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DE LOS ESTUDIOS GRAMATICALES AL PARADIGMA
COMUNICATIVO: NUEVOS HORIZONTES PARA LA ENSEÑANZA DEL ÁRABE MARROQUÍ EN ESPAÑA
COMO LENGUA PARA FINES ESPECÍFICOS (LFE)[1]
Beatriz Soto Aranda
(CES Felipe II
(UCM))
1. Dialecto
vs. Árabe estándar moderno (msa)
La formación de intérpretes de árabe en
los Servicios Públicos ha de tener en cuanta los siguientes aspectos: a) la
distinción entre el árabe fusha y el
árabe dialectal b) el desarrollo de la competencia comunicativa en dariya y c) el desarrollo de la competencia
pragmática.
Además, para realizar esta aproximación
el alumnado ha de contar con dos requisitos formativos básicos: a) Una
formación lingüística previa en árabe fusha
y b) Una formación básica en cultura arabo-islámica.
Estos dos últimos elementos resultan
por nuestra experiencia docente imprescindibles para contextualizar la
formación de intérpretes en árabe dialectal porque, por un lado, sitúa el
código lingüístico objeto de aprendizaje dentro de un marco lingüístico más
amplio, que permitirá al alumno establecer y asimilar con mayor rapidez un
sistema de relaciones cognitivas y semánticas; sin olvidar que en muchas
ocasiones tendrá que trabajar también con código escrito (indicar al usuario
los trámites de legalizaciones de documentación en el país de origen; indicar
documentos que debe conseguir... etc.). Por el otro, permitirá abordar el
desarrollo de la competencia pragmática y sociocultural en un marco
pragmático-cognitivo más cercano al alumno y no desde la perspectiva de la
oposición comparativa clásica Nosotros / Ellos.
El intérprete español para los
inmigrantes marroquíes constata desde sus primeras actuaciones como mediador
lingüístico que la práctica totalidad de los usuarios, incluso aquellos con una
formación académica, hacen uso de un código lingüístico que habitualmente se
emplea en interacciones comunicativas, un código lingüístico denominado por los
usuarios del mismo dariya. Éste
constituye para ellos su lengua materna o lengua primera puesto que es la que
aprenden en casa, aunque también es utilizado como lengua franca por usuarios
cuya lengua materna es el bereber, cuando las variantes que dominan no son
mutuamente inteligibles. Sólo cuando los usuarios se incorporan al sistema
educativo entran en contacto con el árabe fusha.
El árabe dariya como toda lengua va asociada a un código oral pero, a
diferencia de otras lenguas, de momento no lleva unido ni estandarizado un
código escrito. Lo habitual en nativos alfabetizados es utilizar el alifato,
pues con él se pueden representar sonidos que el dariya comparte con el árabe fusha.
Desde el punto de vista gramatical
(morfología, sintaxis y vocabulario) el dariya
puede considerársele una lengua propiamente dicha; la distancia en relación con
el árabe fusha es lo suficientemente
amplia como para que a los nativos no alfabetizados les resulte la segunda
ininteligible y aquellos que no la utilizan habitualmente tengan una
competencia comunicativa restringida. Tampoco los códigos de zonas
geográficamente alejadas como los países de Oriente Medio resultan
completamente inteligibles, salvo que los usuarios de dariya estén habituados a escuchas telenovelas, por ejemplo (Soto
Aranda y El-Madkouri 2001).
Como señala Romaine (1996), la
diferencia entre dialecto y lengua es una cuestión política y no lingüística.
Así, hablamos de dialecto marroquí en la medida en que los propios hablantes
nativos lo consideran una variante “baja” o B del árabe fusha. Estamos ante lo que Ferguson (1959) definió como diglosia.
Este concepto se aplica de forma general al considerar la variedad lingüística
en relación con los ámbitos o dominios de uso para describir el caso de ciertas
comunidades lingüísticas caracterizadas por una utilización diferenciada de dos
variedades, claramente identificables como tales, una de ellas usada en
situaciones públicas y formales y otra, en la vida cotidiana. No obstante, en
la actualidad se admite una concepción más flexible del término, en la que el
bilingüismo funciona como sistema diglósico propiamente dicho.
En el caso de Marruecos podemos hablar
de una situación más compleja si cabe
pues si social y políticamente el árabe dialectal funciona como variante
baja o B puesto que tras la independencia el movimiento nacional eligió el
árabe clásico como lengua nacional1,
también debemos tener en cuenta diversos fenómenos de orden
sociolingüístico, ya que el dariya
interacciona con el bereber (como lenguas maternas), el árabe fusha y el francés (lenguas académicas)
y en mucha menor medida el español (El Madkouri y Soto Aranda 2005). La
elección del sistema lingüístico a utilizar variará en cada interacción
comunicativa en función del registro utilizado, el contexto, la posición del
emisor con relación al receptor, el discurso... etc.; sin olvidar que en muchas
ocasiones se da de forma habitual la alternancia de códigos, según los
contextos, los interlocutores... etc.
Para la población marroquí en España
tenemos que añadir del uso del español en alternancia de códigos o el recurso a
la incrustación de vocabulario español en estructuras sintácticas dialectales.
Ejemplos de ellos son:
·
Mshit
l-ayuntamiento besh n'talb ayuda familiar (fui al ayuntamiento para
solicitar una ayuda familiar)
·
Kemilti papeles? (¿Has terminado
los papeles?)
·
`aindi tarjeta
d`residencia (Tengo tarjeta de residencia)
·
Ma `aindishi
permiso (No tengo permiso)
·
rya`t mn
l-comisiria daba nit (Acabo de volver de la comisaría)
Dentro del denominado dialecto marroquí
existen, a su vez, variantes dialectales y registros. La variante dialectal
entendemos que va unida al individuo, está determinada por su origen social y
regional, y en principio le acompaña de por vida. Las variantes dialectales son
fundamentalmente regionales. En este sentido podemos decir que si bien en la
actualidad son muchos los usuarios que proceden del centro y sur de Marruecos
éstos han realizado un proceso de emigración interna dentro del propio
Marruecos hacia las ciudades del norte, de ahí que manejen con mayor o menor
soltura el dialecto/s norteño/s2. Así las variantes del centro sur se
diferencian de las norte en el léxico y en menor medida en la sintaxis
(El-Madkouri 2003).
Ahora bien, las operaciones sintácticas
y semánticas en la versión de los mensajes lingüísticos del dariya al español y viceversa resultan
insuficientes para una comunicación fluida y “normal”. El conocimiento
estrictamente lingüístico es intrínsecamente insuficiente para la mediación
entre la administración y el inmigrante, lo que obliga a recurrir a otros
conocimientos que rebasan la competencia estrictamente gramatical en una lengua
extranjera.
Desde esta perspectiva tendremos que
tener en cuenta el concepto de registro, tanto más cuando estamos hablando de
una lengua asociada exclusivamente a un código oral. El registro es la variedad
según el uso, es decir, según las condiciones que impone el contexto social del
discurso, que, para Halliday (1978), hace referencia al marco institucional en
el que se produce, al tenor y al modo o medios verbales, al canal y al género
empleados.
2. COMPETENCIA COMUNICATIVA,
COMPETENCIA SOCIOCULTURAL Y COMPETENCIA PRAGMÁTICA.
De todo lo expuesto inferimos la
necesidad de tomar en consideración el concepto de competencia comunicativa,
más aún al tratarse del uso de dos lenguas en interacciones comunicativas, por
una parte, y del componente socio cultural y pragmático, por otra.
El
concepto de competencia comunicativa fue propuesto por Hymes (1972) y ofreció
un nuevo marco de análisis más allá de las propuestas generativas. “There is much more to linguistic competence than
knowledge of phonology, morphology, syntax, and semantics and that this
knowledge in fact plays a major role in determining what forms are used and in
what ways they are use in production”. (Schachter 1990: 40).
Como señala González Nieto (2001), la
tesis de Hymes concede gran importancia a la influencia de los aspectos
culturales de una comunidad en los rasgos de su lengua. Su novedad reside en
atribuir a la competencia aspectos
que la teoría formal sitúa en la actuación.
Ahora bien, lo que no deja de
constituir un dilema es delimitar los componentes de la competencia
comunicativa y definirlos claramente. Si Canale y Swain incluyen el
conocimiento del léxico, por ejemplo, las perspectivas chomskianas (Levinson,
1983) consideran este conocimiento como un sistema conceptual, que constituye
para Chomsky (1980) parte de alguna otra facultad de la mente que facilita la
comprensión del mundo.
Canale y Swain (1980) incluyen en la
competencia sociolingüística dos tipos de reglas: a) reglas socioculturales de
uso y b) reglas del discurso. En una revisión posterior Canale (1983) define la
competencia sociolingüística como el grado en que las oraciones son producidas
y entendidas apropiadamente en diferentes contextos sociolingüísticos
dependiendo de factores contextuales, mientras que la competencia discursiva
como la capacidad de combinar formas gramaticales y significados para lograr un
texto unificado en diferentes contextos. Para Schachter (1990) cabe hablar de
competencia gramatical y pragmática, considerando que el fenómeno sociológico
interactúa con estos dos componentes en todos los niveles, condicionando en
desigual medida, los tipos de discurso que se dan en una determinada comunidad
lingüística.
La situación genérica discursiva del
inmigrado es una situación polisistémica. Es decir, una situación dentro de
otra (la de su propia cultura), dentro de otra (cultura de llegada), siendo el
último eslabón una cultura híbrida que engloba a todas estas situaciones
(Carbonell 1999).
Además, el interés del traductor por el
sector social y sus necesidades versan sobre la comprensión y expresión del
discurso en tanto que sistemas complejos
y dinámicos, conforme a una serie de cánones no puramente lingüísticos:
a)
la lengua significa para el emisor;
b)
la lengua viene determinada por las vivencias del emisor;
c)
la lengua significa en un contexto;
d)
la lengua se modela de conformidad con el destinatario y
con una serie de expectativas;
e)
la lengua pretende un objetivo concreto.
3. Observaciones sobre el papel
de la competencia pragmática y el conocimiento sociocultural en la actuación de
los intérpretes
Como ejemplos de conocimiento
sociocultural básico para el intérprete de dariya-español podemos señalar:
·
En el Registro Civil: En Marruecos, como en otros países
árabes, existen diversos tipos de divorcio según quien lo solicite y en las
condiciones en que éste tenga lugar. Hay casos en que el usuario señala su
condición de soltería aunque el documento que aporta es un divorcio antes de la
consumación del matrimonio. A efectos legales esa persona es divorciada aunque
a efectos sociales es soltera, entendido este término como sinónimo de célibe.
·
En el ambulatorio:
En zonas rurales la población no está tan acostumbrada a recurrir al médico
como en España. Esto es debido a razones de accesibilidad a los servicios
médicos. De ahí que en algunas ocasiones vayan otras personas al médico de
cabecera indicando las dolencias del paciente en lugar de que él se persone.
·
En el hospital: Desde una perspectiva cultural está mal
visto desatender a un enfermo o dejarle solo, más aún si éste es un pariente
cercano o un vecino. La ayuda mutua es un elemento de cohesión social. Es por
ello habitual que cuando una persona ingresa en un hospital sus acompañantes
traten de estar con él en todo momento, se junten muchas personas en una
habitación o le traigan comida (esto es muy importante en el caso de las
mujeres que acaban de dar a luz) aunque
el reglamento hospitalario prohíba estas acciones).
·
En la administración: En ocasiones los inmigrados piensan
que un funcionario español cuando le dice que un trámite no puede realizarse o
que le falta determinada documentación es que está actuando como lo haría un
funcionario en el país de origen, exigiéndole implícitamente que le ofrezca
dinero. En la medida en que la administración de la sociedad de acogida se
precisa de no ser corrupta sino legalista, en algunas ocasiones los inmigrantes
sobreactúan exigiendo unos derechos que piensan que les han sido desprovistos
de ellos por su condición de inmigrantes o por supuestas actitudes racistas de
los funcionarios.
Desde luego, el lenguaje lejos de ser
un mero sistema algebraico es un hecho social y, además, un objeto y medio de
cultura. Desde esta perspectiva podemos decir que el intérprete en los
Servicios Públicos se mueve en un universo ampliamente pragmático en el cual el
conocimiento gramatical y léxico de sus lenguas de intercomunicación son sólo
parte de lo que ha de aprehender para una mediación exitosa. Además, ha de
tener presente que ha de servir de intermediario entre dos personas: el
inmigrante y el funcionario (ya se médico, administrativo, juez....) que no
sólo se mueven en dos universos culturales distintos sino que las interacciones
comunicativas en sus respectivas lenguas (árabe y español) se desarrollan en
función de parámetros de uso distintos. De hecho, son los conocimientos
pragmáticos los que constituyen la tercera dimensión traductora:
A
diferencia de la sintaxis, que se ocupa de las relaciones entre los signos que
conforman las cadenas lingüísticas, y de la semántica, que cubre el campo de
las relaciones entre los signos y su significado, la pragmática abarca el
espacio de las relaciones de los usuarios del lenguaje con los signos (...) y,
más allá aún, las relaciones entre interlocutores mediante signos. (Bello Reguero
1997: 116)
Ejemplos de este conocimiento
discursivo es la función de los silencios discursivos y el uso de la cortesía
verbal. A oídos árabes el español resulta una lengua rápida y sin pausas. Esta
lengua se entiende como falta de silencios, por lo que los hablantes no ceden
la palabra a no ser que se les interrumpa. Los silencios discursivos en los
turnos de palabra son variables que se deben tener en cuenta a la hora de
interpretar para inmigrados. El hablante nativo de español no cede la palabra,
generalmente, con facilidad, y corresponde al interlocutor incorporarse al
proceso de conversación. En árabe, por lo general, y en situaciones
comunicativas formales, la palabra se suele ceder y se espera que el
interlocutor la ceda. Así, el discurso se construye en función del discurso del
otro, siendo habitual utilizar expresiones como “sahih, amma...” “cierto, pero...”, ‘aindik el-haq ualakin...” “tienes razón, sin embargo...”
La cortesía puede manifestarse
discursivamente mediante la utilización de los elementos lingüísticos y
fraseologismos que la lengua ofrece al hablante, pero también mediante el tono,
la mímica y el lenguaje corporal. En esto influye la mirada, la sonrisa y en
ocasiones la mano (para saludar), una inclinación de la cabeza... etc. El tono
de voz también puede ser determinante de la cortesía. Una frase como
-¡Siéntese, por favor!, puede resultar ambigua para un nativo árabe aunque
tenga conocimientos lingüísticos medianos de español. La ambigüedad resulta de
entenderla como una expresión cortés o una forma de imperativo (porque estoy
harto de que sigas estando de pié o encima de mí). Aquí, no se trata como se
puede apreciar de un desconocimiento sintáctico o semántico de la lengua, sino
de cierta disfunción pragmática. Una persona puede tener una relativa
competencia semántica y sintáctica, pero no necesariamente acompañada de una
adecuada competencia pragmática.
En otros casos, tanto en dariya
como en árabe clásico se usan de forma habitual expresiones con connotaciones
religiosas pero cuyo uso no implica necesariamente el grado de práctica
religiosa del usuario, sino que funcionan como muletillas discursivas como en
español “Dios mío”, “gracias a Dios”, “válgame Dios”, “la madre de Dios”. Así,
traducir literalmente en ocasiones expresiones del tipo “Allah ihnik” “Allah ishafik” o “Allah i berfik”.... puede tener
implicaciones contraproducentes.
4. Conclusión
Como conclusión de esta aproximación
pedagógica a la formación de intérpretes de árabe dialectal marroquí podemos
señalar que no basta centrar la práctica docente en la enseñanza de la
gramática y del léxico sino que resulta imprescindible conseguir el dominio de
la competencia pragmática y del componente sociocultural. Como sostiene García Nieto (2001: 221-222)):
“(...) situar la pragmática en la base de la lengua permite una nueva mirada
centrada en la interacción semiótica de los individuos como entes sociales”.
Desde este planteamiento nos parece
factible la postura de Escandell (1996: 222) cuando señala que la pragmática al
ocuparse del uso del lenguaje podría adscribirse al estudio de la actuación
pero en un análisis más profundo nos revela que cada uno de los fenómenos que
estudia son reflejo de una clase de conocimiento, distinto al puramente
gramatical.
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Edición en CD Rom.
In the Comunidad de Madrid province, the provision of both public service interpreting and legal translation for non-Spanish speakers is a possible job opportunity for students of Arabic in both Modern Languages and Translation and Interpreting degrees. The main difficulty these students have to face is that, within this interlinguistic context, they need to know the Fusha language (Modern Standard Arabic, MSA), which is actually taught in their study programmes, and also have training in dialectal Arabic. The majority of potential users of these services come from the
Thus, the aim of this paper is to analyse a possible teaching programme for dialectal Arabic that would look at communicative competence and emphasize on pragmatic and socio-cultural competence, a programme that would help Spanish interpreters to successfully fulfil their communicative task and train them to use the sociolinguistic and cultural resources necessary to meet the intercultural needs of public service interpreting.
KEY WORDS
INTERPRETING, DIALECTAL ARABIC, IMMIGRATION, PRAGMATICS
En
Así, este trabajo
tiene por objeto realizar una reflexión sobre la enseñanza del árabe dialectal
que aborde el desarrollo de la competencia comunicativa, incidiendo en el
desarrollo de la competencia pragmática y la competencia sociocultural, y que
posibilite a los intérpretes españoles no sólo realizar con éxito la labor
traslaticia, sino que les permita adquirir los recursos sociolingüísticos y
culturales necesarios para realizar la labor de mediación intercultural que la
interpretación en los Servicios Públicos implica con garantías de éxito.
PALABRAS CLAVE
INTERPRETACIÓN ARABE
DIALECTAL INMIGRACIÓN PRAGMÁTICA
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