El objetivo del "desarrollo sostenible" es un lugar común de muchos discursos políticos de nuestro tiempo. Sin embargo, las visiones "prometeicas" del desarrollo han oscurecido paulatinamente su sentido originario, reduciendo a la vez su alcance normativo. Este artículo revisa la dimensión ética del desarrollo sostenible, partiendo de una concepción universalizable del desarrollo cuyo fin es el despliegue y la adquisición de capacidades humanas. Asimismo, la sostenibilidad ecológica se concibe como un principio básico de cualquier concepción de la justicia intergeneracional que aspire a garantizar la libre elección entre distintas concepciones de la vida buena a los seres humanos futuros. Este carácter esencialmente normativo del desarrollo sostenible lo distingue como un ideal "inacabado", pendiente aún de articulación política mediante criterios alternativos de valoración social
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