Guillermo Burillo Putze, Eduardo López Briz, Benjamín Climent Díaz, Pere Munné Mas, Santiago Nogué Xarau, Miguel Angel Pinillos Echeverría, R.S. Hoffman
Se ha observado un aumento del consumo de sustancias vegetales con efecto alucinógeno, algunas de ellas asociadas a ceremonias religiosas ancestrales, siendo muchas de estas sustancias legales o con una regulación parcial.
Salvia divinorum es un potente agonista de los receptores kappa, con propiedades disociativas y alucinógenas, de inicio rápido y corta duración. El Kratom (Mytragyna speciosa), posee como alcaloide principal la mitraginina, con efectos estimulantes a dosis bajas (efecto coca-like), y efectos sedativos (efecto opioide-like) a dosis altas. Se han detectado varias muertes asociadas a su consumo. El consumo de hongos alucinógenos aparece de forma cíclica, aunque se ha incrementado su oferta on-line. Se consumen buscando sus efectos alucinógenos sobre todo los pertenecientes a la familia de los psilocybes, los cuales contienen triptaminas con efecto alucinógeno, similar al LSD. El peyote (Lophophora psilocybes), cactus rico en mescalina (trimetoxifeniletilamina), produce alucinaciones de los cinco sentidos, y forma parte de la cultura religiosa de los indios norteamericanos.
Las daturas, de gran ubicuidad, producen un cuadro anticolinérgico y efectos sobre el sistema nervioso central (delirios, alucinaciones, etc), por su alto contenido en atropina y escopolamina. Otras sustancia utilizadas por sus efectos alucinatorios incluyen la bebida conocida como ayahuasca, y semillas para preparación de infusiones como el Ololiuqui, la Gloria de la mañana (Ipomoea violacea), la Rosa de Hawai (Argyreia nervosa), la Ruda borde (Peganum harmala), y la Iboga (Tabernanthe iboga).
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