Catorce países sobre 22 estuvieron representados por sus jefes de Estado y gobierno en la Cumbre Iberoamericana de Estoril. Los ocho restantes enviaron delegaciones de menor jerarquía, en algunos casos encabezadas por el canciller y en otros por funcionarios de segunda línea. Las reuniones de cúpula empezaron tarde y se extendieron mucho, debido sobre todo al desacuerdo respecto a la situación política en Honduras. La canciller en el exilio de Manuel Zelaya, Patricia Rodas, consiguió imponer su agenda pero no su posición de máxima, dando lugar a una declaración lavada de la Presidencia portuguesa que repetía los acuerdos previos pero no se pronunciaba sobre el futuro. Las conclusiones sobre �Innovación y Conocimiento� fueron vagas, y �la creación de un ambicioso programa de innovación tecnológica y aplicada� deberá ser definida y coordinada por los gobiernos nacionales y la SEGIB respectivamente.
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