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Terapia psicológica

versión On-line ISSN 0718-4808

Ter Psicol v.28 n.1 Santiago jul. 2010

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082010000100004 

TERAPIA PSICOLÓGICA 2010, Vol. 28, N° 1,37-43

ARTÍCULOS ORIGINALES

 

Validación y adaptación del cuestionario de temperamento y carácter, JTCI de R. Cloninger, versión niños y padres, a escolares chilenos entre 8 y 13 años de edad

Validation and adaptation of Clonninger's JTCI temperament and character questionnaire, children' and parent's versión, applied on chilean children between agen 8 and 13

 

Teresa Quintana, Gonzalo Muñoz

Escuela de Psicología Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago, Chile

Dirección para correspondencia


Resumen

El Cuestionario de R. Cloninger se focaliza en el estudio del temperamento y carácter en el desarrollo de la personalidad del ser humano y ha contribuido a delimitar factores constitucionales y neuroanatómicos que intervienen tanto en el comportamiento habitual, como en manifestaciones psicopatológicas. En la presente investigación se evalúan las características psicométricas de una elaboración en español del Cuestionario de Temperamento y Carácter para niños y para padres (JTCI) de R. Cloninger. En consistencia con otros estudios, los coeficientes de confiabilidad obtenidos para la muestra de padres fueron mejores que los obtenidos para la muestra de niños, aunque finalmente sólo cuatro de las ocho escalas tienen un nivel de confiabilidad aceptable. La correlación entre el autorreporte de los niños y la evaluación de los padres es, en general, baja. Se discuten las implicancias de estos resultados y la necesidad de contar con futuros estudios que permitan mejorar la confiabilidad este cuestionario.

Palabras clave: Estudio descriptivo mediante encuesta, temperamento, carácter, niños, padres.


Abstract

R. Cloninger's Temperament and Character Inventory have focused on the research of temperament and character as a relevant factor in the development of human's personality and have contributed to determine constitutional and neuroanatomic factors that intervene both, in normal and pathological behavior This investigation uses Cloninger's Temperament and Character Questionnaire for children and parents (Luby, Svrakic, McCallum, Przybeck y Cloninger,1999). This inventory measures temperamental and charactero-logical features more frequently present in scholars and explores parents-children concurrence. Results show slight differences with respect to the unique study previously realized by Luby, et al., (1999). No significant differences by gender are observed in the sample. Despite only some dimensions have significant valúes between parents and children, these justify the need to apply questionnaires to scholars and complement the information with their parent's appreciation.

Key words: Descriptive study through inventory, temperament, character, parents, children


Introducción

El temperamento proviene de nuestra dotación genética, influye en y es influido por la experiencia de cada individuo siendo uno de sus resultados de esta dinámica, la personalidad (Cloninger, Przybeck, Svrakic, Wetzel, 1994; Cloninger, Svrakic, Przybeck, 1993; Rothbart, Ahadi, Evans, 2000). Por consiguiente, para poder comprender la personalidad es necesario conocer, identificary comprender el temperamento y cómo estas diferencias individuales inciden en el comportamiento y desarrollo infantil y de la persona. El temperamento se refiere a un rango normativo de respuesta conductual, emocional y fisiológica en donde la patología está limitada a patrones excesivos o disfuncionales de respuesta. Esto significa que efectivamente las características temperamentales podrían predisponer al desarrollo subsecuente de condiciones psicopatológicas (Copeland, Landry, Stanger, Hudziak, 2004).

En el último tiempo las definiciones de temperamento enfatizan las diferencias individuales en dos ámbitos: reactividad y autorregulación, señalando que ambas tienen una base constitucional, es decir, un componente biológico relativamente constante, influenciada por la herencia, maduración y experiencia, circunscribiéndose a la excitabilidad o arousal de los sistemas fisiológicos y a la capacidad de autorregulación como una función de procesos neurales y del comportamiento para modular la reactividad subyacente (Cloninger, et al., 1993; Rothbart, 2004; Rothbart, et al., 2000).

Un aspecto relevante en la aproximación al concepto de temperamento es que éste no es visto como un estilo permanente de la persona, sino que se manifiestan en contextos asociados a estímulos particulares, de acuerdo con experiencias, aprendizajes y significados otorgados a estímulos específicos por cada persona. Por ejemplo, el temor a situaciones nuevas va a ser expresado en contextos poco habituales, no así en situaciones familiares. Desde esta perspectiva es posible señalar que el temperamento se va desarrollando en interacción con el medio, acorde con las demandas y experiencias. Rothbart, et al., (2000) en tal sentido señala que los componentes de las emociones, el funcionamiento motor, los sistemas de arousal y sistemas de atención son aspectos en desarrollo en el niño los cuales no siempre están presentes al momento del nacimiento (ejemplo el temor) y que el sistema de atención ejecutiva, que emerge más tarde, sería relevante en la capacidad auto-regulatoria y por lo tanto en el desarrollo de la personalidad (Posner, Rothbart, 1998, en Rothbart, et al., 2000).

En general los modelos no hablan de tipos de temperamento, sino más bien identifican agrupaciones de dimensiones temperamentales y/o sistemas adaptativos y describen cómo éstos se relacionan con determinada patología y/o comportamiento. En tal sentido son las características de las dimensiones o variables de temperamento dominante las que van a moldear el comportamiento.

R. Cloninger y colaboradores han estado abocados en los últimos años a desarrollar un modelo biopsicosocial del desarrollo de la personalidad. Este modelo integra el sustrato biológico de la personalidad con experiencias del desarrollo y socioculturales, acercando paradigmas biológicos, psicológicos y sociales. Al mismo tiempo propone una mirada nueva frente a la habitual dicotomía existente entre descripciones dimensionales y categoriales de la personalidad, en un modelo integrador. Cloninger, et al., (1993) señalan que personalidady aprendizaje forman parte del mismo proceso. La personalidad refleja diferencias individuales en las respuestas de los sistemas neuroadaptativos relacionados con el aprendizaje. Luego, lo que diferencia la personalidad de los individuos son los distintos sistemas adaptativos que participan en la recepción, procesamiento y almacenamiento de la información que reciben del medio. El proceso de adaptación, de acuerdo con el modelo de Cloninger (1993), ocurre gracias a la información que se recupera de experiencias anteriores, almacenada en los sistemas de memoria explícita o episódica que contiene recuerdos de experiencias personales y está relacionada con experiencias conscientes sobre hechos y eventos las que posibilitan actuar con intencionalidad a partir de ella. Mientras, la memoria implícita o semántica dice relación con la ejecución de actividades de rutina, las cuales se llevan a cabo con poca participación de la conciencia y que contiene recuerdos inconscientes, la memoria procesal y valencias afectivas. De acuerdo con lo descrito, los recuerdos o memorias conscientes se basan en conceptos y los recuerdos o memorias inconscientes están guiadas por las percepciones (Cloninger, 1999a; Cloninger, 1999b; Cloninger et al., 1998; Cloninger et al., 1994; Cloninger, etal., 1993).

El Modelo Biopsicosocial de Cloninger está compuesto por cuatro dimensiones de temperamento y tres dimensiones del carácter. Las primeras presentan un alto componente hereditario y sustentan las dimensiones del carácter, las que están más expuestas a la influencia del aprendizaje. Estos componentes de la personalidad están organizados jerárquicamente e implican diferentes sistemas de aprendizaje y memoria, pero están altamente interrelacionados entre sí. Desde esa perspectiva, el desarrollo de la personalidad es un proceso epigenético reiterativo en el que los factores del temperamento motivan inicialmente al aprendizaje de autoconceptos, los que a su vez modifican el significado y valoración de los estímulos percibidos. Así, tanto el temperamento como el carácter se influencian mutuamente y motivan el comportamiento. Se reconoce la influencia genética y del ambiente en su desarrollo y expresión, sin embargo ésta ocurre de manera independiente entre sí.

El modelo descrito dio origen a un cuestionario que mide características del temperamento y carácter, denominado Temperament and Character Inventory, TCI. Existen tres versiones: una para adultos, autoadministrada, con 240 ítemes; otra para preescolares (2-4 años) que responden los padres; y otra versión para escolares (7 - 14 años) au-toadministrada y que cuenta también con la versión padres. Cada versión consta de 108 ítemes. La interpretación se realiza a través de medias y medianas, al igual que en Estados Unidos, puesto que, de acuerdo con uno de sus autores, la realidad de cada país no es comparable con otros contextos (T. Przybeck, comunicación personal, agosto 2004). Hay algunas investigaciones en donde se aplicó y validó en forma preliminar el JTCI en escolares (Copeland, et al., 2004, Luby, et al., 1999), sin embargo la versión padres no ha sido validada aún. Por estas razones, el presente estudio busca explorar las características psicométricas del cuestionario JTCI en una muestra local en la versión niños y padres.

De acuerdo a estos antecedentes, la presente investigación tiene por objetivo:

      1.      Adaptar al idioma español el cuestionario JTCI versión padres y versión autoadministrada
      2.      Explorar las propiedades psicométricas de la adaptación al español del cuestionario JTCI versión padres y niños
      3.      Evaluar el grado de consistencia entre el reporte de los padres y el reporte de los niños.

Método

Participantes

La muestra del estudio estuvo constituida por un total de 130 niños (H=69yM=61)y 103 padres pertenecientes a la comuna de Peñalolén de niveles socioeconómicos medio alto y bajo. Las edades de los niños evaluados oscilan entre los 8 y los 13 años (M= 10.1, DE = 1.0) que cursan entre 4to y 6to año de enseñanza básica.

Procedimiento

El instrumento aplicado fue la adaptación del cuestionario de temperamento y carácter infantil de R. Cloninger (1994), JTCI autoadministrado en la versión de niños y padres. La traducción fue sometida a una evaluación cruzada por jueces psicólogos bilingües y la versión en español fue sometida posteriormente a evaluación por jueces psicólogos y psiquiatras infantiles.

La aplicación del cuestionario de los niños se hizo en forma colectiva guiados por un monitor. La versión del cuestionario aplicada a los padres se obtuvo en correspondencia a cada uno de sus hijos que habían contestado el cuestionario previamente.

Instrumento

El JTCI fue desarrollado por Luby, et al., (1999), a partir del TCI original que se aplica a adultos desarrollado por Cloninger, et al. (1994). El JTCI es un cuestionario de autoaplicación para niños entre 7y 14 años. También existe una versión para padres orientado a evaluar las mismas dimensiones temperamentales y caracterológicas en su hijo. En el trabajo de adaptación de Luby, et al. (1999), los ítemes fueron modificados a partir del original con el propósito de adecuarse al lenguaje de los niños. El JTCI incluye 108 ítemes expresados en forma dicotómica, V o F. Incluye cuatro escalas de temperamento: búsqueda de la novedad (NS), evitación del daño (HA), dependencia de recompensa, (RD), y perseverancia (P). Además incluye tres escalas de carácter: autodirectividad (SD), cooperatividad (C), y una tercera dimensión que incluye las subdimenciones fantasía (ST1) y espiritualidad (ST2). En el TCI adultos estas últimas dos escalas conforman una sola escala, llamada autotrascendencia (ST). La escala perseverancia (P) surgió como escala independiente con posterioridad a las primeras aplicaciones del instrumento. (Luby, et al., 1999; Przybeck, 2004 comunicación personal).

Dimensiones de Temperamento

En el modelo de Cloninger (1993) se identifican 4 dimensiones de personalidad que constituyen el temperamento, las cuales serían genéticamente independientes entre sí. Estas dimensiones involucran respuestas automáticas, preconceptuales a los estímulos perceptuales, presumiblemente reflejando los sesgos heredados en el procesamiento de la información por el sistema de la memoria perceptual. Es una predisposición heredada, ligada a sistemas neurobiológicos que explica el 40-65% de la varianza de personalidad (Cloninger, 2002). Está regulada por factores constitucionales principalmente, sistema límbico, y se manifiesta tempranamente en el desarrollo. Otros autores señalan que la heredabilidad alcanza el 50 - 60% (Constantino, Cloninger, Murphy, Clarke, Hashemi y Przybeck, 1999). Estas dimensiones se mantienen estables durante la vida, no están influidas por el ambiente social y permiten predecir moderadamente el comportamiento adolescente y adulto. Implica las respuestas automáticas a estímulos emocionales y se relaciona con hábitos, emociones y respuestas automáticas a experiencias (Cloninger 1999a; Cloninger 1999b; Cloninger, etal., 1993; Svrakic, Svrakic, Cloninger, 1996). Las cuatro dimensiones son:

      1.      Búsqueda de novedad
      2.      Evitación del daño
      3.      Dependencia de recompensa
      4.      Persistencia

Las dimensiones del temperamento se definieron en términos de diferencias en el aprendizaje asociativo en respuesta a la novedad, el peligro o castigo y a la recompensa. La filogenia del temperamento sugiere que habría comenzado con un comportamiento de inhibición (evitación del daño) en todos los animales, al que se habría agregado un sistema de activación (búsqueda de lo nuevo) en animales más avanzados y posteriormente se agregaron sistemas para la mantención conductual (dependencia de la recompensa y persistencia)

La dimensión búsqueda de la novedad es descrita como un aspecto heredado en la activación o iniciación de comportamientos tales como la frecuencia en la actividad de exploración en respuesta a la novedad, impulsividad en la toma de decisiones, como respuesta a estímulos que indican potenciales recompensas o alivio. Está probablemente regulada por la dopamina. (Cloninger 1999a; Cloninger, 1999b; Cloninger et al., 1993).

Evitación del daño es una tendencia heredada en la inhibición o cesación de comportamientos en respuesta a estímulos aversivos, con la finalidad de evitar castigos o frustraciones. Se manifiesta en preocupación y anticipación a posibles problemas, evitación pasiva como temor a la incertidumbre, a los extraños, vergüenza, rápida fatigabilidad. Está regulada por la serotonina. (Cloninger 1999a; Cloninger, 1999b; Cloninger, etal., 1993).

La dimensión dependencia de recompensa es una tendencia heredada en la mantención de comportamientos en respuesta a señales de recompensa. Se aprecian manifestaciones tales como sentimentalismo, dependencia social, dependencia de aprobación. Los fundamentos biológicos no están suficientemente claros, sin embargo los datos señalan que estaría regulada por la noradrenalina (Cloninger 1999a; Cloninger 1999b; Cloninger et al., 1993).

Inicialmente se pensó que la persistencia era un componente de la dependencia de la recompensa, sin embargo no correlacionó con los otros componentes de la escala (sentimentalismo, dependencia social y dependencia de aprobación), por lo que emergió como una dimensión independiente (Cloninger, 1999a; Cloninger 1999b; Cloninger, etal., 1993).

Las cuatro dimensiones están reguladas por redes neuro-químicas específicas que modulan la activación, mantención e inhibición de las respuestas frente a las experiencias.

Dimensiones de Carácter

Por otra parte, el modelo identifica 3 dimensiones ca-racterológicas, las cuales se sustentan en el temperamento y se desarrollan durante la vida, influenciadas por el medio ambiente. El desarrollo del carácter se define en términos del insight, introspección o de la reorganización de auto-conceptos e involucra la organización conceptual de la percepción y el desarrollo de nuevas respuestas adaptativas como resultado de la reorganización de la experiencia. (Cloninger, 1999a; Cloninger, 1999b; Cloninger, et al., 1998; Cloninger, etal., 1993; Svrakic, etal., 1996) El carácter estaría compuesto por una estructura de autoconceptos y relaciones objétales, modulados por el autoconocimiento y un conjunto de símbolos. Las respuestas automáticas para iniciar, mantener o detener el comportamiento están determinadas inicialmente por factores del temperamento, pero estas pueden ser modificadas y condicionadas como resultado de los cambios en el significado y simbología de los estímulos que están determinados por el concepto de identidad. El carácter se relaciona con los autoconceptos que influyen en nuestras intenciones y actitudes, el quién y qué somos, aspectos influidos a su vez por la socialización. Este aprendizaje introspectivo incluye el aprendizaje verbal, la adquisición de repertorios o esquema de aprendizaje y la conceptualización abstracta que influye en las metas, conductas y esperanzas. Por consiguiente el carácter puede entenderse como la forma particular de responder a los estímulos en función de los diferentes conceptos que las personas tienen de sí mismos. (Cloninger, et al., 1993; Cloninger, et al., 1999b) A diferencia del temperamento, las dimensiones del carácter se heredan de manera muy débil, (15 - 35%), (Constantino, Cloninger, et al., 1999), están influidas por el medio ambiente en forma moderada, pero de manera significativa por el entorno familiar, y están reguladas por el hipocampo y el neocortex. El proceso de madurez es continuo, no lineal, por etapas desde la temprana infancia hasta la adultez tardía. Las tres dimensiones son:

      1.      Autodirectividad
      2.      Cooperatividad
      3.      Autotrascendencia
      4.      Espiritualidad

La autodirectividad se refiere a la autodeterminación, la independencia y seguridad en sí mismo, la voluntad / habilidad para controlar, regular o adaptar un comportamiento que se ajuste a una situación, sin dejar de lado metas y valores individuales. Esta voluntad es entendida como una fuerza intencional de la persona para abocarse a metas o propósitos, con suficiente flexibilidad para adecuarse a las experiencias. Se refiere a la imagen de sí mismo, self, en forma integrada. Según Cloninger (1993), sería el mayor determinante de ausencia o presencia de desórdenes de personalidad. (Cloninger, 1999b; Cloninger, et al., 1998; Cloninger, et al., 1993; Svrakic, et al., 1996; Svrakic, Whitehead, Przybeck, Cloninger, 1993).

Cooperatividad da cuenta de las diferencias individuales en la aceptación de los demás, indica aspectos relacionados con la afabilidad, hostilidad, tolerancia y aceptación incondicional, empatia y disposición hacia los demás. Los trastornos de personalidad están asociados a baja cooperatividad de acuerdo con el TCI. (Cloninger, 1999b; Cloninger, etal., 1993; Svrakic, etal., 1996).

La Autotrascendencia se refiere a la identificación de la persona como parte de un todo, de una totalidad de la que procede, hay conciencia de ser una parte integrada de la evolución del cosmos, en la que no existe una distinción significativa entre el self y los otros. Es descrita como la unión espiritual con la naturaleza y sus recursos. Incluye aspectos como experiencia autoconsciente, identificación transpersonal, aceptación espiritual. (Cloninger, 1999b; Cloninger, etal., 1993; Svrakic, etal., 1996).

Resultados

Se realizó un análisis de consistencia interna de cada una de las subescalas que componen el JTCI mediante alfa de Cronbach. Adicionalmente, se evaluó la correlación entre los resultados obtenidos para cada niño con sus respectivos padres a través del coeficiente de correlación de Pearson.

La Tabla 1 muestra la consistencia interna en cada una de las dimensiones, para Niños y Padres, evaluada a través del estadístico alfa de Cronbach. Los valores reportados para el grupo de los niños se obtuvieron luego de eliminar aquellos ítems con correlación ítem-test corregida igual o inferior a 0,1. Los mismos ítems que se seleccionaron utilizando este criterio en el caso de los niños, fueron utilizados para calcular el valor de alfa en el caso de los padres. Se reporta el número de ítems original y el número de ítems que componen la escala definitiva en cada caso.


Los valores de alfa en el caso de la muestra de niños van de 0,260 a 0,732, mientras que en el caso de los adultos van de 0,292 a 0,704. Las escalas Búsqueda de novedad y Evitación del daño se encuentran dentro de rangos aceptables de confiabilidad. En el caso de la muestra de padres, a las dos escalas recién mencionadas se suman las escalas Autodirectividady Cooperatividad. Es evidente que una de las razones de la baja confiabilidad de las escalas restantes tiene que ver con el bajo número de ítems de la escala original. De acuerdo a la teoría de test, el aumento en el número de ítems de escalas con una confiabilidad inicialmente baja debiera tener un efecto importante en la confiabilidad de la escala aumentada (Crocker y Algina, 1986), por lo que elaborar ítems paralelos adicionales para estas escalas debiera tener un efecto significativo sobre los valores de alfa obtenidos.

En la Tabla 2, se informan las medias y desviaciones estándar obtenidas para el grupo de niños, tanto hombres como mujeres. Los valores reportados se obtuvieron tomando el promedio de cada persona en los ítems que componen la escala definitiva y multiplicando por cien, es decir, X = p/N x 100. Por ejemplo, si en la escala Búsqueda de novedadla persona contesta afirmativamente a 8 de las 13 preguntas que la componen, su puntaje sería X = (8/13)100=61.54. Este cálculo permite comparar directamente los valores reportados entre las distintas escalas y grupos. Al comparar las medias obtenidas para hombres y mujeres, se constató que sólo en el caso de la escala Cooperatividad existe una diferencia significativa a favor del grupo de niñas (F=4.163. p =.043).


En la Tabla 2, se informa adicionalmente el error estándar de medición en función de los coeficientes de confiabilidad reportados en la Tabla 1*. Este índice permite comparar a los encuestados entre sí, considerando como significativas sólo aquellas diferencias que difieren en al menos 1.96oE. Por ejemplo, en el caso de Búsqueda de novedad consideraremos que dos puntajes individuales reflejan diferencias relevantes sólo cuando las diferencias observadas sean de 24.5 puntos o más.

Por último, se realizó un análisis de correlación para evaluar si había consistencia entre el reporte de los padres y sus hijos en función de la escala JTCI. Las correlaciones encontradas se reportan en la Tabla 3. Según estos resultados, existiría un grado de consistencia medio bajo entre las observaciones de padres e hijos en relación a Búsqueda de novedad, Autodirectividad y Cooperatividad. En el resto de las escalas, las correlaciones encontradas no fueron significativas.


Conclusiones

En relación a los objetivos planteados al inicio de este estudio, es posible concluir que la versión en español del cuestionario JTCI se encuentra parcialmente validada. En el caso de la muestra de niños, sólo dos de las ocho escalas del JTCI alcanzaron un coeficiente de confiabilidad cercano a .7. Estas escalas sonBúsqueda de novedady Evitación del daño. Por su lado, en la muestra de padres la mitad de las escalas del JTCI resultaron confiables: Búsqueda de novedad, Evitación del daño, Autodirectividad y Cooperatividad.

Se reportaron las medias y desviaciones estándar para cada una de las escalas que componen el JTCI. La escala más baja de acuerdo a las medias calculadas para este estudio fue Fantasía (M =40.8, DE=313), mientras que la más alta fue Espiritualidad (M=71.5, DE=23.2). El error estándar de medición para las distintas escalas fluctuó entre 9.78 para Evitación del daño y 21.42 para Fantasía.

Por último, sólo en tres de las escalas se encontraron correlaciones significativas entre los puntajes de los padres y el autorreporte de los hijos: Búsqueda de Novedad (r =.23), Autodirectividad (r=.34) y Cooperatividad (r=.29).

Discusión

Hay diversas razones por las cuales los coeficientes de confiabilidad obtenidos pueden haber sido bajos. En particular, pensamos que unos de los factores que puede haber disminuido la confiabilidad de la escala es el escaso número de ítems de aquellas escalas que no resultaron confiables. Si bien es esperable las escalas alcancen niveles de confiabilidad similares a los obtenidos en el cuestionario original, el hecho de trabajar con una nueva versión en español del cuestionario introduce una fuente de error que explicaría la reducción de la confiabilidad de las mismas. Por ello, sugerimos aumentar el número de ítems de la versión en español considerando que un porcentaje importante de ellos va a ser eliminado en el proceso de validación de las escalas.

No obstante lo anterior, es importante notar que la baja confiabilidad de las escalas en la muestra de niños es consistente con resultados de otras investigaciones (Asch, Córtese, Pérez, Diaz, Pelissolo, Aubron, Orejarena, Acquaviva, Mouren, Michel, Gorwood y Purper-Ouakil, 2009). En el caso de la muestra de padres los resultados son algo mejores. No obstante aquello, para efectos prácticos sería recomendable utilizar la versión en español para padres de la escala JTCI para las dimensiones Búsqueda de novedad, Evitación del daño, Autodirectividad y Cooperatividad.

En el estudio de Luby, et al., (1999), se encontraron diferencias de género significativas para las dimensiones Búsqueda de novedad, Dependencia de Recompensa, Cooperatividad y Autodirectividad, con promedios más altos para los varones en la primera dimensióny más altos en las niñas en todas las dimensiones restantes. En el presente estudio sólo se encontró una diferencia significativa a favor de las niñas en la dimensión Cooperatividad. Es decir, las niñas se autodescribencomo más apoyadoras, cooperadoras y empáticas que los varones. En el resto de las dimensiones no se encontraron diferencias significativas. Se requieren más estudios de este tipo para determinar la existencia de convergencias y divergencias interculturales de las distintas escalas del JTCI que contribuyan a interpretarlas de acuerdo a la realidad sociocultural del país.

La falta de consistencia entre el autorreporte de los niños y sus respectivos padres constituye un resultado interesante, pero complejo de analizar. En primer lugar, es necesario tener en consideración que sólo dos de las escalas analizadas mostraron, simultáneamente, un nivel de confiabilidad aceptable para padres y niños. La baja o nula correlación obtenida en el resto de las escalas puede atribuirse, en principio, a una baja confiabilidad de las escalas de medida. En segundo lugar, la baja correlación encontrada en Búsqueda de Novedad y Evitación del Daño puede atribuirse a diversos factores, entre los cuales podemos mencionar tres: a) capacidad de autoobservación del niño, b) deseabilidad social y d) conocimiento de los padres sobre los niños en situaciones sociales particulares.

La evaluación de características de temperamento y carácter en niños no está exenta de dificultades. Con frecuencia se señala que los niños pequeños y escolares no tendrían la capacidad aún para responder acerca de características personales, sin embargo, de acuerdo con Luby, et al., (1999) todo depende de cómo se le pregunte al niño. Adicionalmente, hay un sesgo de error dado entre otras cosas por la relación entre lo que se está preguntando y explorando y el juicio social al respecto. Por su lado, los padres tampoco estarían exentos de ese posible sesgo, es decir, a responder también en términos de expectativas y comportamientos positivos y socialmente valorados. Por último, es importante considerar que muchas de los comportamientos que indaga el JTCI no son susceptibles de ser observados por los padres.

Este esfuerzo por adaptar y validar el J-TCI en nuestro país sigue la misma línea que los esfuerzos realizados en diversos países para validar el TCI en la versión adultos como Bélgica, Suecia, Japón y España, entre otros. Desde una perspectiva de utilidad y aporte al quehacer clínico y evaluación de niños, el JTCI constituye una herramienta importante pues permite complementar la información que se obtiene a través de la entrevista y otros instrumentos de evaluación. El valor principal radica en la oportunidad que ofrece la apreciación personal que el niño tiene sobre sí mismo, la cual no siempre es compartida con otros, particularmente con sus padres. El consenso o desajuste entre ambos aporta información valiosa para analizar e intervenir en la interacción y dinámica familiar.

 

Nota

*
     

 

Referencias

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(Rec: 08 julio 2009 / Acep: 20 abril 2010)

Correspondencia:

Teresa Quintana Püschel. Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago, Chile. E-mail: teresa.quintana@uai.cl. y
Gonzalo Muñoz Gálvez. Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez, Santiago, Chile. E-mail: gonzalo.munoz@uai.cl

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