se ha objetivado una mayor prevalencia, precocidad, extensión y velocidad de progresión de las calcificaciones vasculares en los pacientes en hemodiálisis crónica (HD) respecto a la población general.
Objetivo: investigar la prevalencia y el efecto funcional de les calcificaciones de la fístula arteriovenosa FAVI (arteria nutricia o vena arterializada) evaluadas por TAC helicoidal (TACh) en pacientes en HD. Pacientes y método: cuarenta y cinco FAVI (radial 44,4% o humeral 55,6%, duración media 65,3 ± 80,9 meses) sin evidencia de estenosis significativa se estudiaron por TACh en 45 pacientes (edad media 63,8 ± 13,1 años; género V: 71,1%, M: 28,9%; tiempo medio en HD 53,1 ± 51,9 meses; nefropatía diabética 15,6%). Todas las exploraciones de la FAVI se efectuaron mediante el mismo aparato de TACh multidetector (HiSpeed Dual, GE Medical Systems). Se clasificó a los pacientes en cuatro grupos según la presencia y la gravedad de las calcificaciones de la FAVI por TACh: grupo I, ausencia de calcificaciones;
grupo II, calcificaciones aisladas (<10 grupos de calcificación); grupo III, calcificaciones moderadas (10-20 grupos de calcificación); grupo IV, calcificaciones difusas (>20 grupos de calcificación). Se determinaron diversos parámetros analíticos sanguíneos del perfil lipídico, estatus inflamatorio y metabolismo fosfocálcico. Durante la misma semana de la exploración por TACh, se evaluó la función de la FAVI determinando el flujo sanguíneo de la vena arterializada (QA). El QA (1.559,3 ± 980,6 ml/min) se determinó mediante el método Delta-H (ABF-mode, HemaMetrics, USA) utilizando el monitor Crit-Line III (68,9%) o por ecografía Doppler-color (31,1%), efectuada por el mismo radiólogo mediante un transductor lineal de 5-8 MHz (monitor Sequoia, Siemens-Acuson). La presión arterial media (PAM) (94,7 ± 16,3 mmHg) se determinó simultáneamente con QA . Resultados: la mayoría de pacientes no presentaron calcificaciones de la FAVI por TACh (grupo I: 27/45, 60%). Se objetivaron calcificaciones de la FAVI en el resto de pacientes (18/45, 40%) con la siguiente distribución: grupo II, 13,3%; grupo III, 8,9%; grupo IV, 17,8%. Los pacientes con FAVI humeral presentaron un mayor QA con relación a los pacientes con FAVI radial (1.899,1 ± 1.131,8 vs. 1.134,5 ± 516,4 ml/min, p = 0,005), pero la PAM (91,2 ± 15,8 vs. 99,0 ± 16,2 mmHg) o la prevalencia de calcificaciones de la FAVI (32 vs. 50%) no fue significativamente diferente entre ambos grupos (p = 0,11 y p = 0,24, respectivamente).
Los pacientes con evidencia de alguna calcificación por TACh (grupos II, III o IV) presentaron mayor tiempo en HD (84,6 ± 63,1 vs. 24,6 ± 20,0 meses), mayor duración de la FAVI (97,7 ± 89,3 vs. 34,6 ± 61,2 meses) y similar QA (1.488,3 ± 678,9 vs. 1.606,6 ± 1.148,9 ml/min) con relación a los pacientes sin calcificaciones de la FAVI (p = 0,014, p = 0,001 y p = 0,69, respectivamente).
No hemos hallado diferencias al comparar ambos grupos con relación a la PAM (95,4 ± 13,8 vs. 94,2 ± 17,9 mmHg), prevalencia de FAVI humeral (44 vs.
63%) o parámetros analíticos analizados (para todas las comparaciones, p = NS). Los mismos resultados se han obtenido al comparar pacientes con un score de calcificación de la FAVI alto (grupos III-IV: 26,7%) y bajo (grupos I-II: 73,3%), o al comparar pacientes sin calcificación (grupo I) y con calcificación difusa (grupo IV) de la FAVI. Conclusiones: 1) La prevalencia de calcificación de la FAVI por TACh ha sido del 40%. 2) La presencia de calcificaciones de la FAVI está relacionada con el tiempo en HD y la duración de la misma. 3) La función de una FAVI bien desarrollada, sin estenosis y apta para la HD crónica no se afecta por la existencia de calcificaciones.
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