Los salmantinos del siglo XVI se interesaron de modo especial por la fe que todos han de creer expresamente en los tiempos todos. Se ocuparon por ello de modo especial del Apostólico; es decir, del credo breve de la fe. Fray Luis de León (1568) y Pedro de Aragón (1584) afrontan la problemática inherente al Apostólico. Muestran que las sentencias del mismo son verdaderamente de fe y han de ser creídas expresamente por todos. Ahora bien, destacan claramente que su infalibilidad y obligatoriedad universal es tal por imponerlas la Iglesia.
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