El envejecimiento de la población es resultado de la disminución de las tasas de mortalidad al tiempo que disminuyen las tasas de natalidad. Es un hecho sin precedentes y una consecuencia de la extensión a la población de los beneficios del progreso en el ámbito económico, científico, tecnológico y social. En la tabla 1 se observa que la esperanza de vida al nacimiento de las mujeres españolas es la más alta entre los quince países de la Unión Europea. Entre las de 60 y más años sólo en Francia es algo superior. Un rasgo fundamental de la vejez por las consecuencias que conlleva es que es esencialmente femenina.�
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