La relación bancaria entre el intermediario financiero y el cliente puede reducir los efectos de la existencia de información asimétrica en el mercado y, a su vez, permitir que ambas partes se conozcan mejor.
Pero, en determinados casos, las actuaciones de las entidades bancarias, en lugar de mejorar la canalización de los flujos financieros, pueden crear consecuencias negativas, como por ejemplo la exclusión financiera. Su principal causa es la inadecuación, en determinados segmentos, entre la demanda y la oferta de servicios financieros. Por ello, el objetivo fundamental de las entidades bancarias debería ser desarrollar servicios financieros apropiados, en unas condiciones adecuadas y con la finalidad de ajustarse a las necesidades financieras de los excluidos.
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