La incorporación del cine a las colecciones museísticas ha sido tardía y aún es minoritaria a pesar de haber sido uno de los principales medios de innovación en las vanguardias del siglo XX. No ocurre lo mismo con el vídeo, que se incorporó casi de inmediato al discurso museográfico contemporáneo. La presentación en el espacio expositivo y la catalogación de este tipo de obras de arte resulta deficitaria y en algunos casos errónea. Esto se debe a que aún no se ha asumido que tanto el cine como el vídeo son medios artísticos diferenciados, con tecnología específica y lenguajes propios.El presente artículo pretende demostrar que es necesario clarificar el vocabulario de catalogación y la forma de exposición de este importante patrimonio artístico para garantizar su correcta preservación y trasmisión a las generaciones futuras.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados