La televisión tiene y tendrá, en mayor o menor medida, influencia en la forma de ser, comportarse y pensar de las nuevas generaciones. No sabemos el grado de dicha influencia pero, en todo caso, la obligación de los responsables �padres, escuela y televisiones� es intentar evitar posibles influencias nefastas. Debe conseguirse que a televisión sirva realmente para entretener, y que esto lo haga bien. La televisión debería colaborar en la educación de la infancia, o cuando menos tendría que intentar no maleducarla.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados