En la política de promoción de las monjas mendicantes que desarrollaron los reyes de Castilla se percibe una tipología de �fundaciones en relación� con mujeres. Alfonso X y Pedro I colaboraron con sus amantes, Mayor Guillén y María de Padilla, y el segundo también con sus hijas, Beatriz e Isabel, para dar origen a monasterios de la Orden de Santa Clara o de sus formas previas. Estas páginas analizan unos procesos de fundación que enlazan lo personal y lo familiar con lo político, visibilizan formas de interacción entre los sexos y desvelan algunas de las fisonomías adoptadas por las religiosas que constituyeron la institución clarisa, una orden religiosa exclusivamente femenina en la que tuvieron gran peso las mujeres como agentes históricos.
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