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Resumen de La urbanidad en los colegios religiosos femeninos: etiqueta y distinción social

María Fernanda Piñero Sampayo

  • español

    A finales del siglo XIX primaba un modelo de mujer tradicional, adornado con las cualidades del buen cristiano y cuya función prioritaria era el cuidado del hogar y la familia. Este modelo femenino estuvo arraigado en la sociedad española hasta bien entrado el siglo XX. El paradigma de mujer, coincidía perfectamente con el ideal femenino propio de la pequeña burguesía, que a su vez, había tomado como referente el patrón tradicional de comportamiento, códigos y costumbres de la vieja aristocracia, en su afán de asimilarse a ella.

    La institución que en mayor grado colaboró a la permanencia y transmisión del tipo de mujer mayoritariamente aceptado por la sociedad y la moral imperante, fue la Iglesia católica que, por medio de sus instituciones educativas, contribuirá a la perpetuación de rígidas reglas y costumbres sociales, encaminadas a convertir a la mujer en una especie de componente y testimonio del tipo de sociedad que se quería mantener. Por ello, las normas de urbanidad constituyeron, en los colegios de monjas, un factor importante dentro de los planes de estudios, convirtiéndose en una asignatura esencial, incluso transversal, dado que abarcaba todos los aspectos de la formación de la joven.

    En los colegios religiosos, los manuales de urbanidad, se convirtieron en material didáctico de primer orden, transformándose en textos de referencia que se debían observar de manera escrupulosa, adquiriendo incluso, mayor importancia que los libros de texto

  • English

    In the late nineteenth century there was a traditional woman model, adorned with the qualities of a good Christian and whose primary function was the homecare and family.

    The female model was rooted in Spanish society well into the twentieth century. The woman paradigm, coincided perfectly with the feminine ideal characteristic of the petty bourgeoisie, which in turn, had taken as a reference the traditional pattern of behavior, codes and customs of the old aristocracy, in their eagerness to assimilate it.

    The Catholic Church was the institution that contributed to greater retention and transmission of the type of woman largely accepted by society and the moral imperative was the, through its educational institutions contribute to the perpetuation of rigid rules and social customs, aimed to turn women into a kind of component and testimony to the kind of society that was to be maintained. Therefore, the rules of civility constituted, in the convent schools, an important factor in the curriculum, making it an essential and cross subject. Even covering all aspects of training of the young women.

    In religious schools, etiquette manuals, training materials became first order, happening to be a reference text that should be observed scrupulously, becoming even more important than text books.


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