Este trabajo aborda las razones por las que China, a diferencia de buena parte de Asia oriental, no entró en crisis en 1997, y los mecanismos que hicieron que se viera sin embargo afectada, en 1998-1999, por las crisis financieras de sus vecinos. Seguidamente, analiza la evolución macroeconómica del país en los años 2000 y 2001, prestando especial atención a la superación, en 2000, del contexto deflacionario previo y a los motivos que hicieron que los efectos en China de la fuerte desaceleración de la economía mundial en 2001 fueran moderados.
Finalmente, pasa revista al impacto previsible del ingreso del país en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y a los retos pendientes y las perspectivas para los próximos años.
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