La toxina botulínica es la más potente de todas las neurotoxinas conocidas. La ingesta de toxina botulínica provoca la aparición de parálisis generalizada denominada botulismo. Esta intoxicación alimentaria conocida desde principios del siglo XIX. En esa época se pensaba que un ácido graso contenido en las salchichas era el culpable de los síntomas. A nivel social la toxina está presente en la población por su utilidad y espectacularidad en los tratamientos de belleza. En este artículo vamos a exponer otro aspecto más relevante: su utilidad en el ámbito biosanitario.
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