Transporte público frente al colapso
- Autores: Rafael Quintero
- Localización: Villa de Madrid: revista del Excmo. Ayuntamiento, Nº. 73, 1982 (Ejemplar dedicado a: 1981: un año de realizaciones)
- Idioma: español
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Resumen
De una política municipal de circulación que fomentaba de hecho el transporte privado, con la apertura de vías rápidas y pasos a distinto nivel al servicio del automóvil, la nueva Corporación democrática ha pasado, con medidas concretas, a desarrollar una nueva filosofía: potenciación al transporte público y restricciones al privado en las zonas congestionadas.
Dos mil y pico kilómetros de vías urbanas, casi 800.000 vehículos circulando por Madrid cada día, intersecciones viarias cruzadas por más de 200.000 automóviles (lo que no ocurre en ninguna ciudad de Europa) y una red de transporte público insuficiente y sin coordinación, justifican sobradamente el golpe de timón, que con realizaciones concretas, ha dado el Ayuntamiento en su política de transportes. Incluso las últimas corporaciones designadas ya habían detectado el problema, pero nada hicieron o nada les dejaron hacer.
El problema del tráfico en Madrid ha sido estimulado y agudizado por la anárquica construcción de la ciudad en las últimas décadas. Barriadas sin ningún equipamiento, con carencia absoluta de escuelas, guarderías, centros culturales y comerciales, hospitales, ambulatorios y parques. Sus habitantes, obligados a desplazarse al centro para todo y con sólo una irregular «camioneta» periférica como transporte público.
Abordar el problema del tráfico sin conexión con el resto de los problemas urbanos —localización industrial, barrios autosufícientes- ha sido el mayor disparate de la historia de Madrid. A nueva autovía, a nuevo túnel, a nuevo paso elevado para descongestionar el tráfico, seguía inexorablemente un proceso especulativo que generaba una congestión todavía mayor.
Sólo con la planificación democrática de la ciudad se puede resolver el problema de tráfico, que no puede ser considerado aisladamente del resto de las variables que inciden en la vida ciudadana.
La municipalización de las periféricas, cuyo nivel de servicio era claramente deficiente, el reciente convenio con Renfe sobre accesos ferroviarios, se enmarcan en la línea de coordinar las diversas formas de transporte.
Coordinación, que sólo será total, cuando el Metro pase a disponer del Ayuntamiento.
