El simulador dota al alumno de un pensamiento práctico, diferente del teórico en su objetivo, objeto, preocupaciones principales y resultados, generado con el fin de obtener algo concreto, asociado a fenómenos particulares, centrado en el significado de acciones concretas y que depende de lo factible. Tanto el alumno como el profesor se benefician de la realidad virtual como recurso didáctico. La elección del simulador debe de hacerse atendiendo a los objetivos del aprendizaje, siendo aconsejable combinar varios tipos de simuladores para completar dicho proceso. El resultado de su empleo se traduce en la mejora de la calidad formativa del profesional, optimizando su capacitación, permitiéndole poner en práctica los conocimientos teóricos, comprendiendo el funcionamiento de un sistema, generando capacidad de análisis, evaluando diferentes escenarios, desarrollando metodologías de análisis y reduciendo la probabilidad de error en la toma de decisiones
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados