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Psicoperspectivas

versión On-line ISSN 0718-6924

Psicoperspectivas vol.13 no.1 Valparaíso ene. 2014

 

 

 Editorial

 

Las Voces y Silencios de la Universidad Hoy. La Academia ante la transformación de la Universidad

Durante las últimas décadas se han instalado cambios significativos en el campo de la Educación Superior. No sólo los sistemas de financiamiento se han transformado, sino que también los mecanismos mediante los cuales se mide y regula el trabajo académico y las formas organizativas de las universidades. Esto, en el contexto de una creciente demanda a las instituciones de Educación Superior para constituirse como la base de una productividad basada en el conocimiento (Johnston, Arora & Experton, 1998). Esto desafiará radicalmente a la Universidad como institución, transformando sus prácticas y sus modos de hacer.

La Universidad, pensada en la Modernidad como el espacio privilegiado en el cual la sociedad se piensa a sí misma, liberada de los apuros de la producción para que el conocimiento se desarrolle libremente, hoy se ha puesto al centro del debate. Para algunos, en la llamada Sociedad del Conocimiento, la Universidad debiera tomar un rol de liderazgo en la generación de un conocimiento que permita el incremento de la riqueza de los países, debiendo conectarse con los intereses políticos y empresariales, en lo que Slaughter y Leslie (1997) llamaron Capitalismo Académico. Junto a ello, se ha incrementado la demanda por aumentar la transparencia y la rendición de cuentas mediante la instalación de indicadores de producción y calidad por parte gobiernos y agencias transnacionales, que sirvan de base para las decisiones de financiamiento y regulación.

Así, nuevas formas de gestión emergen, respondiendo no sólo a la menor participación del Estado en el financiamiento, sino que también a este llamado a ser más eficientes en la generación de un conocimiento de alta productividad que pueda ser vendible a estudiantes, empresas y gobiernos (Sousa, de Nijs & Hendriks, 2010). Esto desafía radicalmente los modos de construir Universidad que habían predominado anteriormente (Ibarra-Colado, 2003; Jary & Parker, 1998; Readings, 1997; Beverungen, Böhm & Land, 2012).

En este contexto, Psicoperspectivas convocó a la sección temática incluida en este número; orientada a discutir, desde la Universidad, las transformaciones que están ocurriendo. Se convocaron artículos que desde el análisis empírico y teórico dieran cuenta de estos procesos de transformación, sus consecuencias y posibles alternativas. Las preguntas centrales fueron ¿Qué dice la Universidad acerca de su transformación? ¿Qué investigaciones se han realizado desde el rigor del trabajo académico en torno a estos procesos de transformación institucional? ¿Qué resultados han emergido del trabajo de las y los académicos en torno a esta mutación que estamos viviendo? ¿Cuáles son las discusiones relevantes? En definitiva, ¿cuál es la voz de la Universidad ante esto?

La intención de esta convocatoria precisamente fue tomar la voz que se construye bajo el rigor propio del trabajo académico. Los procesos acuciosos de revisión teórica, la rigurosidad de la investigación empírica, actividades reguladas por mecanismos autónomos, como la revisión de pares, tradicionalmente se han constituido en la garantía de un diálogo académico fecundo. Sin embargo, a pesar de ello, la voz de la Universidad ha quedado cada vez más alejada de la construcción de la Política Pública, en un contexto en que otros actores han ido ganando relevancia.

Por una parte, están los llamados Emprendedores Políticos (Minstrom & Norman, 2009), caracterizados por la capacidad de insertarse en redes de acción, con el fin de captar ideas e intereses de actores heterogéneos, moldeándolos con el fin de generar transformaciones relevantes en el ámbito político, en función de sus intereses. En esto, el uso de una razón ‘tecnocientífica’ resulta cada vez más importante. Permitiendo moldear los intereses de los actores, haciéndolos inscribibles en un lenguaje experto y justificando, con ello, formas de acción (ver Medvetz, 2012). Así estos actores cobran el valor de expertos, continuamente llamados a conformar comisiones para analizar políticas públicas. Sin embargo, estos expertos no son aquellos ligados a las prácticas propias de la construcción académica del conocimiento. No han ganado proyectos concursables basados en la evaluación de pares, ni han publicado en revistas indexadas. No se encuentran en las Universidades, sino que en los Think Tanks.

Por otra parte, en el último año, ha emergido con fuerza la ciudadanía como otro actor clave, representada por movimientos sociales. Estos han instalado la crítica a esta política de Educación Superior instalada bajo una razón experta tecnocientífica. Sin embargo los académicos, principal fuerza de trabajo de la Universidad, poco han dicho desde la voz rigurosamente argumentada que caracteriza a la Universidad.

Recibimos 19 manuscritos, siendo esta sección una de las que más propuestas ha convocado. Una primera interpretación es que el tema suscita gran interés por lo que podría constituir un nicho para la investigación. No obstante, rechazamos aproximadamente el 80% de éstas. Varias de las contribuciones enviadas se caracterizaron por presentarse como reflexiones u opiniones ligadas a la propia experiencia personal de los académicos, o vinculadas a reflexiones colectivas al interior de instituciones específicas. Su contenido era sin duda de interés y pueden estimular conversaciones más amplias. Sin embargo, en su estado de envío, no lograban tener la fuerza propia del rigor académico para ser publicables. Esto a juicio de los editores y de los pares evaluadores, investigadores que hicieron un importantísimo trabajo contribuyendo al diálogo con autores y editores.

En efecto, la mayor parte de las propuestas enviadas a la convocatoria no incluían una discusión que considerara como un foco más amplio las transformaciones que estaban ocurriendo en las Universidades. Así éstas, en varios casos, aparecían como cambios ligados a contextos nacionales o locales específicos que parecían no tener ninguna conexión con orientaciones políticas mayores. Así mismo fue limitado, y en muchos casos inexistente, el diálogo con otras investigaciones académicas en torno a las transformaciones en la Universidad, realizadas tanto en Latinoamérica, como en el resto del mundo.

Así, estas reflexiones aparecían amarradas a experiencias locales específicas que no lograban dialogar con una transformación mayor. Gran parte de estos relatos y reflexiones carecían de una discusión amplia con la literatura y, cuando presentaban propuestas empíricas, estas no tenían la fortaleza suficiente y no siempre eran consistentes con las posiciones teórico-epistemológicas declaradas.

Como podemos apreciar, si bien las transformaciones que están ocurriendo en la Universidad no nos dejan indiferentes como académicos, pues tenemos mucho que decir, esa voz aún no cobra la suficiente fuerza argumentativa que caracteriza a la voz académica. La sistematización, el rigor de la revisión teórica y de un trabajo empírico metodológica y teóricamente guiado, aún no se han orientado suficientemente a mirar nuestro propio campo. Esta conclusión preliminar dibuja un escenario frágil y desafiante.

Los artículos que conforman la sección temática dan cuenta de algunas de las discusiones al interior de este escenario. Destacan por la heterogeneidad de sus planteamientos y la aproximación al fenómeno en estudio, siendo dos investigaciones teóricas y dos empíricas.

La sección se abre con el artículo de Diego Fonti, titulado “Críticos, orgánicos, corporativos. Reflexiones sobre las responsabilidades y funciones sociales del trabajo intelectual universitario”. Éste explora, mediante una revisión y análisis teórico, los modelos del trabajo intelectual-académico. Fonti advierte que la falta de criticismo respecto de las propias afirmaciones y acciones, derivada de los privilegios del corporativismo estamentario del trabajo intelectual, puede hacer perder de vista que este trabajo se inserta en el contexto de los desafíos de las sociedades contemporáneas. He ahí la responsabilidad del trabajo académico, en tanto un actor relevante que influye y modela la sociedad y la cultura.

El segundo artículo es de Soledad Martínez y Bruno Bivort, y se denomina “Procesos de producción de subjetividad de género en el trabajo académico: Tiempos y espacios desde cuerpos femeninos”. En éste, desde una perspectiva propia de las Psicologías Sociales Feministas y Postefeministas, se discute en torno a la comprensión de la relación entre género y trabajo, en el contexto universitario. Mediante un análisis de narrativas de mujeres académicas, se explora la experiencia de género en el contexto del trabajo académico. Uno de los elementos que emerge de esta investigación refiere a cómo el proceso de intensificación del trabajo es soportado simbólicamente. En este caso, utilizando no sólo recursos propios de lo que son las identidades académicas, sino que también de las posiciones de género.

El trabajo denominado “Reflexiones en torno a las competencias genéricas en educación superior: Un desafío pendiente” de Verónica Villarroel y Daniela Bruna realiza una revisión en torno a la instalación del modelo de competencias para la formación integral de los estudiantes. A partir de esta revisión dan cuenta de nuevas preguntas y desafíos relevantes, pensando en su aplicación en Chile. Uno de estos tiene que ver con los modelos de organización del trabajo universitario contemporáneo. Las autoras discuten cómo en un contexto de creciente precariedad laboral de la docencia universitaria, es posible asegurar una adecuada implementación de este tipo de modelo que requiere un compromiso mayor a las horas de docencia contratadas. Esto sirve como muestra de las contradicciones que están caracterizando el desarrollo contemporáneo de la Universidad. Por una parte, instalando modelos que requieren cada vez un mayor compromiso e intensidad del trabajo y, por otra, flexibilizando y desregulando los modos de vínculo laboral de su principal fuerza de trabajo.

El texto que cierra esta sección temática se denomina “Análisis de los significados de estudiantes universitarios indígenas en torno a su proceso de inclusión a la educación superior” de las autoras Mary Arancibia, Daniela Guerrero, Victoria Hernández, María Maldonado y Daniela Román. Éste explora la incorporación de estudiantes universitarios indígenas mediante el análisis cualitativo de los significados que estos construyen en relación a su proceso de inclusión en las instituciones universitarias. El análisis de la voz de los participantes da cuenta de la falta de procesos de inclusión, lo que se ha resuelto mediante la invisibilización de su posicionamiento identitario desde lo indígena, la que es actuada por los propios actores. Así estimula a preguntarnos cómo construimos los procesos de inclusión e interculturalidad en el contexto de la creciente complejidad de la Universidad.

Esta sección va acompañada de siete artículos en tanto contribuciones libres. Los dos primeros se orientan al campo escolar. Mediante un estudio empírico de carácter etnográfico Felipe Acuña, Jenny Assaél, Paulina Contreras y Belén Peralta abordan el discurso de la política educativa en Chile y su traducción en la cotidianeidad de la escuela. La metáfora médica de la escuela pública como cuerpo enfermo emerge como central en la comprensión de esta traducción a nivel local de la política. Derivada de los diseñadores a nivel central, ésta es tensionada localmente en las prácticas cotidianas. Es así como el trabajo explora en estas tensiones y en los modos cotidianos a través de los cuales se confronta una política de mejoramiento guiada por los modelos de mercado.

El trabajo de Claudia Córdoba que le sigue, también se sitúa en el campo de la escuela pública chilena y explora los criterios y fuentes de información que utilizan los apoderados a la hora de elegir escuela para sus hijos. Esto, mediante el análisis de 26 entrevistas grupales a madres que envían a sus hijos a escuelas municipales y privadas subvencionadas de una comuna urbano popular de la Región Metropolitana. La percepción de calidad, tal como muestra la autora, juega un rol relevante; sin embargo, esta noción no coincide con la de resultados de pruebas estandarizadas, lo que se discute en el artículo.

El tercer artículo de estas contribuciones libres es de los autores Elizabeth León-Mayer, María Soledad Cortés y Jorge Folino. Se orienta a describir las dimensiones sociodemográficas, criminológicas y clínicas de un grupo de población carcelaria en Chile, dando cuenta de la prevalencia de determinados trastornos de personalidad y mostrando su ligazón con  factores históricos de riesgo de violencia.

El artículo de Pablo Herrera, Mariana Krebs, Luz María González, Saúl Zúñiga, Javiera Troncoso y Francisca Melis da cuenta de una adaptación de la categorización del Sistema de Categorías de Contenido para Codificar Constructos Personales (SCCP) para  fines clínicos, detallando el proceso de construcción y adaptación del sistema, así como un ejemplo de aplicación. Siguiendo esta línea de desarrollo de instrumentos desde la Psicología, el trabajo de Antonia Larraín, Paulina Freire y Trinidad Olivos presenta una herramienta orientada a medir habilidades de argumentación escrita en niños y niñas, mostrando sus posibilidades para informar el nivel de desarrollo de distintas dimensiones de la habilidad de argumentación escrita.

El sexto artículo, escrito por Mauricio González, Ingrid González y Karol Vicencio, se orienta a la descripción del rol autopercibido del psicólogo y sus implicancias en los procesos de formación en pregrado. Así, desde la información obtenida a través de entrevistas semi-estructuradas a 20 psicólogos de distintas áreas de la profesión, se exploró las tensiones de este rol. Este es percibido como difuso, flexible y amplio, orientado a promover el bienestar de las personas y cuya actuación es contextualmente dependiente. Esto, tal como exponen las/os autores, demanda fortalecer el desarrollo de competencias que permitan esta actuación flexible, en contextos complejos, a la vez que rigurosa, mostrando relevantes desafíos de la profesión y de su formación.

Finalmente, el artículo que cierra el número, de las autoras Carmen Barros, María Beatriz Fernández y María Soledad Herrera, explora mediante un estudio mixto las nociones sobre familia y sobre las interrelaciones entre sus miembros que declaran mayores de 45 años en Santiago de Chile. Este permite dar cuenta de la prevalencia de ciertos patrones culturales que guían los procesos de significación de la familia, aun en contextos de transformación sociocultural.

He aquí un nuevo número de Psicoperspectivas. El cual, desde la mirada de la Psicología en su conexión con las otras Ciencias Sociales, busca aportar a los procesos de transformaciones que viven nuestras sociedades, mediante un trabajo científico riguroso, a la vez que crítico. Coincidiendo con el artículo que da inicio a este número, creemos que el trabajo académico debe ligarse a los desafíos sociales de nuestro tiempo, generando análisis comprensivos a la vez que herramientas que den respuesta a los desafíos que vivimos.

En este contexto, volvemos a reiterar que no deja de ser significativo el relativo silencio de las comunidades académicas en relación a la transformación de la Universidad. Es curioso que ante la relevancia que ha tomado la educación superior en el debate en torno a política pública, sus principales trabajadores (los académicos), digan/digamos muy poco, y permanezcan/permanezcamos en la desarticulación, sin levantar una voz legible y sostenida académicamente acerca de lo que puede ser nuestro devenir. Esto puede explicarse por los modelos contemporáneos de regulación del trabajo académico que favorecen ciertas formas de productividad que tienden a silenciar el análisis de los propios procesos de transformación que vive la Universidad y el trabajo docente (Beverungen, Böhm & Land, 2012; Gill, 2010); lo cual, sin duda, se ensambla con otros elementos propios de las identidades académicas construidas históricamente que fortalecen la fragmentación e individualización de nuestro trabajo. Sin embargo, esta deja una pregunta urgente abierta: ¿Qué posibilidades de acción y transformación están al alcance en una comunidad académica que no se mira a sí misma, o que al hacerlo, no es capaz de volcar sobre sí el rigor y las prácticas que caracterizan su propio trabajo?

 

firmaed1

Vicente Sisto
Co-editor

firmaed2

Verónica López
Editora

 

Referencias

Beverungen, A., Böhm, S. & Land, Ch. (2012). The poverty of journal publishing. Organization 19(6), 929-938.

Gill, R. (2010). Breaking the silence: the hidden injuries of the neoliberal university. En R. Gill & R. Ryan-Flood (Eds.), Secrecy and silence in the research process: feminist reflections (pp. 228-244). London: Routledge.

Ibarra-Colado, E. (2003). Capitalismo académico y globalización: La universidad reinventada. Educação & Sociedade, 24(84), 1059-1067.

Jary, D. & Parker, M. (1998). The new higher education: Issues and directions for the post dearing university. Staffordshire: Staffordshire University Press.

Johnstone, D., Arora, A. & Experton, W. (1998). The financing and management of higher education: A status report on worldwide reforms. New York: World Bank.

Medvetz, Th. (2012). Think tanks in America. Chicago: Chicago University Press.

Mintrom, M. & Norman, Ph. (2009). Policy entrepreneurship and policy change. The Policy Studies Journal,37(4), 649-667.

Readings, B. (1997). The university in ruins. Cambridge: Harvard University Press

Slaughter, Sh. & Leslie, L. (1997). Academic capitalism: Politics, policies & the entrepreneurial university. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.

Sousa, C., de Nijs, W. & Hendriks, P. (2010). Secrets of the beehive: Performance management in university research organizations. Human Relations,63(9), 1439-1460.

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