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Clínica y Salud

versión On-line ISSN 2174-0550versión impresa ISSN 1130-5274

Clínica y Salud vol.17 no.3 Madrid ene./dic. 2006

 

ARTÍCULOS

 

Bienestar personal, adaptación social y factores de personalidad: Estudios con las Escalas Eudemon

Personal Wellbeing, Social Adaptation, and Personality Factors: Studies with the Eudemon Scales

 

 

Alfredo Fierro1

1Facultad de Psicología. Málaga. fierro@uma.es

 

 

RESUMEN

Se presentan brevemente los resultados de 14 Estudios realizados a lo largo de un decenio mediante sendas Escalas de Bienestar Personal (EBP) y de Adaptación Social (EAS). En ellos se ha estudiado la asociación que bienestar y adaptación, evaluados con estas Escalas, tienen con diferentes factores, estilos y dimensiones personales: indicadores clínicos, factores básicos de personalidad, factores de inteligencia. Los resultados muestran un perfil claro de relaciones entre variables. Los valores de correlación han sido por lo general superiores a .60, pero siempre significativos y positivos, entre EBP y EAS, y en cambio negativos con indicadores clínicos, tales como ansiedad y depresión, pero también con el factor de neuroticismo. Los valores de correlación descienden, pero se mantienen significativos y positivos con extraversión y con otros factores básicos de personalidad. Entre EBP y EAS, por un lado, y factores de inteligencia, por otro, no han aparecido correlaciones significativas, que sí, en cambio, ha habido con componentes de la inteligencia emocional.

ABSTRACT

Results from 14 Studies carried out along a decade with a Scale of Subjective Well-being and a Scale of Social Adaptation are briefly presented. Associations of well-being and adaptation as they are assessed by these scales with different factors, styles, and personal dimensions (such as clinical indicators, basic personality factors and intelligence factors) were tested. Results show on one side a clear pattern of significant positive correlation (above .60) between subjective well-being and social adaptation and on the other side negative correlations with depression, anxiety, and neuroticism. Although decreasing, correlations with extraversion and other basic factors of personality are still positive and significant. No significant correlation was found with general intelligence, but it was found a significant correlation with emotional intelligence components.

Palabras clave

Bienestar psicológico, Adaptación social, Personalidad, Salud mental, Inteligencia.

Key words

Subjective wellbeing, Social adaptation, Personality, Mental health, Intelligence.

 

 

Se informa a continuación acerca de 14 Estudios sobre bienestar personal y adaptación social en relación con otros factores o dimensiones personales. Han sido Estudios realizados a lo largo de un decenio con sendas Escalas para la evaluación de bienestar y adaptación. La autoría de los informes de investigación en que el presente informe se fundamenta, corresponde sea al propio autor, a menudo con coautores, sea a otras personas relacionadas con el grupo de investigación Eudemon (véase en www.eudemon.net). A ellas se debe agradecer aquí su aplicación a esta línea de estudio y también la autorización para hacer uso de los resultados de su trabajo.

El presente informe no es un mero relato retrospectivo de los Estudios por referir. Trata de hacer sinopsis de los principales hallazgos obtenidos, los somete a discusión conjunta y extrae algunas conclusiones sólidas. Los Estudios y los instrumentos en ellos utilizados se corresponden con un modelo teórico por cuya exposición conviene comenzar.

 

Modelo Teórico y Heurístico

Los heurísticos y modelo teórico que guiaron los Estudios recaban su justificación de dos fuentes distintas, aunque relacionadas: (a) un modelo bidimensional de salud mental; (b) el ámbito de teoría e investigación sobre bienestar subjetivo.

(a) Los Estudios tienen su primer supuesto teórico en un modelo bidimensional de “salud mental” (“comportamental”), relevante asimismo para otros constructos afines, los de “personalidad sana” y de “madurez personal”. En él, la salud mental y el trastorno psicopatológico se contraponen entre sí no como categorías cerradas, sino como polos opuestos dentro de un mismo continuo. Este continuo, por otra parte, no se extiende en una sola dimensión, sino, al menos, en dos: el bienestar personal, subjetivo, el que experimenta el individuo; y la adaptación social, en cuanto percibida por la propia persona (Fierro, 2000a, 2000b, 2004). En relación con esas dos dimensiones, se ha llevado a cabo asimismo una investigación comparativa, centrada en la contraposición de muestras de población “normal” con grupos “clínicos” o apartados (“desviados”) de los patrones más frecuentes de conducta (Berrocal, Ortiz-Tallo, Fierro y Jiménez, 2001; Ortiz-Tallo y Fierro-Hernández, 2001; Ortiz-Tallo, Fierro, Blanca, Cardenal y Sánchez, 2006). El informe a continuación no recoge tales análisis comparativos, aunque sí algunos hallazgos estructurales, no de comparación, encontrados a lo largo de ese otro ramal de la línea de investigación emprendida. La más reciente rama de ésta, sin embargo, ha procedido en otra dirección, que ha pasado a rango principal: sin abandonar el modelo bidimensional, la indagación y los análisis más recientes se han ido desplazando de manera preferente hacia el bienestar personal.

(b) El bienestar personal, subjetivo o psicológico, ha sido definido como “experiencia emocional placentera” (Diener, 1994). Se trata de un constructo difuso, que se superpone o es afín a otros constructos, como el de felicidad, satisfacción personal y calidad de vida subjetiva. Es, sin duda, multidimensional: consta de dimensiones –diferentes, pero relacionadas- de afectos positivos, de afectos negativos, también de evaluación cognitiva y, según algunos, de percepción de significado en la propia vida. Además, y en conexión con tesis sobre motivación intrínseca, algunos autores (Ryan y Deci, 2001) han propuesto una distinción entre bienestar hedónico y eudemónico. El primero de ellos (“hedoné” = placer), habitualmente estudiado por psicólogos, se atiene a la suma de estados de ánimo placenteros, sensaciones de placer, de hallarse a gusto el individuo momento a momento (así, Kahneman, Diener y Schwarz, 1999). El segundo (“eudemonía” = felicidad) comportaría elementos de realización de la persona, de satisfacción armoniosa, también de metas vitales y no sólo de deseos.

Cuando en la literatura científica en castellano se habla de “bienestar”, se está queriendo decir lo mismo que el inglés con “wellbeing”, en francés con “bien-être” y en italiano con “benessere”. Ahora bien, estos idiomas no diferencian entre “estar” y “ser”. Eso significa que los términos mencionados encuentran una equivalencia sólo parcial y equívoca en castellano al trasladarse como “bienestar”. Conviene, pues, eliminar posibles equívocos y subrayar, desde el principio, que en el bienestar del que a continuación se habla queda incluido un “bien ser” y un “buen vivir”.

Al bascular el interés de la investigación estructural hacia el lado del bienestar psicológico, la otra dimensión del modelo bidimensional, la de adaptación social percibida, ha quedado en segundo término, mas no por ello relegada. Antes bien, otro ramal a partir de la línea primera de investigación se ha encaminado a operacionalizar tal adaptación en modos de afrontamiento: conductas, funcionales o no, que tratan de hacer frente a la adversidad y al estrés. Se han estudiado las relaciones entre eventos antecedentes adversos, modos de afrontar y consecuencias que se siguen para las personas (Fierro y Jiménez, 1998; Fierro-Hernández y Jiménez, 1999 y 2002; Pérez Molina, 2006). Las relaciones así halladas, sin embargo, tampoco van a ser objeto del presente informe, que no puede extenderse a todos los ámbitos estudiados con EBP y EAS y que va a limitarse a los aspectos estructurales, de psicología de las diferencias individuales: a conexiones entre bienestar, adaptación y otras variables de sujeto.

 

Las Escalas Eudemon

La elaboración de sendas Escalas de Bienestar Personal y Adaptación Social se produjo a comienzos de los años 90 con el propósito de identificar indicadores de los polos contrapuestos de una personalidad sana o madura frente a los trastornos sea de personalidad o de conducta. Hasta aquellos años, la investigación del autor, en estudios correlacionales y experimentales, había versado en torno a variables de autoestima y de ansiedad (Fierro, 1985, 1986a, 1986b, 1986c,1991). En la traducción y adaptación española de instrumentos para evaluarlas (Fierro, 1984) y en el análisis de los sesgos de respuesta al cumplimentarlos (Fierro, 1982) resultaba llamativo el carácter misceláneo de algunos instrumentos. Lejos de recoger con pureza conceptual o teórica la respectiva dimensión bajo examen, la de autoestima o la de ansiedad, los contenidos aparecían entremezclados: ítems de ansiedad en la evaluación de la autoestima y a la recíproca. El caso no era ni sigue siendo excepcional: desde luego, ítems de bienestar psicológico y de adaptación social percibida suelen aparecer en instrumentos destinados, en principio, a evaluar factores básicos de personalidad como neuroticismo y, respectivamente, extraversión.

De ahí nació el proyecto de construir instrumentos unidimensionales, con unidad conceptual y fundamento teórico, idóneos para evaluar indicadores de la intensidad del trastorno a lo largo del espacio de salud / trastorno mental. De acuerdo con el modelo teórico, era preciso construirlos para las dos dimensiones relevantes: la que se extiende desde el polo de bienestar hasta el de malestar subjetivo psicológico; la que va de la adaptación a la inadaptación social percibida. La construcción comenzó por examinar cuestionarios, inventarios y escalas de personalidad, de uso habitual en la investigación o en la práctica clínica. De los ítems allí formulados se escogieron aquellos que de manera diferenciada y nítida se corresponden con la caracterización conceptual sea de adaptación o de bienestar.

En la plasmación textual de los nuevos instrumentos, se optó por una formulación indicativa y no interrogativa, modificando en esa dirección ítems procedentes de cuestionarios. Se procedió después a eliminar ítems redundantes y a reformularlos cuando, como sucedía en ocasiones, la versión castellana no resultaba inteligible para algunos sujetos. Una vez efectuada la selección y reformulación de ítems, éstos fueron adjudicados a uno u otro de los dos conjuntos diferenciados en que han venido a consistir las Escalas resultantes. Las cuales, en atención al procedimiento por el que habían sido construidas, se presumían ortogonales. Así lo son desde el punto de vista teórico-conceptual: las Escalas se refieren a constructos diferentes, bien diferenciados. No lo son, en cambio, desde el punto de vista empírico: en todos los Estudios, como luego se dirá, habían de aparecer estrechamente correlacionadas.

La Escala de Bienestar Personal (en adelante, EBP) consta de 33 ítems; la de Adaptación Social (en adelante, EAS) de 34 ítems. En una y otra, todos los ítems están enunciados en frases gramaticalmente positivas, sin negación gramatical. La versión primera de EBP fue dada a conocer por Fierro y Cardenal (1996). Ambas Escalas han sido objeto de un estudio psicométrico en dos grupos distintos de sujetos: un total de 2150; de ellos, 1130 mujeres y 980 varones (Rivas, Fierro, Jiménez y Berrocal, 1998). En la actualidad está sometido a revisión editorial un nuevo estudio de sus características psicométricas (Fierro y Rando, manuscrito).

En los Estudios de los que informa este trabajo, EBP y EAS se han aplicado en formato de respuesta sí / no. Las Escalas han sido administradas a sujetos sobre todo adultos, en distintas edades. Cuando se han aplicado a adolescentes, la formulación ha recibido las adaptaciones necesarias, en especial, la de mencionar el colegio y el estudio en ítems donde para los adultos se menciona el trabajo.

 

Otros Instrumentos y Variables

Se ha estudiado la relación de EBP y EAS con dimensiones personales: de sujeto. El foco principal del interés lo han constituido factores de personalidad según algunos de los modelos más consagrados. Suele a este respecto distinguirse entre modelos multirrasgo y monorrasgo. Los primeros aspiran a una descripción estructural completa de todas las dimensiones relevantes en las diferencias individuales. Sus correspondientes instrumentos tratan de abarcar y evaluar todos los rasgos o factores básicos. Los modelos monorrasgo, por su parte, se atienen a una sola dimensión reputada importante y central en la red nomológica de relaciones con otras variables psicológicas.

La estrategia seguida en el desarrollo de la investigación ha sido comenzar por un enfoque monorrasgo y pasar luego a un abordaje multirrasgo en dimensiones de personalidad y en indicadores de alteración clínica. En el análisis de variables de inteligencia, por la razón que se expondrá, la estrategia fue la opuesta: se comenzó por estudiar inteligencia general para luego examinar la inteligencia emocional. La cronología de aparición de los respectivos informes, sin embargo, no siempre se corresponde con ello por circunstancias ajenas a la estrategia misma: tiempo transcurrido desde el diseño de cada investigación hasta la redacción del correspondiente informe y, sobre todo, hasta su publicación.

Los Estudios fueron diseñados no sólo para examinar relaciones entre EBP, EAS y otras variables. Algunos de ellos obedecieron asimismo a propósitos laterales y complementarios, como puede verse consultando las respectivas referencias. En este informe se omiten resultados relativos a otros propósitos; y sólo se analiza y hace explícito lo que los Estudios han tenido en común: explorar y poner a prueba las relaciones de numerosas variables psicológicas con bienestar personal y con adaptación social, evaluadas éstas, respectivamente, con distintos Estudios y, en relación con EBP y EAS.

El Cuadro 1 presenta la lista de los instrumentos utilizados en los distintos Estudios y, en relación con los mismos, las variables analizadas. No siempre, sin embargo, en la aplicación de un instrumento con varias escalas se han administrado todas ellas: esto se verá en las correspondientes Tablas de resultados.

Cuadro 1. Instrumentos utilizados y variables estudiadas

 

Los 14 Estudios

El Cuadro 2 ofrece un listado de los Estudios según orden cronológico de publicación, con la correspondiente referencia bibliográfica y datos básicos: número y edad de los participantes; instrumentos aplicados en cada Estudio. Nota común a todos ellos es haberse practicado análisis correlacionales. El enfoque, por tanto, es estructural, de observación y descripción de medidas que covarían. Con la excepción del Estudio 6, han sido realizados con grupos pertenecientes a la población “normal”, no identificada con trastornos psicopatológicos o desviación respecto a los patrones mayoritarios de conducta.

Cuadro 2. Identificación y características de los Estudios


Al construirse EBP y EAS para evaluar dimensiones independientes, según postulados del modelo inicial, no se preveía que las medidas obtenidas correlacionaran entre sí. Sin embargo, en los Estudios en que se aplicaron ambos instrumentos han aparecido valores de correlación siempre significativos y positivos: de .80 en el Estudio 6; entre .69 y .79 en los Estudios 4, 12 y 14; de .60 a .69 en los Estudios 2, 3 y 7; de .50 a .59 en los Estudios 5 y 11. En el resto de Estudios no pudo calcularse la correlación por haberse aplicado solamente una de las dos Escalas o por no constar esa correlación en el informe publicado.

Aunque en todos los Estudios se han hecho análisis comparativos por edad y género, no va a hacerse otro comentario al respecto que el siguiente: ni en los Estudios del Cuadro 2, ni en ningún otro realizado con EBP y EAS, han aparecido diferencias significativas por edad o por género. No aparecieron tampoco en la investigación comparativa más amplia llevada a cabo por Cardenal y Fierro (2001) con ese propósito específico, el de descubrir diferencias según género y edad en EBP y EAS. Ambas Escalas pueden, por tanto, presumirse ecuánimes respecto a la edad y al género.

 

Factores y Dimensiones de Personalidad

El eje mayor de la investigación con EBP y EAS ha procedido a examinar sus relaciones con diferencias individuales en factores, estilos o dimensiones convencionalmente denominados “de personalidad”. Dos enfoques distintos caben en ello, según quedó ya dicho, correspondientes a teorías monorrasgo y multirrasgo: las primeras con énfasis en dimensiones singulares; las otras, más ambiciosas, con pretensión de reflejar en una estructura dimensional unitaria el universo de las diferencias en personalidad.

En un enfoque de rasgo único se ha analizado la asociación de EBP y EAS con variables de: Autoconciencia privada y pública, Autoestima, Automonitorización, Independencia de Campo y Lugar de control.

Los resultados se ofrecen en la Tabla 1.

Tabla 1. Correlaciones con "rasgos únicos"

Es notable la alta correlación de EBP con Autoestima. Puede entenderse que ésta redunda en bienestar psicológico, o que dependen ambas variables de algún otro factor subyacente. En todo caso, se hallan estrechamente asociadas: la presencia de valores positivos en cualquiera de ellas suele ser indicativa de la otra; y ambas, a su vez, resultan indicativas de que la vida de una persona va bien o, al contrario, con puntuaciones bajas, de que va mal.

Entre los otros valores de la Tabla 1 merece resaltarse la correlación positiva con Lugar (interno) de Control: la percepción de controlar algo en los acontecimientos se asocia, desde luego, al bienestar; e igualmente las correlaciones negativas de EBP y EAS con Autoconciencia privada y, en valores más bajos, con Automonitorización.

En un enfoque multirrasgo o “todorrasgo”, de consideración de la estructura global de la personalidad, el instrumento más utilizado en los Estudios ha sido EPQ, que, según el modelo de Eysenck, evalúa tres factores básicos: neuroticismo, extraversión y psicoticismo. La circunstancia de que el bienestar subjetivo ha sido muy estudiado en su relación con neuroticismo y con extraversión ha aconsejado el uso de este instrumento, ventajoso, además, por razones de economía de tiempo, por su brevedad, y asimismo por la parsimonia del marco teórico. No en todos los Estudios se han examinado los tres factores, ni tampoco utilizado las dos Escalas Eudemon. En la Tabla 2, dentro de cada casilla, se recoge arriba la correlación con EBP y abajo con EAS. Quedan con un guión las relaciones no exploradas en el respectivo Estudio.

Tabla 2. Correlaciones con los tres factores
del modelo de Eysenck

El patrón de resultados en la Tabla 2 es del todo claro. Es semejante para EBP y para EAS, aunque con una pequeña diferencia: EBP presenta alguna vez correlación negativa más alta que EAS con Neuroticismo; EAS, correlación positiva más alta con Extraversión. Con esa leve diferencia, EBP y EAS coinciden en correlaciones negativas casi siempre elevadas con Neuroticismo y, más bien bajas, con Psicoticismo; tampoco tan altas, pero positivas, con Extraversión.

En la actualidad el modelo más popular y utilizado en el análisis de la diversidad en personalidad es el de los “cinco grandes factores”, cuya respectiva mejor denominación en castellano es: energía, afabilidad, tesón, estabilidad emocional y apertura mental. La Tabla 3 ofrece los resultados en cuatro Estudios distintos. La cifra superior en cada casilla corresponde al Estudio 2 (N=860), la intermedia al Estudio 6 (N=42) y las dos inferiores al Estudio 9, que a su vez constaba de dos grupos (N=112 y N=174). El diferente número de participantes contribuye a que los valores para p < .01** y para p < .05* sean distintos de un Estudio a otro.

Tabla 3. Correlaciones con los “cinco grandes”

Se da otra vez gran semejanza en el patrón de correlaciones de EBP y de EAS. La Energía, que suele interpretarse semejante a extraversión, presenta correlación más alta, a excepción de un Estudio, con EAS que con EBP. Algo parecido sucede con Afabilidad, también susceptible de tomarse como afín a extraversión. Por otro lado, y esto con mayor claridad y contundencia, la Estabilidad Emocional, que con razón se considera polo opuesto al neuroticismo, presenta las correlaciones más altas con EBP.

Las medidas en EBP y EAS han sido puestas en correlación, en fin, con los estilos de personalidad, de Millon. Este modelo es el más plural de todos los examinados. Postula 24 estilos de personalidad, ordenados en doce parejas contrapuestas, las cuales, con todo, se presumen relativamente independientes, por ser evaluadas mediante distintos ítems. Aunque también podrían verse como doce dimensiones bipolares, en el modelo de Millon y en su correspondiente instrumento, el MIPS, se organizan como 12 parejas de estilos en contraposición. La Tabla 4 recoge las correlaciones obtenidas.

Tabla 4. Correlaciones con estilos de personalidad

En la Tabla 4, casi todas las correlaciones son significativas: con p < .05 a partir de valores .07, con p < .01 a partir de .10 y con p < .001 a partir de .14. En ella, de nuevo, EBP y EAS presentan un perfil análogo de correlaciones. En cada pareja de estilos, las correlaciones de uno de ellos suelen ser de signo positivo, mientras las de su respectivo antagónico lo son de signo negativo, aunque a veces sólo uno en cada pareja obtenga un valor significativo de correlación.

Comentar cada uno de los valores de la Tabla 4 alargaría mucho las páginas del análisis. Bastará, pues, con resaltar algunos resultados altas que EBP con la pareja de Extraversión / Introversión e igualmente con la pareja afín de Retraimiento / Comunicatividad. En cambio, EBP presenta correlación negativa más alta con Insatisfacción.

 

Indicadores clínicos

Inicialmente, EBP y EAS fueron diseñadas como Escalas para evaluar dos dimensiones, la de bienestar personal y la de adaptación social, que se presumían indicadoras o acaso constituyentes de la bipolaridad salud / trastorno mental. Una línea de estudio con ellas ha sido, consecuentemente, examinar su relación con otros indicadores de naturaleza clínica. Para empezar, se examinó esa relación con dos dimensiones, la de ansiedad y la de depresión, que figuran entre las más frecuentes en los distintos trastornos psicopatológicos. La Tabla 5 expone los respectivos valores de correlación.

Tabla 5. Correlaciones con indicadores clínicos de “rasgo único”

Se reitera en la Tabla 5 la semejanza del perfil de correlaciones, todas ellas de signo negativo, de las dos Escalas. Como el Estudio 13 se componía, a su vez, de seis grupos, en él se señala la horquilla dentro de la cual oscilaron los valores de correlación.

El análisis de las correlaciones entre EBP y EAS, de un lado, y de ansiedad y depresión, de otro, corresponde a un enfoque monorrasgo. Pasando a un enfoque multirrasgo para dimensiones o indicadores clínicos, dos Estudios han procedido con el CAQ, un instrumento derivado, a su vez, del modelo de 16 factores de Cattell. El CAQ mide 12 indicadores o dimensiones. Los resultados obtenidos constan en la Tabla 6. La cifra superior en cada casilla corresponde al Estudio 2, en una población “normal”; la inferior, al Estudio 6 con heroinómanos.

Tabla 6. Correlaciones con indicadores clínicos del CAQ

Aunque ya reiterativo el comentario, también la Tabla 6 pide comentar la similitud del perfil correlacional de EBP y EAS, con valores más altos casi siempre de EBP. Muchos de ellos son significativos y todos de signo negativo, con una excepción chocante, la de Desviación psicopática que en el Estudio 2 exhibe signo positivo. El significado psicológico de esta excepción no puede ser desentrañado a partir de sólo los resultados disponibles. Una conjetura plausible puede ser la de que la correspondiente subescala no está bien construida o formulada.

De manera llamativa, en la Tabla 6, los valores de significación estadística, o son significativos con p < .01, o ni siquiera lo son con p < .05. Para un análisis solamente estadístico, los valores p < .01 en el Estudio 2 no tienen especial relieve por permanecer bajos, aunque significativos; pero resultan intrigantes en el Estudio 6, al haberse obtenido con el reducido número (N = 42) de los adictos a heroína participantes en el mismo. Es ahí precisamente, sin embargo, donde cabe intuir el significado psicológico del resultado estadístico. Probablemente, la bipolaridad no dicotómica, sino en dimensión continua, entre salud mental y trastorno de conducta, incluye una discontinuidad, una línea de corte o tránsito brusco, en algún punto de la dimensión. Así se explicaría el doble dato resultante en la Tabla 6: (1) el de que los valores absolutos de correlación suelen ser más altos en heroinómanos que en el grupo “normal”; (2) y que los valores, en ambos grupos, son o significativos con p< .01 o de significación nula.

Por lo demás, el comentario pormenorizado de cada uno de los resultados, para cada indicador clínico de CAQ, rebasaría con mucho los limites de este artículo de sinopsis. Para la Tabla 6 habrá que contentarse, pues, con hacer notar que, al igual que en la Tabla 5, se hallan aquí los más altos valores de correlación de EBP y EAS; y que estos valores parecen constituir, ellos mismos, buenos indicadores de la gravedad de un trastorno.

 

Inteligencia

En el propósito de explorar las relaciones que EBP y EAS puedan tener con el universo de las dimensiones psicológicas, tres Estudios, el 4, el 5 y el 8, han operado con tests de inteligencia general. Los resultados fueron poco alentadores. Ninguna de las aptitudes primarias del PMA, ni tampoco el test D-48, obtuvo una correlación significativa con EBP o EAS. La mayoría de los valores de correlación quedaron cercanos a cero. Permítase, pues, ahorrar aquí una Tabla cuyos valores son todos de nula significación estadística. Comentario obligado es que la inteligencia evaluada en los tests al uso, tales como PMA y D-48, no guarda asociación alguna ni con el bienestar psicológico ni con la adaptación social, al menos en las medidas de EBP y EAS.

A partir de dichos resultados, y tras desistir de la exploración de asociaciones con la inteligencia general medida con otros tests, se pensó en evaluar otros aspectos de la inteligencia, como son los recogidos en el constructo de inteligencia emocional. El Estudio 10 se aplicó a ello. Sus resultados se trasladan a la Tabla 7.

Tabla 7. Correlaciones con escalas de inteligencia
emocional (TMMS)

En la Tabla 7, las subescalas de Claridad y Regulación correlacionan con signo positivo, mientras que la de Atención lo hace con parecido valor absoluto, pero con signo negativo. Tales resultados hacen interesante, a la vez que necesaria, una ulterior investigación de las relaciones de la inteligencia emocional con EBP y EAS. No todos los componentes de aquélla se asocian positivamente a bienestar personal y adaptación social.

 

Discusión General y Conclusiones

De la consideración conjunta de los 14 Estudios reseñados se desprenden con suficiente solidez algunas conclusiones que cabe compendiar como sigue:

1. EBP y EAS proporcionan medidas coherentes, respectivamente, de bienestar personal y de adaptación social, que, por otro lado, se insertan bien dentro de la red nomológica de variables psicológicas de sujeto, principalmente de factores básicos de personalidad y de indicadores clínicos de trastorno psicopatológico.

2. En particular, el bienestar evaluado con EBP aparece siempre con muy alta correlación negativa con medidas de neuroticismo (o positiva con medidas de estabilidad emocional) y positiva, aunque no tan alta, con medidas de extraversión. La idea, formulada un tanto simplistamente, de que el bienestar psicológico equivale a extraversión estable (cf. Botero y Fierro, manuscrito), resulta básicamente acertada. Quizá sería más acertado, aunque todavía simplista, invertir la respectiva colocación de esas dimensiones en posición sustantiva y adjetiva para decir: el bienestar consiste en –o deriva de o, más bien, se asocia a una estabilidad emocional extravertida.

3. Neuroticismo es el único factor básico de personalidad que con signo negativo correlaciona con EBP y EAS en valores tan altos como los indicadores clínicos. Eso invita a sospechar que las medidas habituales de neuroticismo incluyen un componente no tan estructural de personalidad, sino más bien coyuntural: que refleja la presencia actual de alguna alteración psicológica.

4. De las dimensiones que no se reputan factores básicos de personalidad, es la autoestima la que se asocia positivamente a medidas de EBP con valores más elevados. Con valores no tan altos, se asocia, asimismo de modo positivo, lugar interno de control. En cuanto a independencia de campo, un factor cognitivo, cae del lado del factor “g” de inteligencia: sin correlación significativa con EBP o EAS.

5. EBP y EAS no tienen correlaciones significativas con la inteligencia general. Sí que las tienen con la inteligencia emocional, aunque con signo negativo en una subescala: la de atención. Es resultado coherente con el hecho de que también sea negativa su correlación con autoconciencia y con automonitorización.

6. Las conclusiones más ambiciosas que del completo cuadro de hallazgos se desprenden es que ninguna dimensión de personalidad resulta ajena a las medidas EBP y EAS, y, en segundo lugar, que estas Escalas poseen un alto valor indicador en la contraposición salud / trastorno mental.

Como hipótesis y líneas futuras de estudio cabe, en fin, resaltar:

a) Respecto a bienestar personal, subjetivo, y a su evaluación con EBP o con otros instrumentos, convendrá examinar si contiene un componente básico, innato, de personalidad, y no todo es coyuntural. Cabe conjeturar que ese elemento básico pueda identificarse con el llamado optimismo disposicional (cf. Scheier y Carver, 1987).

b) Merece hipótesis y estudio, por otro lado, la relación entre bienestar personal y adaptación social, en investigación no ya sólo correlacional, estructural, sino también de procesos, en análisis del curso de la acción. Una hipótesis sólida es que la adaptación tiene lugar, sobre todo, a través de conductas de afrontamiento (Fierro, 2002, capítulos 8 y 10).

 

Referencias

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Fecha de Recepción: 11-10-2006

Fecha de Aceptación: 04-11-2006

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