Tradicionalmente influidas por Estados Unidos, las Fuerzas Armadas latinoamericanas han jugado un rol político crucial. Hoy han vuelto a los cuarteles, y el hecho de que acepten sin mayores traumas subordinarse a gobiernos de izquierda demuestra que han alcanzado cierto grado de profesionalidad. Pero esto no significa que no haya problemas pendientes, como la injerencia de los militares en asuntos de seguridad interna en algunos países, y tampoco implica que los gobiernos de izquierda tengan una línea de acción común. Así lo demuestran las diferentes políticas militares de Venezuela, Bolivia y Argentina, así como las dificultades para avanzar en la creación de unas Fuerzas Armadas Sudamericanas.
Traditionally influenced by the United States, the Latin American armed forces have played a crucial political role. Now they have returned to their barracks and the fact that they have accepted their subordination to left-wing governments without major problems demonstrates that they have achieved a certain degree of professionalism. But this does not mean that there are no pending problems, such as the incidence of the military in domestic security problems in some countries. Nor does it mean that the left-wing governments share a common policy. Evidence enough are the divergent military policies of Venezuela, Bolivia and Argentina, together with the difficulties encountered in creating a South American Armed Forces.
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