines al golpe de Estado y que a la postre se intentará aglutinar en otro referente organizativo -Frente de Juventudes de Unidad Nacional-, el que por su especificidad excede este trabajo.

Resulta interesante constatar cómo las bases ideológicas del Movimiento Gremial se materializan a través de la SNJ. Esta agencia responde a una configuración que Guzmán le impuso tempranamente y que adquirió forma en el desarrollo de la entidad gubernamental. Para Guzmán la SNJ "no debía remplazar a las organizaciones juveniles naturales", sino contactarlas y coordinarlas con el objetivo de "captar el sentir juvenil" y "aportarlo a la determinación de la política gubernativa a su respecto". Según el líder del gremialismo, la SNJ debía "evitar un exceso de tinte oficial" que pudiese "producir rechazo de lo propagandístico" y así mantener "su funcionamiento impersonal, sin líderes que pretenden arrogarse indebidamente la representación de la juventud" (Fundación Jaime Guzmán, en Huneeus, 2000, p. 360). En la práctica, el gremialismo concibe a la juventud organizada como un grupo de interés, un cuerpo intermedio en el que no debe inmiscuirse la política partidaria, subsumiendo la condición juvenil a la de estudiante "que debe dedicarse a estudiar" y cuyo ámbito de reivindicaciones se agota en su parcialidad. Esta fue la idea matriz del movimiento con el cual se granjearon adeptos entre la juventud universitaria conservadora, en la derecha adulta y en el mundo militar golpista, homologando partidismo con politicidad11. Una parte sustantiva de estos postulados sobre el sujeto juvenil se fraguan al interior de la Universidad Católica12 en la pugna con otros colectivos juveniles a raíz del proceso reformista y su con-ffrontación ideológica y electoral con la Democracia Cristiana, su "juventud rebelde" ( izquierdizada, escindida y convertida posteriormente -1969-, en el MAPU) y la propia rectoría pro-reforma de Fernando Castillo Velasco (cf. Huneeus, 1973; Cox, 1987; Moyano, 2008). Su ideario queda plasmado en su "Declaración de Principios" (1967) -donde el conglomerado postula "la apoliticidad de la Universidad y los organismos gremiales de ella"- y en su acción y discursos una vez controlada la Federación de Estudiantes de la UC a partir de 1968, donde persiste en su principal bandería ideológica: "Interpretamos este gran triunfo -declara el presidente recién electo de la FEUC, Javier Leturia en 1972- como la ratificación más entusiasta y categórica de los gremialistas, consistente en entregarle un destino propio a la universidad y apartarla de los partidos políticos, que nada tienen que hacer en el gobierno de una institución intermedia, como es la Universidad" (en Huneeus, 1973, p. 89). Es de esta manera que el gremialismo sustentará argumental e ideológicamente la defensa del orden, la jerarquía, la desmovilización y la "mascarada" despolitizadora que emprende la dictadura hacia las y los jóvenes a través del SNJ.

Por otra parte, producido el golpe de Estado, los militares ven con los mejores ojos a una generación de jóvenes políticos que, en su aparente apoliticismo, consiguen los resultados que esperan: barrer con todos sus competidores -políticos profesionales- que quieren volver al poder. En esta dirección, el testimonio de Vera Jünemann refuerza la tesis sobre la convergencia y sinergia entre el proyecto militar y el del Movimiento Gremial bajo el velo de la despolitización vehiculizada por la SNJ:

La SNJ fue un paso más dentro de una visión de la sociedad que nosotros aspirábamos para el país. Una especie de servicio militar. Ahora, la gracia que tenía la SNJ era que institucionalmente era validada por el gobierno, situación que evidentemente permitía poder influir en los niveles de poder. Piensa tú que legalmente era el único lugar donde se generaba esta formación de juventud. Con un grado importante de formación cívica-política, los otros deben haber sido más bien clandestinos, si no había partidos políticos. Por otro lado, los militares tienen una característica que es bastante desconocida en general por las sociedades: que son esencialmente formadores de jóvenes (...).

Aún más clarificador resulta el testimonio de Urteaga, quien reconoce en el discurso y la acción "figurada" de despolitización una estrategia a largo plazo del Movimiento Gremial para formar adeptos generacionales, que serían los cuadros políticos de una "nueva" derecha en el futuro:

Pero cuando uno ve después los resultados [de la SNJ], los que ha tenido la UDI, se da cuenta que en realidad a Jaime [Guzmán] nosotros no lo entendimos. Y nadie se pudo imaginar que hoy día la UDI iba a ser el partido político más importante del país. (...) Entonces uno se da cuenta ahora cuál era el objetivo. Yo tenía que andar por los cerros, buscando cabros para los partidos de fútbol, todas estas cosas. '¿Para qué sirve todo esto?' decía yo, para mí no servía para nada. Y la verdad es que no era así, entonces uno piensa y dice 'cómo no darme cuenta'. Nadie se daba cuenta para dónde iba esto.

IV. "A MÍ ME CREARON COMO A UN LÍDER": ADOCTRINAMIENTO Y SUBJETIVACIÓN

Como apuntábamos en forma precedente, un matiz importante en el proyecto "despolitizador" de la SNJ hacia el mundo juvenil se aprecia en otro tipo de actividades, aquellas donde la acción no se dirige a colonizar y saturar el "tiempo" juvenil con la recreación y el deporte, sino donde dicho proyecto se disemina en su forma pura, ideológica, la que recae en un grupo selecto de adherentes, que son fidelizados por el régimen. Dirigentes estudiantiles, jóvenes de organizaciones comunales, vecinales, deportivas y los propios cuadros de la SNJ en todos los niveles, asisten a diversas jornadas de capacitación, donde los miembros más conspicuos del gremialismo -para entonces funcionarios de la SNJ- y altos funcionarios de gobierno enseñan las bases de la nueva institucionalidad. Quizás, la evidencia más clara de la expansión territorial de la SNJ en el país aparece con la organización y realización de estos cursos de adoctrinamiento directo, donde algunos nodos provinciales dinamizan y propagan la influencia y el radio de acción de la SNJ a todo el país. En Valdivia -donde se coordina la actividad de la SNJ desde Malleco a Punta Arenas (Zona Sur)-, este tipo de actividades fue profusa y tuvo un notable impacto en la propagación de los principios del régimen y de la propia agencia gubernamental como estructura orgánica13. Sólo desde 1974 a 1979 en la Provincia de Valdivia se organizan más de 25 seminarios y jornadas de "capacitación" de gran envergadura, que reúnen a dirigentes nacionales de la SNJ y de la Zona Sur. "140 jóvenes asisten a Seminario en Mehuín", titula el diario El Correo de Valdivia, aludiendo a una de esas jornadas. "Los principales invitados a este seminario son el Secretario Nacional de la Juventud Francisco Bartolucci y el conocido economista y abogado Jaime Guzmán, redactor de la nueva constitución chilena", para exponer sobre "el rol de la juventud ante la realidad nacional" (21 de mayo, 1976, p. 1). Al día siguiente el mismo medio reproduce el discurso del encargado zonal de la SNJ, Javier Vera Jünemann: "Creemos firmemente en que el 11 de septiembre más que una gesta heroica realizada como finalización de una lucha sin cuartel contra los enemigos de Chile y del hombre, marca la instauración de un nuevo régimen político institucional del cual queremos ser parte activa (...)". Vera expresa en la ocasión los objetivos del seminario claramente: "En esta jornada de la Secretaría de la Juventud (...) estamos buscando los elementos doctrinarios, la forma de organización más adecuada y eficiente para que unos y otros cumplamos los anhelos del Supremo Gobierno, que no son otros que efectuar un gran cambio de mentalidad en los chilenos". (El Correo de Valdivia, 23 de mayo, 1976, p. 5).

Situado en una región y localidad estratégica -dada su condición de ciudad turística y universitaria-, la SNJ articulada por Javier Vera Jünemann en la Provincia de Valdivia tendrá una importancia capital en la llamada "Zona Sur" (la que incluía desde la ciudad de Temuco a Punta Arenas), no sólo por la extensión de la agencia a comunas, vecindarios y alejadas localidades, sino también, como lo indicáramos, por la organización de seminarios ejemplares para entender el carácter ideológico que estas actividades entrañaban. A través de ellos se reeduca directamente a las y los jóvenes en los Principios de la Junta de Gobierno (publicados en 1974), en los postulados que el propio Jaime Guzmán está instalando en la Comisión de redacción de la que será la Constitución de 1980 ("Comisión Ortúzar"), y en los valores católicos (muchas de estas jornadas finalizan con una misa católica, como el Seminario citado realizado en el balneario de Mehuín). A casi 40 años Javier Vera en su Relato de Vida testimonia:

(...) Yo me atrevería a decir que hasta el año 80 la SNJ formó una cantidad de jóvenes muy importante en lo social especialmente y también de seminarios de formación doctrinaria política. (...) Las actividades principales, por lo menos cuatro veces al año, eran grandes seminarios en comunas y en Valdivia y a nivel nacional, sobre (...) la declaración principios del gobierno militar (...).

Como queda demostrado en los documentos oficiales y especialmente en la prensa, el adoctrinamiento directo tiene un papel central en el SNJ. Sin embargo, no ha sido suficientemente dimensionada la subjetivación de su acción pedagógica, la que surge -precisamente- en los distintos testimonios biográficos que hemos recabado. Un ejemplo ilustrativo es el de Bernarda Labra, cuya historia de vida juvenil está cruzada por el rol del SNJ como locus formativo:

A mí me crearon como un líder (...). Ahí te creas tú como un líder innato, adonde vayas (...). Teníamos cursos de formación súper completos... Mucho. Los teníamos en los campamentos, acá, en las comunas. Teníamos cursos de organizaciones comunitarias, educación, en ecología, en trabajo social, había una persona que estaba encargada solamente de lo que era el trabajo social. Teníamos muchos campamentos de capacitación en diferentes partes, en la playa, en diferentes comunas, entonces ahí nos juntábamos todos. Yo me acuerdo, por ejemplo, que mi profesor de oratoria fue Carlos Bombal14, entonces, imagínate. Teníamos excelentes oradores o preparadores de las capacitaciones. (...) Me acuerdo que nos preparaban en liderazgo, nos preparaban en el acontecer diario en nuestro país. (...) Acostumbrarte a leer un diario, a escuchar una noticia, saber qué estaba pasando y por qué estaba pasando. Nosotros teníamos un manual de la Secretaría [Nacional] de la Juventud. Era un manual que decía cómo me tengo que comportar para mantenerme dentro de la Secretaría, es decir, no tengo que beber, no tengo que llegar bebido a una actividad, lo mínimo, era un manual de cortapalos. (...) [pero] un libro que me haya marcado... puede ser Política, politiquería y demagogia de mi General [Pinochet]. [Todo ello me dejó] la mística. Yo creo que la mística. El buscar las soluciones, el incentivar a que nosotros teníamos que ser referentes para los demás jóvenes.

Ello se comprende puesto que el proyecto re-educativo formal no sólo se expresa en los seminarios masivos antes descritos, sino también en jornadas de trabajo sistemáticas y regulares en todos los niveles (nacional, regional, provincial, comunal y vecinal), "[las capacitaciones las teníamos] a nivel nacional, [donde] iban los dirigentes regionales y comunales, pero después en la regional la podías replicar y hacerlo en cada comuna", relata Bernarda Labra, lo que reafirma Javier Vera:

Había distintos diseños, esencialmente muchas cosas eran en las propias ciudades (...). Un día sábado invitábamos a algún dirigente nacional, a una figura política interesante que trabajara como asesor del gobierno o hubiera ocupado un cargo de gobierno en algunos temas puntuales. Y la otra, la más atractiva pero la más costosa en tema de recursos, era salir a algún lugar. Recuerdo, ponte tú, uno muy importante que hicimos en la localidad de Mehuín y ahí fue un viernes, sábado y domingo, pero de ahí salieron muchos dirigentes (...). Toda esa gente se quedaba haciendo ese "servicio militar" que te digo yo. Y después teníamos cosas más bien permanentes (...) que era un poco la labor mía de formar a través de reuniones sistemáticas, sobre todo dirigentes de Centros de Alumnos de los liceos, porque ahí había toda esta juventud que participaba de la movilización callejera por llamarlo así, en los años '70 (...)

Como lo expresa Vera, se trata de un "diseño" que tiene distintos generadores de contenido y espacios de acción pedagógica, articulados en la insti-tucionalidad estatal. Uno de los generadores de contenidos fundamentales fue el Instituto Diego Portales, creado en 1975 al alero de la SNJ, que ya en sus aulas, sus cuadernillos o insertos en la revista oficial de la SNJ fungía -en palabras del tercer secretario nacional de la SNJ Jorge Fernández- como "un instrumento de formación doctrinaria de la juventud, en los valores de nuestra tradición cristiana y nacionalista, que inspira la Declaración de Principios del Gobierno de Chile" (Fernández, 1975, p. 10).

Con todo y como es posible comprobar a través del testimonio de Bernarda Labra, esta acción formativa directa y sistemática creará en las y los jóvenes que la experimentaron un fortalecimiento de la cohesión grupal a través de la convivencia regular y la fijación de lazos interpersonales, una "mística" y una épica cuyos fundamentos ideológicos engrosaban la adscripción a uno de los proyectos mayores de la dictadura: la producción de una nueva generación -en rigor, una verdadera (sub)cultura juvenil- articulada desde el Estado.

VI. CODA PROVISIONAL Y ALCANCES PROSPECTIVOS

El velado -o en ocasiones vistoso y mediático- accionar de las juventudes "disciplinadas", "encuadradas" y "leales" a la dictadura militar representa la forma en que el Estado y un segmento de la sociedad civil asumió de manera estratégica -violenta, vertical, pero también persuasiva- la construcción unívoca de las imágenes, prácticas y modelos del "ser joven" una vez producido el golpe de Estado de 1973. El maridaje cívico-militar a través de la SNJ logra con eficacia lo que se proponen sus ideólogos civiles aun antes del golpe, que es la cristalización de nuevas identidades y subjetividades juveniles que no sólo legitimen el nuevo orden, sino que lo reproduzcan. El logro de este objetivo tuvo caminos convergentes que, a la luz de las narrativas biográficas, nos permiten identificar con mayor claridad su impacto y consecuencias identitarias. A la purga y disciplinamiento de todo rastro de expresión juvenil divergente con el modelo gremialista-castrense de juventud, prosigue una saturación del tiempo libre y disponible de las y los jóvenes a través de la multiplicación de actividades recreativas, festivas y deportivas. Saturación que busca la desmovilización y la despolitización partidaria, sustituyendo gran parte de los espacios y recursos de participación y energías sociales de organización. Todo ello cimienta una senda de acción que convierte a la SNJ en una agencia gubernamental de adoctrinamiento para formar a una nueva generación fiel a la dictadura, en preparación para tomar el relevo del poder. Herencia que se hará realidad en septiembre de 1983 con la formación del partido UDI de la mano de su líder, Jaime Guzmán.

Más allá, la evidencia empírica -escrita y oral- de esta vertiente identi-taria juvenil nos abre serias interrogantes sobre la especificidad -diferencias y similitudes- de las políticas juveniles de la dictadura en relación a otras experiencias autoritarias de raíz fascista, particularmente el nacional-catolicismo (o fascismo eclesiástico) español bajo Francisco Franco, o el régimen portugués bajo António de Oliveira Salazar. Estas "juventudes de Estado" aparecen como referentes ineludibles de la SNJ en Chile, no sólo por su diseño y acciones, sino por su sólido impacto en la "textura" de la memoria y experiencia cotidiana, en la medida en que produjeron -como en los regímenes europeos- la complicidad de las nuevas generaciones en la entronización, funcionamiento y continuidad del orden autoritario. La aquiescencia o aceptación activa -movilizada- por parte de un importante colectivo de jóvenes de un repertorio ideológico como el enarbolado por el Movimiento Gremial -aupado y auspiciado por el Estado- entraña desafíos teóricos y empíricos mayores, en la medida en que las "juventudes de Estado" de los autoritarismos de raíz fascista no sólo fueron el fundamento de la continuidad social, sino también -como plantea Dogliani (2003)- se convirtieron en el mito central de su discurso político, presentándose la mayor de las veces -especialmente en el caso italiano- como una revuelta generacional que había llegado al poder portando el estandarte de la juventud. Filiaciones empíricas, cuyas consecuencias teóricas nos abren un abanico interpretativo de mayor complejidad tratándose de la Secretaría Nacional de la Juventud u otras orgánicas de apoyo civil yuxtapuestas con esta agencia, como el Frente Juvenil de Unidad Nacional.

NOTAS

1 Véase, por ejemplo, los episodios de violencia pública en la calle Providencia ("guerra de las melenas"), protagonizados desde 1967 por jóvenes beats —"melenudos"— y cadetes de la Escuela Militar y universitarios católicos conservadores —"corta-melenas"— (cf. La Tercera, 13 de agosto de 1967); la toma por parte de los estudiantes de la Universidad Católica el día 11 del mismo mes de agosto de 1967 —que continuó a la de la Universidad Católica de Valparaíso— y condujeron al proceso de Reforma Universitaria; o la escenificación hippie en el Festival de Piedra Roja —el "Woodstock chileno"— en octubre de 1970.

2 Al constatar la ausencia de registros de la Secretaría Nacional de la Juventud, se nos informa que hacia 1988 la dictadura destruye la mayor parte de la documentación de este organismo —y de la Secretaría Nacional de la Mujer— depositada en los archivos institucionales (Comunicación Personal funcionaria responsable del Archivo Nacional de la Administración, Archivo Nacional, 12/1/2013).

3 Si bien se crean desde mediados del siglo XX reparticiones como la "Defensa Civil de Chile" (1945), el "Cuerpo Cívico de Alfabetización Popular" (1944) y la "Dirección de Deportes del Estado" (1948), estas orgánicas subsumen a las y los jóvenes en otro tipo de políticas de Estado. Una mención especial merece, por un lado, la "Dirección General de Protección de la Infancia y Adolescencia" (Ley 7.420 del 09/06/1943), de breve vigencia y cuyos objetivos atendían exclusivamente el ámbito de la salud pública (González y Feixa, 2013) y la "Secretaría General de la Juventud", creada en septiembre de 1970 por Salvador Allende, la que tenía una débil institucionalidad —dependía exclusivamente de la Presidencia—, estaba desprovista de funcionarios remunerados y no tenía casi presupuesto (cf. Moraga, 2006).

4 El proceso de institucionalización plena en el organigrama estatal de esta última Secretaría —como otras— se materializa en 1976 por expresa disposición del D.S. N° 11 (Luco y Pascal, 1990, pp. 281-282).

5 Documento escrito por Jaime Guzmán sobre la Secretaría Nacional de la Juventud que se encuentra en la Fundación Jaime Guzmán, referido, igualmente y en forma parcial, en Huneeus (2000, p. 359).

6 Desde el primer director de la SNJ -Sergio Gutiérrez Irarrázaval- hasta el último fueron la mayor parte militantes gremialistas y, algunos, amigos íntimos del propio Guzmán.

7 Véase nota N° 10 sobre los alcances metodológicos y los informantes claves que han participado en esta investigación.

8 Leturia como presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) lideró la oposición a Allende. En agosto de 1973, la FEUC, con Javier Leturia a la cabeza, pidió la renuncia de Allende e inició una campaña de recolección de firmas destinadas a este propósito con gran cobertura mediática.

9 Un informe de la agencia de noticias alemana (DPA) -basado en 30 mil archivos secretos-da cuenta de cartas y documentos firmados por directivos, docentes y apoderados que fungen como informantes articulados por una "Oficina de Seguridad" del Ministerio de Educación en coordinación con la Central Nacional de Informaciones (CNI).

10 El estudio está basado en más de 40 "casos ejemplares" que fueron biológica o sociocultu-ralmente jóvenes entre 1973 y 1984. Los informantes referidos en este trabajo aparecen con seudónimos para resguardar su anonimato. Sin embargo, se procedió a salvaguardar la equivalencia cultural de sus nombres en cuanto implicaban un origen sociocultural específico. De manera excepcional y con el consentimiento expreso, algunos informantes aparecen con su nombre real.

11 Idea matriz que será el puntal de la renovación de la derecha en Chile con el nacimiento de un Partido que discursivamente busca ser "antipartidario", "independiente": Unión Demócrata Independiente (UDI), formalizado en 1983 y cuyo origen es el Movimiento Gremial. Para un estudio exhaustivo del Movimiento Gremial, su contexto de aparición, desarrollo, pugnas y propuestas ideológicas, véase Huneeus (1973, 2000), Fuentes (1994), Valdivia (2008, 2010), Rubio (2011), entre otros.

12 Especialmente desde uno de los grupos juveniles que, a la postre, serán tributarios directos del Movimiento Gremial como Fiducia, orgánica nacida en 1963 que defendía los estrictos dogmas de la iglesia católica, se oponía a las transformaciones estructurales del período -colectivización y reforma agraria- y "reivindicaban una estética formal 'antítesis del colérico melenudo'" (Valdivia, 2008, pp. 124-125).

13 Hacia 1976, por ejemplo, en la Provincia de Valdivia funcionan orgánicamente las Secretarías Comunales -v. gr. la de Río Bueno a cargo de Víctor Hugo Delgado, la de Panguipulli a cargo de Silvia Saralegui, la de San José de la Mariquina dirigida por Rolando Mitre o la de Lanco liderada por Rubén Pineda-, las Secretaría Vecinales -v. gr. la de Malalhue a cargo de Edgardo González-, incluso "Secretarías Rurales de la Juventud". (Comunicación personal de informantes entrevistados y prensa).

14 Militante de la Juventud Nacional, alcalde designado de Santiago entre los años 1981 y 1987, fundador de la UDI y, posteriormente, diputado y senador por ese conglomerado político.

 

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Recibido: 26.08.14. Aceptado: 02.07.15.

* Este trabajo forma parte de los resultados del proyecto FONDECYT N° 1130073. El autor agradece la valiosa colaboración de colegas e informantes claves para emprender este trabajo, en especial a Cecilia Baeza, Daniela Senn, Luciano Benitez y Luis Vásquez.

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