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Resumen de El devenir histórico de la glándula pineal:: II. De sede del alma a órgano neuroendocrino

Francisco López Muñoz, Fernando Marín, Cecilio Alamo González

  • Introducción. Las especulaciones sobre el papel funcional de la glándula pineal han sido numerosas a lo largo de la historia, destacando las hipótesis neurofisiológicas propuestas por Descartes. Desarrollo. El papel psicofisiológico adjudicado por Descartes a la glándula pineal en el siglo XVII, esto es, el asiento del alma humana, apenas contó con apoyos científicos en su época. Durante el siglo xviii se fue perdiendo paulatinamente el interés por el órgano pineal, considerado un elemento evolutivo vestigial, hasta la segunda mitad del siglo xix, gracias al auge de la anatomía comparada, que confirmó el papel fotorreceptor del órgano parietal de los anuros, y de la anatomía microscópica, que reveló la estructura histológica de la glándula pineal de los mamíferos. Conclusión. A principios del siglo xx se publicaron los primeros datos de la literatura científica sobre la naturaleza endocrina de la glándula pineal (relación entre tumores pineales y pubertad precoz), pero su confirmación definitiva tuvo lugar en 1958, con el aislamiento de la melatonina por el equipo de Aaron B. Lerner. Posteriormente, se introdujo el término �transductor neuroendocrino� para explicar el principio de la fisiología pineal, esto es, la transformación de la información luminosa procedente de la retina en una respuesta endocrina, consistente en la síntesis y liberación de la hormona melatonina, que, a su vez, actuaría como un potente neurotransmisor en el sistema nervioso central, haciendo del órgano pineal una especie de �reloj biológico�.


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