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Atenea (Concepción)

versión On-line ISSN 0718-0462

Atenea (Concepc.)  no.512 Concepción dic. 2015

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622015000200004 

 

ARTICULOS

Transformaciones territoriales y discursos del desarrollo en el Area Metropolitana de Concepción (Chile), 1960-2010
Aproximaciones desde la perspectiva de los imaginarios al estudio de la valoración ambiental del territorio*

Territorial transformations and discourses of development in the city of Concepción (Chile), 1960-2010. Approaches from a perspective of imaginaries in the study of environmental assessment of the territory

 

Enrique Aliste Almuna**
Asunción Díaz Álvarez***
Francisco Ther Ríos****

** Profesor e investigador Departamento de Geografía, Universidad de Chile. Santiago, Chile. Correo electrónico: ealiste@uchile.cl
*** Doctorado en Ciencias Humanas, Universidad Austral de Chile. Investigadora Programa ATLAS - Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos. Osorno, Chile. Correo electrónico: asudiaz@gmail.com
**** Director Programa ATLAS - Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos. Osorno, Chile. Correo electrónico: fther@ulagos.cl


RESUMEN

Se analizan las transformaciones ocurridas entre 1960 y 2010 en el Área Metropolitana de Concepción (AMC), Chile, ciudad emblemática por ser enclave económico de relevancia nacional. Este trabajo se ocupa del estudio de los imaginarios y de los discursos del desarrollo como posibilidad de observar las transformaciones en un territorio determinado con énfasis en su valoración ambiental, considerándose pertinente aportar con la proposición de un modelo teórico-metodológico que posibilite identificar las trayectorias socio-territoriales desde un punto de vista discursivo. Lo anterior en complemento a las tradicionales miradas de las mutaciones en el plano económico, urbano y demográfico. Para tales efectos se presenta el análisis documental de instrumentos oficiales de planificación territorial a nivel comunal y regional (nivel subnacional), haciendo énfasis en su dimensión ambiental, desde donde se sugieren los trayectos semánticos del desarrollo asociado a los imaginarios de ambiente, que abarcan desde los recursos naturales hasta el deterioro ambiental.

Palabras clave: Imaginarios del desarrollo; sustentabilidad, geografía social, antropología del desarrollo, dinámicas territoriales.


ABSTRACT

We analyse the transformations that occurred between 1960 and 2010 in the Metropolitan Area of Concepción, Chile, an emblematic city of national importance. This paper deals with the study of the imaginaries and discourses of development as a possibility of monitoring the changes in a given territory with emphasis on environmental assessment. We suggest a theoretical and methodological model that enables us to identify the partner trajectories from a discursive point of view in addition to the traditional perspective of the mutations in the economic, urban and demographic fields. For this purpose, we present the documentary analysis of official instruments of spatial planning at the community level and the regional (subnational level), emphasizing the environmental dimension, where we can suggest semantic development paths associated with environmental imaginaries, covering from natural resources to environmental degradation.

Keywords: Imaginaries of development, sustainability, social geography, anthropology of development, territorial dynamics.


 

EL DESARROLLO COMO PROBLEMA DE ESTUDIO

LAS NOCIONES DE DESARROLLO elaboradas en diferentes momentos históricos y que se han implementado en Chile a través de diversas políticas, planes y estrategias, han transformado permanentemente el territorio. Efectivamente, el desarrollo en tanto discurso y práctica ha generado consecuencias paradojales. En ocasiones se ha presentado como una solución a problemáticas sociales; en otras, ha generado problemáticas nuevas que han impedido cumplir con sus propios propósitos, constituyéndose en obstáculo del mismo, como por ejemplo, al incluirse la noción de deterioro ambiental (Díaz, 2010). Se dice que desde su origen, el desarrollo se ha considerado teniendo "una existencia real, exterior como algo sólido y material..." que ha sido debatido por diversas disciplinas, "pero sin cuestionar su estatus ontológico" (Escobar 2000, p. 19).

En cada momento histórico se reconoce una proliferación de distintas concepciones dadas de modo simultáneo a los conceptos que le otorgan sentido a una época. Esta reflexión invita a mirar con un sentido diferente el tema del desarrollo y de la valoración ambiental del territorio, teniendo en consideración no sólo las características propias de los conocimientos de carácter científico natural asociados al tema, sino también la forma mediante la cual se va conformando y estableciendo el juicio colectivo al respecto (Aliste, 2011a).

En términos generales, el concepto de desarrollo posee diversas connotaciones, de las cuales se enfatizan tres: a) como proceso de tipo histórico que culminaría con la industrialización y una economía globalizada, es decir, en su connotación de corte económico-productivo (Bernard, 1989; Legouté, 2001; Lebret, 1962); b) como un modelo que actúa en el plano de la economía política buscando mejores índices de calidad de vida y por lo mismo, homogenizando las formas de vida occidental (Coquery-Vidrovitch et al, 1988; Escobar, 1996); y c) como creencia, es decir, ni como proceso ni como modelo, sino como un acto de fe no cuestionado sino seguido incondicionalmente (Rist, 2007). En esta vía, desde la antropología, la deconstrucción del concepto propuesta por Escobar (1996) es relevante también por cuanto ofrece un cuestionamiento a una idea hegemónica que busca una suerte de homogeneización del mundo, desconociendo la riqueza existente en la diferencia y los mecanismos de dominación que trae consigo. En síntesis, se propone acá una lectura que cuestiona el discurso del desarrollo, para mirarlo en una perspectiva que permita entender su rol articulador en la conformación de territorios en el Área Metropolitana de Concepción, núcleo urbano de especial relevancia por ser el segundo en importancia a nivel nacional después del Área Metropolitana de Santiago (Salinas & Pérez, 2011), además de poseer una gran complejidad asociada a sus condiciones socio-demográficas (Aliste, Contreras & Sandoval, 2012) y de transformaciones urbanas y espaciales con consecuencias ambientales (Aliste, Almendras & Contreras, 2012; Rojas, Muñiz & García-López, 2009; Fuentes & Pérez, 2012).

LAS TRANSFORMACIONES TERRITORIALES Y LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL DESARROLLO: DINÁMICAS, COMPLEJIDADES Y HUELLAS DE PRÁCTICAS DISCURSIVAS

El estudio de las problemáticas territoriales ha dado lugar a una serie de modelos, teorías y propuestas variadas y amplias en interpretaciones y significados. Por lo general, el estudio de las transformaciones territoriales se ha centrado en explicar principalmente la dimensión física y demográfica de dichas transformaciones, explorando en algunos casos sus dimensiones administrativas o políticas (González & Sagredo, 2006), pero pocas veces aquellas que subyacen en el plano de lo subjetivo, lo imaginario o lo sensible (Aliste, 2011b), o en las incidencias de la sociedad sobre el espacio vivido (Di Méo, 1999). Lo anterior implica que las transformaciones o mutaciones del territorio, no sólo se basan en cambios en la estructura y características del paisaje, sino que también en el significado y atributos asignados socialmente a éste (Aliste, 2010).

Lo que subyace en los discursos del desarrollo, sin embargo, es la mirada hegemónica por alcanzar un estado deseable. Si bien en los '50 y '60 el enfoque desarrollista estaba fuertemente centrado en el rol protagónico de la industria en dicho proceso, el avance a los decenios de 1970, '80 y '90 incorpora de manera paulatina algunos elementos que agregan mayor complejidad. Se pasa de la idea de un desarrollo económico a un enfoque de necesidades humanas, aceptándose la idea de que el Producto Interno Bruto no es la única forma de comprender el desarrollo y con ello, las discusiones van paulatinamente ampliándose a otras disciplinas (Escobar, 1996).

El estudio de la construcción de realidades a través de las prácticas discursivas y de las formas mediante las cuales se articulan para actuar en los diferentes dominios de acción, es una temática en la cual M. Foucault (1971) dio los pasos pioneros. En el caso de los discursos del desarrollo, trabajos como los de Bernard (1989), Coquery-Vidrovitch, Hemery & Piel (1988), Escobar (1996; 2000), Giraut & Antheaume (2005), Kitching (1982), Rist (2007) o Legouté (2001), por señalar algunos, ponen el acento en las circunstancias que históricamente han permitido estructurar un discurso del desarrollo al amparo de ciertas ideas fuerza que se plasman de una u otra forma para la construcción de hegemonías de tipo económicas.

A partir de este planteamiento, la noción de desarrollo genera dos consecuencias geopolíticas. La primera, es el hecho de caracterizar a los países tercermundistas como carentes de las características que poseen los países del primer mundo, lo cual tiene la implicancia de homogeneizar globalmente la población. La segunda, es enfatizar que este intento de homo-geneización de la población se define en función de variables económicas que, en un intento de conceptualización de lo social, genera un nuevo orden socioglobal, jerarquizando el mundo en las categorías de países ricos y pobres. Nociones comúnmente usadas en el campo de los estudios urbanos hoy en día, como la de los territorios ganadores y perdedores (Merchand, 2007), encuentran aquí sus fundamentos conceptuales.

Por su parte, desde los planteamientos desarrollados por la geografía cultural y social (Claval, 2002; Di Méo & Buléon, 2005), el territorio se refiere a una construcción social que apunta a su vez a una producción de sentido y que, partiendo del entorno biofísico, se proyecta y transforma con la actividad humana. A partir de lo anterior, es posible reconocer en asociación a las nociones de desarrollo territorios multidimensionales, es decir, territorios materiales que responden a realidades concretas o territorios de distintas temporalidades.

En este sentido, la investigación del territorio y sus transformaciones, estudiado a partir de los discursos del desarrollo, evidencia la complejidad territorial en tanto y en cuanto el territorio es una entidad múltiple y hologramática, construida a partir de las diversas miradas que en él confluyen (Lindón, 2007), con relevancia fundamental del papel del tiempo en él (Ther, 2006). La dimensión temporal emerge entonces no sólo como categoría de observación de grandes procesos y transformaciones, sino que también en la constitución misma del territorio, a partir de los juegos de relaciones que existen entre memorias, racionalidades e imaginarios como constituyentes del presente territorial (Díaz, 2010).

TRANSFORMACIONES TERRITORIALES: UNA ESTRATEGIA METODOLÓGICA Y DE INTERPRETACIÓN

La relevancia del estudio del territorio como construcción social no residiría exclusivamente en las formas materiales que lo conforman, sino también en los tipos de relaciones que se establecen entre observadores que conviven en el espacio con distintas lógicas y racionalidades, que lo dotan de sentido y, según esto, lo afectan y transforman. Este enfoque permite señalar que es importante indagar sobre "el sentido que le dan los seres humanos a los decorados que los rodean y que en gran medida han construido" (Claval, 2002, p. 38).

En función a lo anterior, se plantea un modelo de análisis que emerge del cruce de dos orientaciones. La primera proveniente de la geografía social (Di Méo, 1998; Lindón, 2006; 2008) y apunta a elucidar el funcionamiento del territorio; la segunda proveniente de la antropología del desarrollo (Escobar, 1996; 2000) que apunta a determinar la configuración de los discursos del desarrollo. En su conjunto, se resaltan tres ideas in-terdependientes: a) que el territorio es una construcción social, esto implica concebir el territorio en la interrelación entre la dimensión material o formas espaciales reconocidas como huellas territoriales; la dimensión de las prácticas espaciales donde se plasman las acciones en función de la tercera dimensión; la de los significados de los lugares (Lindón, 2006; 2008); b) que el desarrollo es un discurso a-espacial; idea que a su vez se fundamenta en el modelo elaborado por Escobar (2000), quien propone una disección del discurso del desarrollo a partir de tres ejes: formas de conocimiento que permiten la elaboración de las teorías del desarrollo y sus conceptos; sistema de poder que regula las prácticas asociadas al discurso del desarrollo y formas de subjetividad que son moldeadas por el discurso; c) que los imaginarios del desarrollo posibilitan conocer cómo se construyen los territorios, esto es que la relevancia del estudio de los imaginarios surge de la idea de recuperar ciertos ámbitos sociales que fueron desplazados por el racionalismo moderno como "la imaginación, asociada durante la modernidad a lo irreal o fantasioso" (Herrero, 2008, p. 241), siendo el tema central de los grandes pensadores que relevan esta dimensión en la segunda mitad del pasado siglo (Castoriadis, 2007; Bachelard, 2000; Durand, 1960). Siguiendo a estos autores, entendemos por imaginario a un entramado de significaciones que constituyen una fuente de creación de realidades alternativas (Ther, 2006; 2008) "por medio de la cual se fractura y transmuta la realidad establecida" (Carretero Pasín, 2004, p. 1).

En consecuencia, la especificidad del concepto de imaginarios del desarrollo emerge en la inclusión de dos dimensiones para su análisis: la temporal (pasado- futuro), presentes momentáneos que se configuran a partir de la convergencia de las memorias, en tanto pasado territorial y las imágenes del futuro territorial, y la valórica (deseado-indeseado), en tanto las imágenes de futuro territorial se proyectan en función de una imagen deseada muchas veces en contrapunto a un pasado indeseado o más aún, evidenciando una posible tendencia hacia la ciudad desastre-indeseada.

Esquema N° 1. "Imaginarios del desarrollo".


Fuente: Díaz A., 2010.

Por un lado, se presenta un modelo para evidenciar las dinámicas territoriales y por otro, aquel destinado a comprender el desarrollo como discurso y práctica; en su conjunto, permite comprender las transformaciones territoriales asociadas al desarrollo, poniendo especial énfasis en los imaginarios del desarrollo que se hacen territoriales.

A partir del modelo teórico metodológico propuesto, se considera relevante centrarse en la descripción de los imaginarios institucionales del desarrollo, los que fueron analizados a través de los documentos que el Gobierno de Chile, el Gobierno Regional y la Municipalidad de Talcahuano elaboraron durante el período que comprende los años de 1960 al 2010. Los documentos analizados son: Estrategia Nacional de Desarrollo Regional (1968), Diagnóstico Nacional de Desarrollo Regional (1973), Estrategias Regionales de Desarrollo VIII Región (1966, 1976, 1990, 2000, 2008); Plan Regional de Desarrollo VIII Región (1986); Planes Comunales de Desarrollo, Comuna Talcahuano (1979, 1987, 1996, 2009)1.

RESULTADOS: DESDE EL RECURSO NATURAL AL DETERIORO AMBIENTAL

La Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos realizada en Estocolmo en 1972 da cuenta de las consecuencias del modelo económico sobre la calidad de vida y la naturaleza. Ello crea un nuevo contexto sociopolítico global dando al medio ambiente importancia y con ello nuevos conocimientos principalmente para las ciencias y la economía (Aliste, 2010). Los discursos analizados, sin embargo, no expresan dicha reflexión sino hasta 30 años después, con la Estrategia Regional de Desarrollo de la Región del Bío-Bío, 2008-2015, donde se evidencia la necesidad de generar un desarrollo regional que valore los espacios biofísicos y el entorno natural, dando relevancia a la calidad de vida por sobre el desarrollo industrial, enfatizando en las consecuencias negativas del desarrollo económico que afectan la calidad de vida, principalmente el deterioro ambiental.

En los documentos de la década de 1960 la noción de ambiente se vincula explícitamente a la noción de recurso natural como potencialidad productiva (materias primas) y oportunidad de industrialización. Se devela un imaginario de ambiente productivo, visibilizando entonces los recursos hídricos, forestales, marinos, además de relevar las condiciones geográficas que posibilitan/obstaculizan el desarrollo, como las bahías y ríos.

Esquema N° 2. Imagen de ambiente. Década 1960.


Fuente: Díaz, A., 2010.
Documentos analizados década '60: R= Estrategia Regional 1966; N= Estrategia Nacional 1968.

La creación de la CORFO movilizó recursos físico, humanos y económicos en torno a la idea desarrollista, promoviendo el fomento a la industria, la agricultura, la energía y los diversos sectores considerados clave de la economía, sectores que también fueron producto de los estudios que la corporación llevó adelante precisamente con dicho propósito en sus primeros años (CORFO, 1959). Uno de los sectores claves en el AMC fue el industrial2, particularmente a través de la Siderúrgica Huachipato de la CAP y luego, con la industria de refinería de petróleo y otras manufacturas claves para la región (cemento, celulosa, entre otras). Esta notable transformación volcada al sector secundario, indudablemente trajo importantes impactos no sólo en la demografía y en la demanda de suelo urbano (Hernández, 1983), sino también, particularmente a partir de los años 80, en las condiciones ambientales del entorno (Aliste, 2011a). Sin embargo, en el ideario desarrollista de CORFO lo que prevalece es la noción de recurso natural.

Si bien en las décadas siguientes continúa prevaleciendo la noción de recurso natural en el mismo sentido (incluso visible hasta hoy), se vincula además la idea de ventaja comparativa y de potencialidad en relación a las dinámicas poblacionales y los modos de ocupación del espacio. Así, se rechaza la existencia de "espacios vacíos", no de recursos naturales, sino de concentraciones poblacionales que impiden el adecuado aprovechamiento de estos recursos. Además, de manera contradictoria incluso, se presenta el hecho de que las grandes concentraciones poblacionales han generado erosión del suelo y, por tanto, impide el logro de los objetivos del propio desarrollo.

Esquema N° 3. Imagen de ambiente. Década 1970.


Fuente: Díaz, A. 2010.
Documentos analizados década '70: C= Plan Comunal 1979; R= Estrategia Regional 1976; N= Diagnóstico Nacional 1973.

Es importante destacar que en esta época (1970) ya se visualizan procesos que determinan ciertos grados de deterioro ambiental; no obstante, se vincula estrechamente a los objetivos económicos del desarrollo, principalmente a la distribución espacial de los recursos naturales. Además, es relevante mencionar que estos eventos descritos -de igual modo que en las siguientes décadas- se encuentran en el diagnóstico territorial, señalándose como un presente indeseado sin pasado, en tanto no existe evidencia de evaluación de acciones y decisiones tomadas con anterioridad que hubiesen presumiblemente generado entre sus consecuencias las situaciones de deterioro ambiental que son acusadas.

Posterior a 1973, la dictadura militar irrumpe en la escena política-económica nacional con el lema de que "las metas del desarrollo económico y social requieren de una mejor utilización del territorio y de sus recursos" (CONARA, 1976). Se genera así un nuevo proceso de regionalización, considerando principalmente que cada unidad regional debería contar con una dotación de recursos naturales capaz de avalar una perspectiva de desarrollo económico, compatible con el ritmo de crecimiento que busca el país (Bulnes et al., 1988). Se promueve un nuevo sistema económico basado en la apertura a mercados internacionales, proceso que a partir de la década de los '80 se ve profundizado a través de las reformas estructurales, donde se implementa de manera definitiva y drástica el modelo neoliberal.

En este contexto, en la década de los '80 la tematización de los recursos naturales, al igual que en la década anterior, se vincula de manera estrecha con la noción de ventaja comparativa, de modo tal que se observa el ambiente dentro de un sistema de recursos naturales de la región, a la vez que dentro de un sistema económico mundial. Emerge el potencial forestal de la región, impulsado con la promulgación del DFL 701 que promueve las plantaciones forestales y que lleva a convertirla en un ícono del desarrollo forestal en el país (Morales, 1989). Dentro de la lógica de sistemas económicos que integran el medio ambiente, los documentos señalan la preocupación por la amenaza constante del sistema fluvial a los emplazamientos urbanos, indicando en este sentido que la planificación urbana no consideró los factores naturales que le dieron origen (Ilabaca, 1993; 1995; Rojas et al, 2009; Mardones & Vidal, 2001). La relación entre ciudad y entorno biofísico se ve tensionada a partir de la evaluación y revisión de un trayecto territorial que, aunque pareciera contradictorio, no se vincula precisamente a la valoración positiva del entorno, sino más bien a la indicación como obstáculo para el desarrollo.

Esquema N° 4. Imagen de ambiente. Década 1980.


Fuente: Díaz, A. 2010.
Documentos analizados década '80: C= Plan Comunal 1987; R= Plan Regional 1986.

En esta época destacan los esfuerzos en infraestructura realizados por el Gobierno Regional para controlar los desbordes del río sobre la ciudad (Pacheco, 1997), lo que implica entre otras acciones el relleno de humedales, además de ubicarse allí los vertederos para el depósito de los residuos sólidos de la ciudad. De este modo, se evidencia un imaginario del ambiente asociado a valoraciones diversas que delimitan imágenes y producen acciones frente a un mismo espacio biofísico: lo que en la década del '80 se señala como pantano y como territorio indeseable o bien, territorio para acoger actividades indeseables (Aliste & Almendras, 2010), en la década de 1990 se valorará como humedal.

En relación a la identificación de problemáticas ambientales, a diferencia de la década anterior donde se problematizaba como presente indesea-do, en esta década se proyecta un escenario de catástrofe, aunque siempre en relación a las dinámicas urbanas. Así, se dice que de continuar la tendencia de expansión descontrolada de los centros urbanos de la región, principalmente Concepción y Talcahuano, ocurriría una degradación de los recursos naturales y se introduce como estrategia de acción la idea de saneamiento ambiental. El riesgo de terremoto y tsunamis no son tema.

Esquema N° 5. Imagen de ambiente. Década 1990.


Fuente: Díaz, A., 2010.
Documentos analizados década '90: C= Plan Comunal 1996; R= Estrategia Regional 1990.

En la década del '90, si bien se mantiene la idea de recursos naturales potenciales, se realiza de manera aislada y en relación a las dinámicas de los recursos forestales, siendo predominante, más bien, la descripción de situaciones de contaminación y degradación ambiental. Se sabe que entre los '80 y '90 la situación de deterioro ambiental en Concepción-Talcahuano es crítica (Parra, 2009), por lo que desde la década del '90 se elaboran e implementan una serie de planes de recuperación ambiental (Aliste & Almendras, 2010). En este sentido, una de las preocupaciones principales que se detecta en los discursos institucionales de esta época es el problema de la contaminación vinculado a sus consecuencias en la calidad de vida de los habitantes y la pérdida de valor de conservación. En este período permanece la proyección del ambiente en función de la recuperación ambiental, se introduce la noción de creación de conciencia ambiental y se valoran de manera explícita los humedales como espacios de valor mundial y como potencialidad para el turismo y la conservación.

Por último en la década del 2000 emerge por vez primera la noción de "mal uso de recursos naturales" que, a diferencia de la década anterior donde las responsabilidades eran externas, se indica como responsabilidad propia la gestión regional del ambiente. Así, se llega a señalar que Talcahua-no sería una de las ciudades más contaminadas del planeta.

En esta década prevalece el imaginario de ambiente en relación a su valor como riqueza natural, como biodiversidad y como sistemas naturales. A pesar de lo anterior, se continúa en este período utilizando, aunque de manera aislada, la noción de recurso natural, proyectando el desarrollo económico vinculado a la idea de explotación sostenible de ventajas comparativas.

Esquema N° 6. Imagen de Ambiente. Década 2000.


Fuente: Díaz, A. 2010.
Documentos analizados década 2000: C= Plan Comunal 2009; R= Estrategias Regionales 2000-2008.

A pesar de las consecuencias antes mencionadas, se debe considerar que estas estrategias se dirigen principalmente a beneficiar las potencialidades económicas de la región, representadas principalmente por las empresas forestales. Lo anterior, ayuda a sostener la idea de que la noción desarro-llista, aun cuando incorpore en su estructura discursiva nuevas nociones referidas a la sustentabilidad y a la necesidad de salvaguardar el patrimonio ambiental de la región, está fuertemente anclada en la idea de productividad y uso de los recursos naturales que ayuden al crecimiento económico como primer paso, para luego, en un estadio posterior, pasar a la conservación y cuidado del medio ambiente.

DESARROLLO, SUSTENTABILIDAD Y TERRITORIOS: COMENTARIOS FINALES

Uno de los aspectos que interesa reflexionar al amparo del trabajo realizado es el de reforzar la necesidad de miradas interdisciplinarias para aproximarse a las realidades territoriales y ambientales. Uno de los objetivos buscados en este tipo de análisis es precisamente complementar las miradas morfológicas, económicas o demográficas con aquellas contenidas en el campo de los discursos y desde allí, la aproximación a la dimensión imaginaria del territorio.

El modelo de análisis propuesto intenta incorporar algunas de las complejidades que se ponen en juego en el ámbito de las prácticas discursivas sobre el desarrollo, así como en aquellas que están buscando definirlas y acotarlas a un ámbito territorial.

Tal como se ha señalado, los supuestos del modelo de análisis intentan explicar que el territorio es una construcción social, que los discursos del desarrollo son a-espaciales y que, por lo tanto, la territorialización de los imaginarios del desarrollo es producto de un complejo proceso de dar forma y contenido espacial a aquellos discursos que carecen de dicho contenido. Allí, las dimensiones temporales y sus dimensiones valorativas, permiten conformar una matriz de análisis que permite sugerir una trayectoria de los imaginarios del desarrollo territorializados.

Los imaginarios que emergen de los distintos niveles territoriales (nacional, regional y comunal) han corrido por cauces paralelos, con objetivos diferentes, que convergen, difieren y se nutren para producir imágenes del desarrollo en relación a un futuro territorial deseado. Por otra parte, dar cuenta de la relación entre discursos locales y sus contextos tanto a nivel nacional como global permite dibujar un esquicio de las configuraciones imaginarias de territorios diferentes aunque se encuentren situados en un mismo espacio (Aliste, 2011b). Vemos que las imágenes de recurso natural y deterioro ambiental poseen una relación directa y continua con los procesos político-económicos ocurridos en Chile durante el período de estudio. Nada nuevo si tenemos en cuenta que dichos discursos regionales y comunales se producen desde una esfera política que se entrama y relaciona con la toma de decisiones a nivel nacional. No obstante, es relevante resaltar que dichos procesos políticos no se condicen con los discursos globales, evidenciando ritmos más lentos y disímiles de transformación.

Pareciera ser que los instrumentos de planificación del desarrollo del AMC se han cargado de imaginarios, de nociones de futuro territorial que poco o nada rescatan de las trayectorias y memorias territoriales. Este aspecto se considera clave a la hora de pensar en la idea y propósito de las nociones de planificación y/u ordenación del territorio, pues se puede observar una suerte de negación histórica de los procesos socio-ambientales en curso en el territorio. Esto es, si se considera el territorio como una construcción social y los discursos del desarrollo como discursos a-espaciales que, sin embargo, se territorializan al instalarse en la dimensión política en sus ámbitos de aplicación, esto ocurriría más bien en una dimensión imaginaria que no encuentra un correlato en el plano de las prácticas espaciales, en tanto estas más bien actúan al margen o con distancia de lo declarado discursivamente. Claro ejemplo de ello son los recientes procesos de ocupación e intervención, por ejemplo, en los humedales del AMC, que pese a las declaraciones y sugerencias indicativas de protección y valoración ambiental, siguen interviniéndose hasta hoy.

En general, los imaginarios del desarrollo evidencian la interrelación entre tres ámbitos: a) lo que se quiere lograr (objetivos del desarrollo según décadas); b) la forma de lograr los objetivos (estrategias de los actores); c) los mecanismos disponibles para tales propósitos (institucionalidad e instrumentos de planificación: Estrategias Desarrollo Regional; PLADECOs). De esta manera, los imaginarios del desarrollo apuntarían a procesos territoriales; se trata de la puesta en evidencia de juegos de secuencias e interacciones entre los propósitos políticos en cada década, el análisis de los técnicos y la información de la realidad diagnosticada (Roncayolo, 1997). En general, los procesos de desarrollo imaginados son secuencias ordenadas de actividades y procedimientos para asegurar lo deseado, apuntando entonces los imaginarios del desarrollo al porvenir imaginado como el buen gobierno del territorio.

La potencialidad de la complejidad territorial para acercarse a estudiar los procesos de desarrollo ha implicado el reconocimiento de cuatro regularidades:

-Las interrelaciones entre distintos campos semánticos del desarrollo ha explicado una complejización creciente que se da en un territorio específico, no obstante se evidencia la carencia de énfasis en las memorias territoriales, que en la práctica y observado en el caso concreto del AMC, ha implicado evidentes signos de deterioro ambiental.

-El desarrollo lejos de tratar sobre procesos espacializados, trata más bien sobre la temporalización de acciones de actores territoriales.

-Los discursos sobre el desarrollo son signos o impresiones temporales; son pautas que conectan tiempos e imaginarios.

De esta forma, uno de los elementos que se reflexiona finalmente, es el de mirar el territorio más como proceso que como objeto; esto es, que el foco de análisis debe ser capaz de rescatar las dimensiones temporales y espaciales en su conjunto, como un todo articulado, en donde el rescate de sus dimensiones imaginarias puede colaborar con visualizar las complejidades propias contenidas en este territorio socialmente construido sobre la base de discursos imaginados (Roncayolo, 1997; 2002). Así, la noción ambiental del territorio, mutante en el tiempo y valorada de acuerdo a las mentalidades propias de cada época (Braudel, 1997), son parte esencial de las prácticas discursivas. El tema que emerge como inquietud es cómo y por qué las prácticas espaciales se alejan de las prácticas discursivas. O bien, sostener que el verdadero sentido discursivo está contenido finalmente en las prácticas espaciales. De esta forma, discurso y acción pueden fundirse para una exploración de aquellos discursos velados, o bien, los discursos escritos con la pluma del tiempo en el espacio a la luz de las acciones concretas del campo de lo político. El tema, indudablemente, no puede agotarse aquí.

NOTAS

1 La referencia específica del corpus documental se encuentra en las Referencias, sección Documentos analizados.

2 Se lleva a cabo la idea de desarrollar polos de crecimiento tal como lo plantea François Perroux (1955) y llevada al terreno espacial por Jacques Boudeville (1961, 1968); la idea consiste en la creación de unidades espaciales en las que cada una tuviera un lugar central, determinado por una ciudad o polo de desarrollo que se expandiera al resto de la región.

 

REFERENCIAS

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Recibido: 12.02.12. Aceptado: 09.08.13.

* Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto FONDECYT 1090248 "Huellas y dinámicas territoriales: imaginarios del desarrollo y prácticas de transformación del ambiente en el Gran Concepción".

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