La gente ya no necesita más lujos, quiere algo más de tranquilidad; no precisa tantos estímulos sexuales, económicos o de poder, necesita paz interior y alivo para el stress. El paragigma del deseo humano está cambiando con la entrada del nuevo siglo y ha oscilado desde lo físico a lo mental. Al menos ésa es la tesis de Melinda Davis, que ha llegado a esta conclusión después de un trabajo de investigación de varios años en el proyecto The Human Desire (El Deseo Humano), realizado por su gabinete de ideas The Next Group, y que esta profesional estadounidensse ha plasmado en le libro ¿Por qué deseamos lo que deseamos?, Davis comenta en esta conversación el modo en qué llegó a las conclusiones apuntadas y cómo la publicidad y las nuevas tecnologías han influido en los cambios que se están produciendo
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