El nuevo Museo de la Música en el complejo del Auditorio de Barcelona

• Autores: Dani Freixes, Romà Escalas Llimona
• Localización: RdM. Revista de Museología: Publicación científica al servicio de la comunidad museológica, ISSN 1134-0576, Nº. 41, 2008, págs. 62-72
• Idioma: español
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• Resumen

  • Cuando en 1987 el arquitecto Rafael Moneo me preguntó sobre el pavimento que los músicos prefieren para la buena acústica del nuevo Auditorio de Barcelona, yo le respondí, consciente de la oportunidad, que el pavimento era muy importante, pero que sería mejor hablar sobre la posible incorporación del Museo de la Música al edificio, todo pensando en un complejo de servicios musicales. Desde este día, la trayectoria del Museo se orientó hacia un nuevo objetivo que hoy se ha convertido en realidad. La posibilidad de una nueva instalación del Museo de la Música se basaba por primera vez en un espacio estructurado a partir de un proyecto museológico dirigido a unos objetivos concretos definidos por las propias colecciones y abandonaba finalmente la trayectoria de ubicaciones provisionales (Conservatorio, Casa Quadras), que si, por una parte, garantizaron la supervivencia de los fondos, por otra, supusieron un handicap importante al crecimiento y desarrollo normal del Museo. Los principales museos europeos de temática musical habían ido concretando, a lo largo de este siglo, su función museística, social y patrimonial, adaptándose a los nuevos criterios de conservación, exposición, actividad y gestión de las colecciones. El Museo de Barcelona, único en su especialidad en el estado español, no podía estar al margen de estas transformaciones. La oportunidad de actualización que le ofrecía este nuevo proyecto suponía un paso en su evolución y en la del desarrollo de la vida musical de la ciudad.

    Así, los servicios del Museo reforzarían las funciones que le son propias y desde la colaboración articulada con los otros servicios del complejo, podrían promover una actividad musical más viva y representativa dentro del marco de las necesidades culturales reales; al mismo tiempo, la independencia del Museo podría garantizar un pulso creativo más intenso y diversificado, dirigido al público propio y al de los otros servicios del centro.