La represión en Andalucía y Extremadura, tras el golpe militar de julio de 1936, fue brutal y se prolongó hasta los primeros meses de 1945. Se calcula que en Andalucía hubo más de cincuenta mil muertos y en Extremadura más de diez mil, pero las cifras se disparan hasta extremos difíciles de imaginar si se contabilizan todos aquellos ciudadanos que pasaron por los tribunales franquistas y sufrieron condenas de todo tipo. Desde la década de los años ochenta para acá se han sucedido numerosas investigaciones para intentar aclarar la magnitud de la represión. Pero es a partir del año 2002 cuando se ha reavivado el debate público sobre la necesidad de recuperar la memoria histórica de los asesinados, desaparecidos y enterrados en fosas comunes.
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