Ya hay 150.000 chinos en España que regentan más de 10.000 establecimientos, la mayoría ilegales. No registran sus negocios, no pagan impuestos, se saltan los horarios comerciales y venden cualquier cosa sin temor a ser inspeccionados. Todo un desafío a la ley que los empresarios españoles no hacen más que denunciar sin resultados.
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