En el verano de 1936, nueve remeros, estudiantes de la Universidad del estado de Washington, humillaron a Hitler, a Goebbels y a varios dirigentes nazis que presenciaban la final olímpica en el canal de remo de Grünau, a orillas del Langer See. Eran hijos de la Gran Depresión, muchos con orígenes humildes, e hicieron pedazos el guión que la propaganda nazi había diseñado para demostrar la supremacía alemana.
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