Una de las cuestiones que cabe preguntarse, a la luz de ciertos acontecimientos, es si la guerra de Irak ha sido en realidad una guerra de Estados Unidos contra el euro. Parece evidente que la existencia de un euro fuerte puede ser una amenaza para el dólar, pero no es menos cierto que para que una moneda sea hegemónica, como lo es ahora el dólar, debe contar con un poder político, institucional, cultural, económico y energético fuerte. Estados Unidos lo tiene y esta guerra persigue fortalecer, aún más, su propio poder imperial. Pero para que Europa se convierta en un auténtico contrapeso al poder imperial estadounidense, se necesita algo más que una moneda fuerte.
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