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Resumen de La función de la educación religiosa en el diseño curricular

Syed Ali Ashraf

  • Actualmente la enseñanza de religión en el Reino Unido se limita a explicar las diferentes religiones del mundo, sin profundizar en la ¿sensibilidad religiosa¿. Por eso en muchas escuelas consideran que un ateo puede ser muy buen profesor de religión. Sin embargo, sólo puede enseñar la sensibilidad religiosa una persona que la sienta y que sepa transmitírsela a sus alumnos. De este modo no se perdería la dimensión material y espiritual, la connotación específica y universal y la perspectiva local y global de la religión.

    En los programas y planes de estudios de hoy día se tiende a marginar la asignatura de religión. Esto se debe en gran medida a que la tendencia actual sólo toma en consideración el conocimiento que se puede presentar en términos de causa-efecto o de problema-solución. Así pues, la tendencia reinante consiste en mantener constantemente ocupado al ser humano. Pero este modelo de vida no responde a las preguntas transcendentales del hombre (el ¿por qué¿, el ¿cómo¿ y el ¿para qué¿). Son las religiones las que tradicionalmente han respondido a estas preguntas mediante Dios y una existencia más allá de esta vida.

    Las religiones tradicionales tienen puntos en común, como por ejemplo, la afirmación de la existencia de una realidad transcendental y la creencia en una dimensión espiritual de la persona. En estas religiones, es Dios quien regala al hombre las ideas absolutas de verdad, justicia, misericordia y amor. Bien es sabido que un niño pequeño conoce estos conceptos de manera innata (si alguien le asesta un cachete sin motivo reacciona ante la injusticia). Y si no los ha aprendido, es porque ¿alguien¿ se los ha dado. Las religiones tradicionales como la judeocristiana y la islámica afirman que ese ¿alguien¿ es Dios.

    Así pues estos ideales, además de innatos, son absolutos, universales, transcendentes, invariables y perpetuos, y el resto de normas sociales las han creado los hombres en base a ellos. Sin embargo, las normas sociales no son universales ni inalterables. Por eso estas normas innatas deberían ayudar a los estudiantes a formular conceptos básicos para todas las ramas del conocimiento.

    Toda persona, de la cultura o religión que sea, conoce estos conceptos de amor, justicia, verdad y misericordia, luego la sensibilidad religiosa no está dirigida sólo a unos pocos. Asimismo, aunque actualmente se tiende a dar mayor importancia a la sensibilidad estética, ésta es insuficiente si al mismo tiempo no se cultiva el sentido de justicia, verdad y rectitud.

    Cuando hablamos de sensibilidad religiosa nos referimos al conocimiento equilibrado de todos los absolutos y normas de perfección. Como ejemplo a esta afirmación diremos que para ser humanamente correcto se debe templar la justicia con la misericordia y no caer en la crueldad. También se entiende por sensibilidad religiosa el estudio de la cultura global de aquello que es ¿bueno¿.

    Desgraciadamente en el sistema educativo occidental existen actualmente dos raíces: la raíz religiosa y la secular, y es esta última la que más predomina. Hoy día se afirma que el pensamiento lógico es el único medio para llegar a comprender la verdad y, por eso, la educación religiosa debería contrarrestar esta afirmación para que no se considere al ser humano únicamente como una unidad lógica de pensamiento (la mente), sino como un ser natural y sobrenatural (el corazón). La gracia divina desciende al alma a través del corazón. Y es allí donde se desarrolla la lucha entre el bien y el mal.

    Por todo esto, la educación religiosa no debería reducirse a dar información sobre las distintas religiones del mundo, sino ser una asignatura troncal del programa que ofrezca una visión del mundo integrada y un concepto de hombre que incluya su relación con Dios y con la naturaleza. Sólo así los estudiantes podrán considerar la ciencia, las humanidades y las ciencias sociales al igual que comprenderán que aunque nuestra existencia en este mundo es pasajera, es necesario cuidarlo y mejorarlo para las generaciones venideras.


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