A lo largo de la historia y de las diferentes culturas podemos observar cómo la organización en familias es prácticamente universal, aunque sean diferentes las normas, los valores, los tipos de vínculos y las estructuras sociales que la sustentan. Podríamos definir a la familia como un grupo de personas vinculadas entre sí que se estructura como un sistema sociocultural abierto, es decir, como un sistema relacional más o menos pautado y estable gracias al equilibrio que mantiene entre la tendencia a la continuidad y la constante transformación a la que le somete el cambio de alguno de sus miembros o del contexto en el que se inserta, y que cumple con una serie de funciones fundamentales para la supervivencia de sus miembros y de la sociedad de la que cada familia forma parte.
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