En este trabajo se presenta el fruto de la reflexión de años de actividad docente, investigadora y profesional médica en Universidades de Europa Occidental y California. Con una actitud observadora y analítica he visto una realidad de la Universidad a la que he buscado alternativas que creo que puedan mejorarla y que aquí presento. Hace pocos años, ha aparecido el Proceso de Bolonia, con cuyo planteamiento y análisis existen numerosas coincidencias. El hacer realidad estos procesos requiere una actitud personal por encima de los esquemas normativos. Como premisa importante surge el planteamiento finalista de la enseñanza. ¿A quien tenemos que formar?, ¿para qué?, ¿cómo?. Pensemos en el quehacer cultural y profesional, esa realidad que en el futuro ha de constituir la actividad de nuestros alumnos, una buena referencia para los objetivos de nuestra enseñanza.
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