En 1997 se firma bajo los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el protocolo de Montreal sobre limitación de la producción y consumo de algunas sustancias que dañan la capa de ozono, en concreto sobre cinco clorofluorocarbonos (CFS'S) y tres halones, medidas que pronto son reforzadas en posteriores revisiones. La búsqueda de sustancias o sistemas alternativos al uso de los halones empleados en la extinción de incendios, ha hecho que alguno de los agentes extintores tradicionales cobren una especial importancia. Las sustancias alternativas, tienen que ser idóneas para el uso al que vayan a ser destinadas y seguras para el medio ambiente y para las personas, con lo que las opciones alternativas a los halones quedan centradas en los agentes químicos limpios y en los sistemas de agua nebulizada, fundamentalmente, y en plan más experimental, en los sistemas de pequeñas partículas.
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