Un análisis riguroso de las dinámicas de la industria musical no puede dar por sentado la idea de que hay una crisis en la música: bajo esa etiqueta hay simplemente un nuevo conjunto de culturas de producción y consumo. Estamos en pleno giro desde una industria cultural basada en el objeto (el disco, el CD) hasta una economía de la experiencia (Pine y Gilmore, 2000). Para ejemplificarlo me centraré en el caso de la música en directo.
Hay un sorprendente auge de los festivales musicales por toda España. Del hiphop al folk o al rock, cada ciudad del país intenta situarse en el mapa del verano ofreciendo un festival. El artículo revisa nuevas categorías de público, como los turistas internacionales o las familias con hijos, que se incorporan a los festivales modificando su organización, su financiación y sus contenidos.
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