Lola Gracia Pedraza, Esperanza Cazorla Ramos, Miguel Angel Hernández Gonzáles
El interés particular por preservar el patrimonio melillense comienza en el siglo XX, quizás por el afán de algunas familias en mostrar al gran público diferentes colecciones privadas realizadas por personas con heterogéneas percepciones científicas, coleccionistas o divulgativas, que desde mediados del siglo van alcanzando gran notoriedad o fama a nivel nacional o internacional. Estas familias intentan canalizar sus colecciones a través del entonces Ayuntamiento de Melilla o de la Asociación de Estudios Melillenses, viéndose desbordadas ambas instituciones por una gran demanda de difusión, alcanzando su punto álgido con los preparativos de la celebración del V Centenario de la ciudad, que mediante el Museo de Arqueología e Historia y la contratación de su actual equipo técnico, canaliza, aconseja, promociona e incluso, en ocasiones, desarrolla esta iniciativa privada.
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