El catolicismo social español dio sus primeros pasos a finales del siglo xix y tuvo en la cuenca minera asturiana del Aher una singular y primigenia aplicación práctica: el empresario Claudio López Bm, segundo marquás de Comillas, trató de atajar la descrístianización finisecular promoviendo entre sus mineros una moralidad sin lacha y una religiosidad sincera, pero lo material acabó importando más que lo moral para unas gentes de subsistencia precaria, y una pugna sostenida entre el clero local y los ingenieros de la compañía vino además a complicar la armonía deseada, en un contexto de pragmatismo mólliple y tensiones cmzadas.
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