En América Latina, como en ningún otro lugar, la energía es inseparable de la política. El nacionalismo energético, sumado a viejos conflictos territoriales y falta de inversión, genera dificultades para lo que debería ser el objetivo de largo plazo: afianzar un mercado energético común. Hay alianzas ¿Cuba- Venezuela, México-Centroamérica, Mercosur-Venezuela¿ pero aún falta mucho por hacer. En ese sentido, una América Latina energéticamente integrada podría negociar con más fuerza la venta de derechos de emisión de dióxido de carbono a la Unión Europea, avanzar en el desarrollo de la energía nuclear y explorar nuevas fuentes, como los biocombustibles, la energía eólica y la geotérmica.
In Latin America, more than anywhere else, energy and politics are inseparable. Energy nationalism, together with long-standing territorial disputes and lack of investments, provoke difficulties for what should be the long-term objective: to consolidate a common energy market. Alliances exist ¿Cuba-Venezuela, Mexico-Central America, Mercosur-Venezuela¿ but there is still a great deal to be done. Latin American, with a firmly integrated energy sector, would be in a stronger position to negotiate the sale of carbon dioxide emission rights to the European Union, develop a nuclear energy program and explore new energy resources such as biocombustibles, solar or geothermic energy.
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