Desde su fundación en el último tercio del siglo diecinueve la Sociedad Española de Historia Natural no sólo ayudó a la constitución de una comunidad científica en España dedicada a la investigación naturalista sino que sirvió de plataforma para la implantación de nuevas disciplinas y actividades científicas, entre ellas la Ecología y la conservación de la naturaleza. Pioneros de la Ecología en España como Celso Arévalo y Emilio H. del Villar se dirigieron en primer lugar a la Sociedad para presentar sus proyectos, y el geólogo Eduardo Hernández-Pacheco hizo lo mismo para implicar a los naturalistas en la protección de espacios naturales. Después de la guerra de 1936 a 1939, de graves efectos para la articulación de la actividad científica, la Sociedad volvió a ejercer un papel similar, lo cual ha ayudado a que la Ecología y el conservacionismo hayan ido desarrollado sus propios marcos institucionales desde entonces
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