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Reseña de
Educación y patrimonio: Visiones caleidoscópicas
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Realizada por Marta Martínez Rodríguez (Universidad de Valladolid) marta.martinez.rodriguez@uva.es

 

Título: Educación y patrimonio: Visiones caleidoscópicas.
Coordinadores: Olaia Fontal Merillas, Silvia García Ceballos y Alex Ibáñez Etxeberria.
Editorial: Trea
Fecha de publicación: 2015
Páginas: 290
ISBN: 978-84-9704-881-1

                     

La educación patrimonial ha recorrido un largo camino y, aunque ya considerada una disciplina consolidada, aún presenta puntos ciegos. En este sentido, el libro Educación y patrimonio: Visiones caleidoscópicas, pretende llenar algunos vacíos, visibilizando y conectando a todos los agentes inmersos, de uno u otro modo, en el proceso de la educación patrimonial, normalmente invisibles y cuyas experiencias y voces, son tan necesarias como imprescindibles para seguir avanzando.

Articuladas bajo la metáfora del caleidoscopio, sus páginas pretende ser la lente que nos guie hacia la luz de la educación patrimonial, y nos permita recuperar así la sensibilidad óptica, para apreciar la necesidad de la multiplicidad de miradas y la polifonía de voces. Esto logra crear nuevos significados y generar una retroalimentación, que construye una visión integral del proceso, permitiéndonos un análisis más polivalente y sensible. Para ello, nos ofrece una muestra significativa de procesos creativos, educativos, de introspección, memoria, identidad, que conectan a diversos agentes implicados de múltiples formas para completar el acorde. Proyectos que han sido gestados desde la universidad, la escuela, el barrio, el museo, y donde se entrelazan e interactúan artistas, alumnos, docentes, e incluso, pacientes o vecinos.

Dentro de esta realidad los diferentes autores que componen los espejos del caleidoscopio tratan de mostrar una selección de proyectos singulares y heterogéneos con finalidades similares. Las distintas voces implicadas en los procesos didácticos y de sensibilización con el patrimonio, logran sumar narraciones experienciales, que aportan una delicada visión dando así un sentido único a cada proyecto. La emancipación de los actores y la ruptura con la línea monódica más habitual, nos permite, de algún modo, conocer cómo el patrimonio impregna a las personas, las mueve, las une con su entorno, su contexto, su patrimonio, e incluso, las reencuentra con una parte de su identidad. Se acrisolan testimonios desde la voz del que lo vive, desde la mirada de quien lo proyecta, desde la ilusión de quien lo acompaña, adentrándonos en un mundo de experiencias inspiradoras y, es aquí, donde reside la riqueza del libro.

A través de la lectura, realizamos un viaje a la inversa, desandando el camino para observar desde un mirador privilegiado. Esta visión más reposada, permite analizar los procesos y buscar en ellos la continua construcción y trasformación hacia la innovación.

La narración polifónica es el hilo conductor, donde el lector se encontrará con una multitud de experiencias singulares, que tratan de despertar sus emociones, aflorando una sensibilidad hacia todo lo relacionado con el binomio, educación y patrimonio. Presenta una división estructurada en tres apartados. El primero de ellos, “Antes de mirar por el caleidoscópio”, presenta una visión sobre la situación de la educación patrimonial, atendiendo al conocimiento generado por la disciplina y las claves que permitan ampliar sus límites, dando origen a la necesidad de una educación patrimonial caleidoscópica.

El segundo y principal capítulo del libro, desarrolla los proyectos o espejos -siguiendo con la metáfora del caleidoscopio-, abordados como ya hemos aludido, desde diferentes perspectivas. Proyectos que nos acercan a diversas tipologías patrimoniales, desde el patrimonio inmaterial o arqueológico, hasta el patrimonio artístico o contemporáneo. Una vez desarrollados los proyectos y a modo de conclusión, descubrimos en el apartado final, “después de mirar por el caleidoscopio”, una invitación al lector a la reflexión. Donde varios autores nos hablan del papel relevante que adquiere la educación, como factor principal de cualquier proceso y proyecto didáctico, que albergue la educación patrimonial. Poniendo el acento en la educación interpatrimonial, se subraya un trabajo basado en valores y se hace hincapié en la importancia de las personas como principales agentes del patrimonio, una idea que se conforma a lo largo del libro y que se va consolidando según vamos descubriendo los reflejos generados entre los diferentes espejos. Ellas, son las principales destinatarias, desde, por y para las cuales se desarrolla la educación patrimonial. Esta máxima en la que se basan, orienta la educación patrimonial hacia la humanización de los procesos y el alcance de criterios de calidad, para lograr que el individuo forje identidades, y genere patrimonios. Esta última parte también establece una relación entre la educación patrimonial y los conceptos de inclusión y diversidad, derivados, en cierto modo, de este nuevo enfoque que camina hacia la humanización, donde la persona es el principal exponente. Conceptos siempre intrínsecos en el patrimonio y en todo ser humano.

Para finalizar se nos ofrece un epílogo sobre las aventuras y desventuras que acontecen a la persona sumergida en el proceso de lo patrimonializable. Donde la patrimonialización transita por terrenos áridos y ausentes de lo social y encorsetados por la disciplina, de los cuales debe huir.

El enfoque dentro del cual se confecciona el libro, pone el acento en las relaciones y, por tanto, en los significados creados en las mismas, más que en el producto. Donde los protagonistas cobran una atención especial, como receptores con pleno derecho de contribuir a crear significados. Con la finalidad de establecer una comunicación multidireccional, entre todos los agentes inmersos en el proceso de la educación patrimonial, que repercuta en la construcción de nuevas acciones, nuevos proyectos, cuyos sedimentos azotados por el tiempo creen capas de significado. Este nuevo enfoque, abre camino hacia un paradigma bibliográfico focalizado en un encuadre inductivo, donde el análisis de la práctica nos guiará y ayudará a matizar e innovar en la teoría.

Encontramos, en resumen, un espacio donde diferentes realidades comparten sus reflexiones sobre prácticas o proyectos educativos reales, detrás de los cuales hay personas, que conforma la pieza del engranaje para el motor del cambio. Nos invita a imaginar, empatizar y conectar con nuestras emociones, nuestros patrimonios, adentrándonos en ese nuevo paradigma, que huye de la abstracción de la acción en la que a menudo nos movemos, devolviéndonos a lo terrenal. Activa la llamada que pretende generar una cadena de nuevas prácticas, pensadas sobre la acción pensada, que impulsen y aporten conocimiento en la disciplina.