El bebé necesita succionar ya que eso le calma y le tranquiliza. El chupete es ideal para que satisfaga esa necesidad, siempre que reúna determinadas condiciones de seguridad e higiene, además previene la succión del pulgar, más difícil de erradicar. La persistencia del hábito tiene repercusiones tanto dentro como fuera de la esfera oro-facial.
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