El control de las piroplasmosis bovinas requiere el tratamiento de los animales enfermos (mediante diamidinas aromáticas y carbanilidas, preferentemente en las babesiosis, y con tretraciclinas y carbanilidas en las theileriosis), la quimioprevención o la inmunización de los individuos receptibles, la esterilización de los protadores, que es posible en las babesiosis con imidocarb, y la lucha contra las garrapatas vetoras mediante baños o rociados con acaricidas aplicados oportunamente. El plan profiláctico debe asegurar el mantenimiento de la estabilidad enzoótica como único medio de obtener resultados óptimos.
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