El desarrollo de una empresa es una tarea compleja. Cuando el objeto del negocio es financiero, además de todas las dificultades formales compartidas con el resto de sociedades de capital, las complicaciones aumentan formidablemente, dada la especialidad de la materia y la responsabilidad del gestor no sólo frente a los socios sino también ante los depositantes y la sociedad en general. Por ello, es natural que en el nuevo y revisado sistema financiero las exigencias para pilotar un proyecto de esta índole sean crecientes, debiendo reunir el consejero o directivo determinados perfiles que confirmen su pertinencia e idoneidad para el desempeño. El flamante estatus viene definido por normativa europea y española �tanto financiera como tradicional (Ley de Sociedades de Capital)� y por los estándares técnicos bosquejados por la Autoridad Bancaria Europea.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados