Alto, feo, seductor, dueño de una inagotable batería de expresiones, una voz prodigiosa y una capacidad inusual para la metamorfosis, John Malkovich provoca por igual amor y odio en los espectadores. Y además muestra cierto desprecio por el oficio que le ha hecho estrella.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados