Sincronía Summer 2008


Una aproximación bajtiniana al cuento La casa de Asterión de Jorge Luis Borges.

Maria Lourdes Hernandez Armenta
Universidad de Guadalajara, México


Hay una diferencia entre el explicar y el comprender al autor de una obra literaria. Nos dice Bajtín, que dentro de una explicación actúa una sola conciencia y un solo sujeto, y por tal motivo, no existe una relación dialógica, mientras que en la comprensión, al momento de que actúan dos conciencias y dos sujetos, ésta, siempre es dialógica: "El ver y el comprender al autor de una obra literaria significa ver y comprender la otra conciencia, la conciencia ajena con todo su mundo, es decir, comprender al otro sujeto". (BAJTÍN 1999: 302)

Partiremos desde este punto para introducirnos en la aplicación de dos aspectos de la teoría de Mijail Bajtín al cuento La casa de Asterión de Jorge Luis Borges: el dialogismo y la actitud del autor hacia el héroe. Es pertinente aclarar en este momento, que sólo tocaremos el intertexto del mito del minotauro, a sabiendas, de que existen otros.

Como se mencionó anteriormente, en el cuento La casa de Asterión, podemos encontrar el fenómeno de la intertextualidad. Este concepto usado en semiótica es atribuido por Greimas y Ruprecht a Bajtín, aunque éste, no usó dicho término, sino más bien habló sobre dialogismo.

En el proceso de la comunicación discursiva, el enfoque de Bajtín es totalizador, en donde se entretejen relaciones que plantean el papel activo del "otro" (ZAVALA 1991: 41). Todo Enunciado nos dice Bajtín, posee un principio absoluto y un final absoluto y después del final están los enunciados respuestas de otros (o siquiera una comprensión silenciosa y activa del otro, o, finalmente, una acción respuesta basada en tal tipo de comprensión) (BAJTÍN 1999: 260).

Al leer el cuento La casa de Asterión, podemos "escuchar" o encontrar diferentes voces o discursos que dialogan entres sí y con el lector. Es sin duda el mito del minotauro el que sobresale a primera vista. Éste nos cuenta que Pasifae dio a luz a un ser mitad hombre, mitad animal, producto de la relación entre la reina y un hermoso toro blanco que Poseidón hizo surgir del mar. Dédalo creó el laberinto para que en él viviera Asterión.

El cuento está basado en este mito ¿Qué relación emprende Borges con la fuente original? El epígrafe nos hace pensar que su fuente es Apolodoro, pero después, al mencionar a los nueve hombres que cada nueve años le son ofrecidos a Asterión, creemos que es Ovidio, pero en el epílogo del Aleph, nos dice que se inspiró en una tela de Watts pintada en 1896. Esto nos confirma lo que dice Bajtín acerca de la originalidad en el texto, ya que para él, el solo hecho de que el texto presupone el sistema de la lengua no existen ni pueden existir textos puros:

"Así pues, detrás de cada texto está el sistema de la lengua. En el texto, le corresponde todo lo repetido y reproducido y todo lo repetible y reproducible, todo lo que existe también fuera de un texto dado (su carácter determinado). Pero al mismo tiempo cada texto (visto como enunciado) es algo individual, único e irrepetible, en lo cual consiste todo su sentido (su proyecto, aquello para que se había creado el texto)" (BAJTÍN 1999: 296)

En el acto de la creación estética, se reúnen varios factores, uno de ellos, la cultura o los saberes del autor que se ven reflejados en su obra. La vasta cultura de Borges se encuentra en las múltiples referencias que podemos encontrar al leer su obra. Textos contaminados, impuros, pero a la vez únicos como dice Bajtín.

Al analizar el cuento de Borges, y participar del diálogo que entabla el autor con el mito, debemos recordar que a él le gustaba dialogar con sus lectores, jugar al juego dialógico que conduce a la duda.

Aplicando el concepto que Bajtín tiene sobre el texto, creemos que La casa de Asterión, el cuento y la casa de la que habla es el mismo cuento y creemos que podría referirse a su obra –esa que quizás ha creado, pero ya no se acuerda- y así, todo lo que dice el personaje sobre la casa es la misma opinión que tiene el autor sobre su cuento y / o su obra literaria: "Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida)" (BORGES 1991: 67) y nos dice también que ha meditado sobre la casa, La casa de Asterión, el cuento y / o su obra literaria: "Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo."(Ídem: 69)Esto nos recuerda a Bajtín al referirse al texto al cual corresponde todo lo repetido, y reproducido y todo lo repetible y reproducible, pero a la vez único e irrepetible.

Como hemos dicho anteriormente, hay una relación dialógica entre el cuento y el mito. Hay un diálogo que se rompe para mostrarnos no una fricción entre el referente y Borges sino más bien el punto de vista de éste.

Sobre el laberinto, el mito nos dice que fue creado por Dédalo exclusivamente para que en él viviera el minotauro. Un lugar de donde nadie podía salir incluso el mismo minotauro (aunque Ovidio menciona en la Metamorfosis, que salía para satisfacer su hambre, sembrando el terror entre la gente). En el cuento de Borges, Asterión nos dice que mienten los que dicen que es un prisionero, en la casa, no hay puertas ni cerraduras: "Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta" (Ídem.:67) En otra parte nos dice: "Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar" (Ídem:69). Podemos ver con esto, que Borges, no sigue al mito que nos dice que el minotauro no podía salir del laberinto y también con Ovidio pues en el cuento no se menciona que salía al no estar satisfecho su apetito. Es a través del mismo Asterión quien lo expresa.

El mito nos dice que el minotauro era un ser monstruoso: hombre con cara de toro, que se alimentaba de carne humana, que tenía más desarrollada su parte animal por ser la cabeza la que predominaba sobre su cuerpo. Borges, nos muestra una parte del minotauro que el mito ni siquiera menciona, la voz, sentimientos y acciones cotidianas del personaje. En el cuento de Borges, Asterión tiene voz y algunos de sus actos nos indican que no es un ser normal, tiene delirios de grandeza, sus juegos son brutales, se deja caer de las azoteas hasta ensangrentarse, pero de todos los juegos el que más le gusta es el del otro Asterión. Éste creemos, es un buen momento para tocar el segundo punto de nuestro trabajo: la actitud del autor hacia su héroe, pues muchos han visto en este gusto del personaje por jugar al otro, un rasgo muy difundido de Borges, por lo que algunos creen que Asterión es Borges.

Es muy común ver en algunos estudios cómo se buscan coincidencias entre la vida del autor y la de su personaje: ideología, gestos, frases y con ello, se cree encontrar al uno en el otro, es decir, al autor en su personaje, desestimando con esto, un aspecto muy importante en la creación estética, la totalidad del personaje y la del autor, "por consiguiente, se menosprecia también, un momento tan importante como lo es la manera de enfocar un acontecimiento, la manera de vivirlo dentro de la totalidad de la vida y del mundo" (BAJTÍN 1999:17).

Es en dicho acontecimiento donde es imposible suponer una coincidencia a nivel teórico entre autor y personaje "porque la correlación que se da entre ellos es de orden absolutamente distinto; siempre se desestima el hecho, de que la totalidad del personaje y la del autor, se encuentran en niveles diferentes" (Ídem: 17). Lo que sí es posible, es que el autor convierta a su personaje en el portavoz de sus ideas, para convencer de su veracidad o para difundirlas, pero en este caso, ya no sería un principio de actitud del autor hacia el héroe, estéticamente creativo, sino más bien, de una adecuación de la idea a la totalidad del personaje, no a la unidad teórica de su cosmovisión. Asterión, sí es portavoz de las ideas de Borges, pero esto no quiere decir que sea el mismo Borges.

Bajtín no se opone a la posibilidad de una confrontación científica productiva de la biografía del personaje y la del autor, ni a la comparación entre sus visiones del mundo, ya que éstas, son útiles tanto para la historia de la literatura como para un análisis estético. En lo que no está de acuerdo, es en aquel enfoque "absolutamente infundado y fáctico, el que se basa en la confusión entre el autor-creador, que pertenece a la obra, y el autor real, que es un elemento en el acontecer ético y social de la vida". (Ídem: 18)

En el caso de Borges, el nos dice que el personaje de Asterión se lo inspiró una pintura de Watts, al momento en que el escritor argentino miró dicha tela, su conciencia creadora que para Bajtín es un don, abarcó la conciencia del personaje y a su propio mundo de conciencia, comprendiéndola y concluyéndola. Porque:

…el autor no sólo ve y sabe todo aquello que ve y sabe cada uno de sus personajes por separados y todos ellos juntos, sino que ve y sabe más que ellos, inclusive sabe aquello que por principio es inaccesible para los personajes, y es en este determinado y estable excedente de la visión y el conocimiento del autor con respecto a cada uno de sus personajes donde se encuentran todos los momentos de la conclusión del todo, trátese de la totalidad de los personajes o de la obra en general. (Ídem: 20)

Para poder lograr abarcar la conciencia total del personaje y su mundo, el autor debe de colocarse fuera, espacial y temporalmente hablando con respecto a su personaje, lo que Bajtín llama extraposición del autor.

Borges, tuvo que colocarse de esta manera para poder apropiarse de todos esos momentos del personaje Asterión que estaban dispersos en el mundo determinista del conocimiento, esta colocación desde fuera, le permitió articular al personaje y a su vida mediante aquellos momentos que le son inaccesibles de por sí: la plenitud de su imagen externa que aunque no la describe en ninguna parte del cuento nos la sugiere cuando el personaje se pregunta: "¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?" (BORGES 1991: 70)

El fondo en el cual se desenvuelve, en este caso, Borges tuvo qué mirara a Asterión en su casa y ver cómo era su vida, y lo vio de vez en cuando salir del laberinto y volver de nuevo aterrado por las caras de la plebe; lo vio deplorando no saber leer al ver lo largas que eran las noches y los días; lo vio jugar, y dormir "A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos)" (Ídem: 68).

Vio también Borges a Asterión cada nueve años, correr alegremente al escuchar que entraban a su casa nueve hombres y con ello, el autor argentino pudo ver la actitud de su personaje ante el acontecimiento de la muerte y del futuro absoluto: "Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal (…) Ignoro quienes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor…" (Ídem: 69)

Borges, también en esa extraposición, pudo abarcar a Teseo extrañado después de enfrentarse a Asterión, diciendo "Lo creerás Ariadna (…) El minotauro apenas se defendió." (Ídem: 70)

Todos estos momentos del personaje logran justificarlo y concluirlo y sólo se logra esto, con dicha actitud del autor hacia su personaje que ubica a éste, como a un nuevo hombre dentro de un nuevo plano del ser, en el cual "el personaje no puede nacer para sí, por su propio deseo; le da una nueva realidad que para él mismo no es esencial o no existe" (Ídem: 21)

Podemos concluir diciendo que La casa de Asterión, nos muestra cómo Borges entabla un diálogo con los textos sobre el minotauro, en donde nos expone su punto de vista muy personal, reinventando, dialogando con las fuentes, incluso, jugando con sus posibles lectores, y con ello destruyendo el monologismo, ya que nos dice Bajtín, que cuando dos discursos se dirigen hacia un mismo objeto, dentro de los límites de un contexto, no pueden ponerse juntos sin entrecruzarse dialógicamente, no importa si se reafirman recíprocamente, se complementan o, por el contrario, se contradicen (BAJTÍN 2003: 188 – 189). De este modo, el escritor argentino creó un cuento como no hay otro en la faz de la tierra, con un personaje único, que sólo pudo crear ubicándose fuera de él, para no perder ni un momento de su existencia, para darle sentido y poderlo concluir. Nos lo presenta Borges, a propósito, en un monólogo, creemos que con toda intención para darle más fuerza a su personaje, una fuerza que precisamente reside en su carácter. El autor argentino definió al monólogo como una persona sola enfrentándose al mundo. Creemos, por todo lo que hemos dicho, que así concibió Borges a su personaje al momento que no sólo miró la pintura de Watts, sino al momento de tomar la actitud fundamental en el acto de la creación estética, la extraposición del autor frente a su personaje, en donde se produce la autoeliminación con respecto a su personaje, donde se produce "la amorosa autoeliminación con respecto al espacio vital del personaje, la purificación del espacio vital para que quede libre para el personaje y para su ser, la comprensión llena de simpatía y la definición de su acontecer vital de una manera realista y cognoscitiva, y como por parte de un espectador éticamente imparcial" (Ídem: 22)

Para Bajtín, no se puede hablar a la ligera ni desestimar este acontecimiento, pues la actitud del autor hacia su personaje, es quizás uno de los momento más importante en la creación estética.

 

Bibliografía

BAJTÍN Mijaíl, Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1999

-------------------, Problemas de la poética de Dostoievski, FCE, México, 2003

BORGES Jorge Luis, El Aleph, Emecé, México, 1991

------------------, Manual de zoología fantástica, FCE, México, 1998

COHEN Esther, Aproximaciones, Lecturas del texto, México, UNAM, 1999

IZZI Massimo, Diccionario ilustrado de los monstruos, Alejandría, Barcelona, 2000

TODOROV Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, Diálogo, México, 1999

ZAVALA M. Iris, La posmodernidad y Mijaíl Bajtín. Una poética dialógica, ESPASA CALPE Colección Austral, Madrid, 1991

Referencias de Internet

VERDUGO Fuentes, Waldemar, El minotauro en su laberinto, en:

Jborges.galeon.com


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