En América la esclavitud supuso tal violencia que fue alto el porcentaje de decididos a escapar y la salida más estable se dio al juntarle escurridizos con nativos, blancos, mestizos o mulatos y el autor propone que a todas estas sociedades, con más o menos africanos, se las llame cimarronas; tenían características comunes, renovadas al llegar nuevos fugados de procedencias y usos diferentes; resistentes, por tener en común la oposición al proyecto occidental; antagónicas de lo que hacían los colonos a nivel ético o del avituallamiento; alternativas, recreaban sin cesar la originaria cultura autosuficiente. El autor analiza variantes de sur a norte haciendo hincapié en las brasileñas.
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